Obama pide compromiso al Congreso para evitar crisis fiscal
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió hoy al Congreso un compromiso para evitar los recortes automáticos del presupuesto federal que entrarán en vigor en apenas tres días, conocidos como secuestro de fondos.
Durante una reunión en la Casa Blanca con la Asociación Nacional de Gobernadores, el mandatario dijo que el legislativo puede desactivar esas reducciones en cualquier momento, y volvió a alertar sobre sus desastrosas consecuencias para la economía.
El gobernante añadió que la incertidumbre por esos reajustes arbitrarios ya se siente y reiteró que la economía decrecerá y se eliminarán miles de empleos.
Por su parte, el vicepresidente Joseph Biden comentó que varios gobernadores demócratas y republicanos le han expresado en los últimos días su frustración por la falta de iniciativa del Congreso y su preocupación sobre cómo lidiar en sus estados con los recortes.
Si no se logra un acuerdo en los próximos días sobre la reducción del déficit fiscal, el 1 de marzo entrarán en vigor recortes automáticos del gasto gubernamental por más de 85 mil millones de dólares, y de ellos unos 45 mil millones pertenecen al presupuesto del Pentágono.
La Casa Blanca publicó este domingo un informe sobre las consecuencias de esta crisis en cada estado hasta septiembre próximo, entre las que se destaca el caso de Virginia, donde alrededor de 90 mil empleados civiles del Pentágono tendrán que acogerse a licencias obligatorias sin remuneración.
En California, más de mil 200 maestros y asistentes perderían sus puestos de trabajo, mientras en Florida, siete mil 450 niños dejarían de recibir vacunas contra diversas enfermedades.
Obama propuso un proyecto que incluye un aumento en las tasas impositivas a los ciudadanos más ricos, para compensar igual cantidad de dinero en reducciones presupuestarias, pero los republicanos rechazan cualquier incremento en los tributos, y se quejan de que el plan del mandatario es demasiado impreciso.
Obama hablará mañana en un acto en los astilleros de Newport News, estado de Virginia, como parte de su campaña para evitar la entrada en vigor del llamado secuestro de fondos.
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