ESPECIAL: Piernas veloces, patadas, oros y éxtasis cubano
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Guadalajara.― Si algún rumor de mal tiempo, entrada de un frente frío y lluvias hubo al amanecer de ayer, los taekwondocas Glenhis Hernández (+67) y Robelis Despaigne(+80) se encargaron de hacer brillar el sol cubano, estremecer el dojang del CODE II al compás del himno nacional y de paso ebullir la temperatura de la delegación cubana con sendas medallas de oro. El pie forzado ideal hoy para que los remeros retornen a la senda dorada.
Glenhis primero, Robelis luego, trocaron el tradicional verde y blanco del público mexicano que abarrotó la instalación por el azul, blanco y rojo de nuestra enseña. Ella venció por superioridad (13x0) a la boricua Gabrielle Martínez y él por 15x5 al venezolano Juan Carlos Díaz. Así revirtieron, de último minuto, el orden en la tabla general del taekwondo, al encabezarla con dos coronas, un subtítulo y dos bronces. Les siguieron Canadá (2-0-1) y República Dominicana (2-0-1), México (1-1-3) y Argentina (1-0-0).
La espigada y mortífera capitalina de 21 años manifestó sentirse súper contenta con el resultado, casi sin palabras y todavía sudorosa. “Así es la vida, tras algo malo viene lo bueno. Ahora me tocó triunfar a mí y siento que he contribuido a mi país a dar un paso adelante”.
Ecuánime y serena, fiel a su plan táctico y astuta en los contragolpes, cual leona en celo doblegó a todas sus rivales: 12-0 a la dominicana Deysi Montes de Oca —campeona en Mayagüez’10—, 4-1 a la estadounidense Lauren Hamon y por superioridad técnica (13-0) en la final a la boricua Nikki Martínez. Fenomenal.
Con esa grata sorpresa y el tatami en punto clímax, saltó el exponente más seguro: el hombre de la calle Estrella en Santiago de Cuba, el gigante de dos metros y 100 kg, campeón mundial universitario de Vigo’10, también supo estar a su altura. Y con fuerza y clase, venció al guatemalteco Adrián Sagastume (7-1), al hondureño Miguel Ferrera (8-0), al canadiense Francois Coulombe (5-3) y por el título al venezolano Juan Carlos Díaz.
Robelis expresó que el triunfo de su compatriota Glenhis Hernández, minutos antes de salir a dirimir el título, lo estimuló muchísimo. “Dio una gran sorpresa y me motivó aún más a buscar el cetro”, dijo este atleta que tiene en la rapidez de sus patadas y la distancia, producto de su estatura, su principal argumento ofensivo.
“Cumplí mi meta personal de alcanzar la medalla de oro en mis primeros Panamericanos. Es un momento muy importante, puesto que estamos luchando por mantener el segundo lugar por países en el medallero. Y, bueno, el taekwondo aporta dos oros”, declaró risueño, en un total éxtasis que embriagó a toda la tribuna, repleta y rebosante con los triunfos cubanos como si fueran suyos. Así, con dos títulos, una plata y par de bronces, la Mayor de las Antillas había dominado el torneo.
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