Un juez británico pide regulación de prensa tras las escuchas
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La prensa británica, que a menudo se comporta de modo escandaloso, debería estar regulada por un organismo respaldado con leyes, según concluyó el jueves una investigación iniciada por un escándalo de escuchas telefónicas, enfrentando al primer ministro, David Cameron, con un dilema político que podría dividir su Gobierno.
Cameron se arriesga a la ira de la prensa británica antes de las elecciones de 2015 si impone una regulación legal, así como a una ruptura de su Gobierno de coalición si intenta suavizar las principales recomendaciones del informe.
El juez Brian Leveson dijo que no tiene intención de poner fin a tres siglos de libertad de prensa, pero condenó el en ocasiones "escandaloso" comportamiento de la prensa, que ha "causado estragos en las vidas de gente inocente".
"La pelota vuelve al tejado de los políticos: ahora ellos deben decidir quién guarda a los guardianes", dijo Leveson en una rueda de prensa en Westminster, frente a la Cámara de los Comunes.
La investigación de Leveson fue encargada por Cameron tras la indignación pública por las revelaciones de que periodistas de uno de los tabloides de Rupert Murdoch habían pinchado los mensajes telefónicos de una niña asesinada de 13 años, Milly Dowler.
Leveson señaló que debe haber un nuevo organismo independiente autoregulatorio, que estuviera reconocido por la ley, algo a lo que la prensa y muchos miembros del partido de Cameron, incluyendo ministros importantes, se oponen con firmeza por considerarlo una merma a la libertad de prensa.
Cameron intervino el jueves por la tarde en la Cámara de los Comunes, con la zona de visitantes llena de miembros destacadas de la campaña para que se controle una industria que, afirman, arruina vidas.
El primer ministro dijo apoyar los hallazgos de la investigación, pero que no está a favor de introducir nuevas leyes para regular los medios de comunicación.
"Por primera vez habríamos cruzado el rubicón de escribir elementos de regulación de prensa en la ley. Deberíamos, creo, ser reacios a una legislación", dijo.
Nick Clegg, líder de los liberal demócratas, socios minoritarios en la coalición de Gobierno, tenía previsto ofrecer su propia declaración al Parlamento después de Cameron, lo que sugiere que ambos discrepan sobre el camino a seguir.
"Demasiado cerca"
Leveson, cuya investigación desveló teléfonos pinchados, acusaciones de sobornos policiales y los estrechos lazos entre editores y elite política, dijo que la relación entre políticos y prensa era demasiado cercana.
Leveson advirtió de que los estrechos vínculos formados entre el Gobierno y la empresa News Corp de Murdoch en torno a la fallida compra de BSkyB es preocupante y pudo poner en peligro la oferta de 12.000 millones de dólares.
Sin embargo, hizo pocas críticas a personas concretas, dejando sin munición a los que esperaban que condenara a Cameron por sus relaciones con el imperio mediático de Murdoch.
El juez dijo que no hay una prueba creíble de que el ministro y aliado de Cameron Jeremy Hunt fuera parcial en su gestión de la compra de BSkyB, pero que las cercanas relaciones dieron una imagen de favoritismo.
Las vistas de la investigación avergonzaron a Cameron al exponer sus lazos con directivos del imperio mediático, en especial con la ex número dos Rebekah Brooks, que se enfrenta a cargos penales por escuchas telefónicas y otros supuestos delitos.
Entre los 164 testigos que comparecieron en la investigación estaban Cameron, tres ex primer ministros, ministros y magnates de los medios, incluyendo a Murdoch, de 81 años, así como una serie de famosos como el actor de Hollywood Hugh Grant.
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