Estadounidense viaja desde Cuba a EE.UU. remando sobre una tabla
especiales
«Este viaje es para promover la paz, el amor y la amistad de los pueblos entre Cuba y Estados Unidos, así como un estilo de vida saludable», dijo Benjamin Schiller Friberg a periodistas antes de iniciar su travesía en la Marina Hemingway, un club de yates del oeste de La Habana, hacia el mediodía (16H00 GMT).
Friberg, de Chattanooga, Tennessee (sureste de EE.UU.), dijo que espera cubrir en unas 20 horas el trayecto de 170 kilómetros entre La Habana y Cayo Hueso, en el sur de Florida (sureste de Estados Unidos), desafiando al viento y a la temida corriente del Golfo de México, en la que abundan los tiburones.
«No estoy seguro (de cuánto tiempo tomará el cruce), depende de los desafíos que encuentre, las olas, el viento, la corriente, todas las variables» que pueden influir, dijo Friberg.
Este es el primer intento de cruzar el Estrecho de Florida remando sobre una tabla, un deporte llamado «paddleboarding». En los últimos dos años tres nadadoras han intentado cubrir el mismo trayecto a nado, pero abandonaron su travesía por diversas causas, entre ellas los ataques de medusas.
Friberg, quien dijo que el año pasado navegó en «paddleboard» casi 500 km en el Pacífico canadiense, partió desde el muelle en un canal de la Marina Hemingway y 13 minutos después salió a mar abierto, seguido por un kayak y el catamarán Sanluver, en el que iban su padre, Bob Friberg, y otros siete tripulantes.
El estadounidense, quien admitió que la travesía «no será fácil», remaba sobre la tabla de color amarillo vestido con una camiseta de manga larga blanca y unas bermudas rojas y medias (hasta la rodilla), guantes y gorro negros. Llevaba, además, lentes oscuros y un reloj con cronómetro.
Al salir de los canales a mar abierto, el deportista dejó de remar unos segundos y levantó su mano para despedirse de los periodistas, en un día caluroso y soleado.
La tabla, semejante a una de surf, tenía dos franjas de goma negra en la cubierta para pararse.
Friberg explicó que las reglas de su deporte le obligan a remar de pie, aunque eventualmente puede sentarse o acostarse para descansar o comer.
El comodoro de la Marina Hemingway, José Miguel Díaz Escrich, quien lo despidió en el muelle, explicó que «estamos ante la presencia de un deporte nuevo que en Cuba no se conoce».
Pese a su cercanía geográfica, Cuba y Estados Unidos han vivido enfrentados por disputas políticas el último medio siglo y carecen de relaciones diplomáticas.
Añadir nuevo comentario