Juan Madrid: «España es el primer país consumidor de cocaína de Europa»

Considerado uno de los máximos exponentes de la novela negra española y europea, Juan Madrid asegura en una entrevista con EFE, a raíz de su última novela, Los hombres mojados no temen la lluvia, que existe una estrecha relación «entre los altos despachos y los bajos fondos».

Ganador con este título del premio Fernando Quiñones de novela, el escritor malagueño da vida a un nuevo personaje, el abogado Liberto Ruano, quien verá cómo su vida da un vuelco tras ser asesinada una prostituta de origen dominicano que se había apoderado de un DVD comprometedor para un importante empresario.

El novelista reconoce que, a pesar de que en esta ocasión el protagonista no sea su detective Toni Romano, tiene la sensación de que está escribiendo desde hace años «una larga novela, porque es una constante en mi obra escribir sobre la doble verdad, la doble moral y la doble contabilidad, verdaderos protagonistas de esta novela».

Publicada por Alianza Literaria, en Los hombres mojados no temen la lluvia también hay asesinatos, sexo, corrupción, engaños y mafia calabresa.

Sostiene Madrid que «entre las cloacas y la superficie hay vasos comunicantes, que las enlazan, que las convierten en un todo».

«No considero —prosigue— que haya una riqueza noble y otra innoble, un empresario y un gángster. Ambos siguen la lógica del capitalismo».

Parafraseando a Al Capone, señala que los narcotraficantes «dan coca a los que necesitan o quieren coca, no obligan a nadie a tomarla. Toda riqueza es el resultado de un saqueo», apostilla.

Respecto a la aparición en la novela de un grupo como la «ndrangheta», la organización mafiosa más antigua de las existentes y la menos conocida, argumenta que llega a ella documentándose y conociendo algunos datos gracias a antiguos magistrados que la consideran también la «más tenebrosa y exigente».

En cuanto al tráfico de estupefacientes, Juan Madrid recuerda que España es el primer país consumidor de cocaína de Europa, «con un tráfico bestial, en el que la droga la llevan unos, la distribuyen otros y la meten en los bancos otros diferentes».

En su opinión, «el menudeo en la calle es al contado, lo que al cabo del día son muchos sacos de billetes que hay que meter en los bancos, así que sin los bancos no habría tráfico de estupefacientes».

Satisfecho de su creación de Liberto Ruano, su primer personaje abogado, avanza que es un «hombre con el destino predeterminado, inexorable y de tragedia griega».

No esconde que para su relato un abogado era fundamental porque, igual que ocurre fuera de la ficción, «están constantemente en el filo de la navaja, entre lo ético y lo no ético, enfrentándose al delito».

Creador a lo largo de su carrera de un millar de personajes, defiende que «el personaje literario no se puede imaginar nunca sin tener en cuenta una imagen real, no tanto física como de carácter, por lo que es fundamental plasmar sus secretos, sus pecados, sus sueños, deben ser siempre tridimensionales».

Lo son, también, las mujeres que aparecen en sus historias, que pretende «parezcan reales y que el lector exclame: Yo conozco a alguien así».

«Escribo ficción, pero me gusta pensar que lo que hago es muy verosímil».

«Me gusta susurrarle las novelas al lector», proclama.

A punto de partir a Sudamérica, después de participar la pasada semana en el festival literario BCNegra, dice tener soñada una nueva novela, que empezará a construir una vez finalice la promoción de Los hombres mojados no temen la lluvia.