«Tras una verificación de los hechos que dan cuenta de la actitud irrespetuosa de un músico de un grupo extranjero contra la bandera de la Federación de Rusia, se ha abierto una investigación criminal por profanación de la bandera rusa», indicó el ministerio en un comunicado.

De su lado, el Comité de Investigación de Rusia, una poderosa agencia que es el equivalente del FBI, calificó el acto del bajista de «delito cínico», recalcando que iba a verificar la conducta de todas las personas implicadas, de los músicos a los organizadores.

«No le digan nada a Putin», dijo el bajista de Bloodhound Gang al público durante un concierto el sábado en Odesa (Ucrania), antes de deslizar una bandera rusa en la parte delantera de su pantalón y sacársela luego por detrás. Luego la arrojó al público.

El grupo debía presentarse el domingo en la ciudad de Anapa (en el sur de Rusia), pero los organizadores del festival Kubana, que los habían invitado, anularon el concierto y ante una acogida bastante hostil a su llegada a la ciudad, la banda prefirió salir de Rusia.

El ministro ruso de Cultura, Vladimir Medinski, calificó a Bloodhound Gang de «imbéciles» en su blog, mientras varios diputados rusos pidieron el domingo que se prohibiera a partir de ahora el ingreso a Rusia del grupo de rock estadounidense.

De su lado, el embajador de Estados Unidos en Rusia, Michael McFaul, denunció el domingo, en su cuenta en Twitter en ruso, el acto «asqueroso» del grupo Bloodhound Gang, así como los actos hostiles contra los músicos.

El bajista presentó después sus excusas, pero eso no bastó para calmar los ánimos.

Según la ley rusa, la profanación de una bandera puede acarrear una pena de hasta un año de cárcel.

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