Raúl Torres con su candil y el viento breve de su arte en Venezuela
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Tres meses estará el trovador cubano Raúl Torres en Venezuela para hacer lo suyo: echar sobre la gente ese viento breve, esa luz de candil que son sus canciones.
Torres llegó a Caracas hace algo más de una semana y conversó con Prensa Latina en un espacio atrapado entre los ensayos de su grupo, junto a una mesita resguardada de la inclemencia urbana por la mole de hormigón del Hotel ALBA —antiguo Hilton— Caracas.
Cubriremos una etapa, en principio, de tres meses: conciertos, encuentros con la gente de Venezuela, dijo. Y advirtió: No tenemos una programación del todo definida.
Haremos algunos conciertos en la capital, sobre todo durante este mes de junio, y llegaremos a todos los estados del país, apuntó Torres.
Adelantó que interpretará para el público venezolano algunos de sus nuevos temas, pero no dejará en la funda del silencio sus canciones de toda la vida: la antológica Candil de nieve y sus hermanas Regrésamelo todo, Se fue, Nítida fe y también Frío, que todavía se está escuchando mucho en Cuba.
Sin precisar fecha, el cantautor anunció que a finales de esta gira él y su grupo compartirán escenario —en el capitalino Teatro Teresa Carreño— con la venezolana Elena Gil, «una cantante maravillosa que adoramos en Cuba y que a nosotros nos ha ayudado mucho».
Será en esa ocasión nuestra anfitriona, nuestra madrina, añadió.
También es probable —comentó— alguna presentación junto a Amaranta, cuatristas venezolanos (cuatro, instrumento de cuerdas tradicional) y algunos de sus compatriotas de paso por este país sudamericano.
De acuerdo con el trovador, existe igualmente la posibilidad de grabar aquí un álbum, luego de algunas conversaciones iniciales sostenidas en La Habana con autoridades de la industria musical venezolana durante la pasada edición de la Feria Internacional Cubadisco 2013.
En caso de concretarse el proyecto —señaló—, este fonograma incluiría unas nueve canciones; entre ellas, Ángeles de batas blancas, dedicada a los médicos internacionalistas cubanos y a los venezolanos, y El regreso del amigo, que «es la canción de (Hugo) Chávez».
Durante esta temporada venezolana, Torres también espera grabar un par de videoclips: uno con el tema Plaza San Marcos, que forma parte de su nuevo álbum de rock and roll Otra vez Quijote.
Por estos días debe estarse distribuyendo en Cuba el disco In Extremis —que ya se promocionó en los medios cubanos— y ya para finales de año debe salir al mercado Otra vez Quijote, bajo el sello Colibrí.
Desde que empecé a componer mis canciones, estas han estado influenciadas por el rock, sobre todo, el británico; esta producción era un deseo que quería satisfacer desde hace años, aseveró Torres.
Un tema rockero no puede ser demasiado intimista, reclama otro tipo de lenguaje, otro espectro lírico, pero aun así no le fallo a mi poesía, aseguró.
La agenda del cantautor también incluye la grabación de un álbum con sus canciones infantiles y la producción de un fonograma junto al acordeonista cubano Amaury Varona.
En este disco también estarán invitados intérpretes como Vania Borges, Eduardo Sosa, Augusto Enríquez, entre otros.
Se trata de un trabajo muy contemporáneo, con un repertorio ecléctico de canciones latinoamericanas, aseveró Torres, quien detalló que el acordeón será el instrumento melódico principal y estará rodeado por el habitual formato de bajo, batería, piano y guitarra.
El cantautor cubano destacó entre las sorpresas de este álbum las versiones de Te amaré —de Silvio Rodríguez— y de su tema Regrésamelo todo, que cantará a dúo junto a Omara Portuondo.
Asimismo se mostró esperanzado en el éxito de un tema nuevo: Esbozo, vendavales, que será interpretado por Vania, con la sola compañía del acordeón.
Raúl Torres, sin dudas, ha encabezado su generación de cantautores cubanos y por unas dos décadas se ha mantenido «atrapando espacios» en la sensibilidad del público trovadoresco.
Últimamente, ha vuelto a hacer buena aquella inolvidable advertencia suya: «No apagues el candil, o la nieve te hunde en el centro del dolor».
Su tema El regreso del amigo —que él llama «la canción de Chávez»— insiste en recordar en medio de la tristeza de muchos que el líder venezolano dejó un «antídoto de vida contra la sierpe que sueña a América dividida» y, sobre todo, que «su manera de estar vivo nunca va a tener medida».
«La canción llegó a mí mientras veía el tributo de los cubanos a Chávez; no pude asistir, a pesar de las ganas, porque en ese momento tenía un ataque de asma. Sin embargo, mi dolor fue tan fuerte que empezaron a llegarme estos versos», confesó el músico.
Según Torres, de repente tomó la guitarra y comenzó a buscar la melodía y, poco después, llamó a algunos amigos y les cantó la canción por teléfono.
«Pancho Amat (el virtuoso tresero cubano) me dijo: Raulito, Eduardo Sosa y yo estábamos hablando ayer que teníamos que hacer algo, y fuiste tú quien dio en el clavo».
«Luego de eso —cuenta—, me llamó Augusto Enríquez y yo me puse en contacto con Arnaldo Rodríguez —líder de la orquesta Talismán— y al día siguiente ya estábamos grabando la canción. En tres días estaba lista».
Torres aseguró que el momento más importante vino poco después: «Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro la presentó en aquella reunión en que mostró su dolor al mundo».
«Fue un momento que no voy a olvidar nunca», reveló este músico que dice ser, además de trovador, cocinero, pescador.
Este hacedor de canciones a quien le gustaría tener un huerto donde sembrar lo que come.
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