Escándalo, palabra de orden tras la reelección de Obama
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Lo más sonado resulta el entramado de circunstancias que llevaron a la dimisión del exdirector de la CIA, David Petraeus, acusado de mantener una relación extramarital con su biógrafa personal, Paula Broadwell, que nos recuerda al escándalo Clinton-Lewinsky.
Según lo divulgado por la prensa de ese país, Petraeus pudiera incluso enfrentar cargos en una corte marcial por adulterio, si se prueba que su relación con Broadwell comenzó cuando todavía estaba en servicio militar activo.
La cadena norteamericana ABC reveló que según un exsubordinado del general retirado, la relación entre Broadwell y su antiguo jefe comenzó después de que este se retiró del ejército en agosto de 2011, y finalizó hace cuatro meses.
La biógrafa y oficial de reserva también se encuentra bajo investigación por haber revelado secretos de guerra durante una conferencia pública en Denver, Colorado, que tienen que ver con lo acontecido en Bengasi el pasado 11 de septiembre, algo que no debía manejar y que no se sabe a ciencia cierta por qué lo reveló.
Más allá de si existió relación amorosa antes o después, lo cierto es que este escándalo ha sido como abrir una caja de Pandora que dejó en evidencia la vulnerabilidad del sistema, y el ciberespionaje que existe en Estados Unidos, donde hasta el propio director de la CIA es blanco fácil, aunque ojo, lo más problable es que Petraeus, un peso pesado en los Estados Unidos, haya sido investigado por el cruce de mensajes que sostuvo con su biógrafa, la cual estaba bajo la lupa del FBI por supuestos correos amenazantes.
Al parecer, la relación amorosa entre Petraeus y Broadwell se conoció porque una amiga del exdirector de la CIA se quejó ante la oficina del FBI de Tampa de unos correos electrónicos de acoso anónimos. Las trazas de los mensajes llevaron a los federales hasta Broadwell, y de ahí hasta los e-mails confidenciales que demostraron el amorío entre ambos.
Este suceso ha puesto en debate la falta de libertad y privacidad que tienen los estadounidenses. Activistas en derechos humanos han denunciado las prácticas del FBI de violar aspectos íntimos. Al parecer, mientras más se desarrollan las plataformas tecnológicas, más desprotegido se encuentra el ciudadano que accede a ellas.
Después de los atentados del 11 de septiembre, el gobierno dio una amplia autoridad al Buró Federal de Investigaciones para el control de ciberdelitos, que van desde fraude de identidad a acoso online; además, puede recabar información técnica de las cuentas de correo de ciudadanos privados, para eso solo necesita el permiso de un fiscal.
Steward Baker, exfuncionario del Departamento de Seguridad Interior, aseguró que en caso de una investigación en curso de un supuesto crimen, expertos con autorización del gobierno pueden entrar y manipular e-mails particulares de los ciudadanos.
En otro sentido, el escándalo ha salpicado la credibilidad de Obama, ya que lo acusan de haber tenido conocimiento de estos hechos mucho antes de las elecciones del 6 de noviembre y de que se mantuvo en secreto para que no afectara el voto. Como mínimo, el Secretario de Defensa tenía conocimiento, y este tiene acceso directo al presidente de los Estados Unidos, aducen.
Algunos analistas políticos afirman que la verdadera razón para la dimisión del exgeneral al frente de la CIA está relacionada con el mal manejo que realizó la Agencia con los atentados en Bengasi, que el pasado septiembre costaron la vida del embajador y otros funcionarios.
Desde el atentado al consulado, muchas han sido las versiones que ha dado el gobierno. Unas tras otras se contradicen y han dajado más dudas que certezas sobre lo que verdaderamente aconteció en esa ciudad libia.
Sobre este asunto, Petraeus fue citado a declarar el pasado jueves ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y fuentes periodísticas destacaron que los legisladores manifestaron dudas tras su comparecencia.
Las declaraciones realizadas a puerta cerrada levantaron duras críticas contra la administración Obama, al considerar que existieron fallas de seguridad.
El republicano Pete King señaló que Petraeus sostuvo desde un primer momento que había quedado clara la implicación de grupos extremistas en el atentado. Seguidamente, el parlamentario acotó que no recordaba que el exdirector de la CIA «haya dicho eso el 14 de septiembre», en referencia al informe que había rendido tres días después del ataque, lo cual supone ahora un cambio de hipótesis.
Los republicanos se sienten seguros en el tema de Bengasi para incriminar a la actual administración en su responsabilidad en el fracaso de la política hacia los países del norte de África y del Medio Oriente. Estas críticas pudieran ser el preludio de una ofensiva republicana dentro del sistema parlamentario bicameral.
Los congresistas insisten en una estrategia coherente ante el fortalecimiento de grupos radicales islámicos en el norte de África, vinculados a Al Qaeda o sus filiales (detalle importante para rememorar al público norteamericano los hechos del 11-S). Sin dudas, el objetivo es impulsar el papel activo de AFRICOM, Comando de EE.UU. para África, en la protección de los intereses de Washington en ese continente. Esto último iría en contra de la estrategia de Obama, enfocada en la construcción de oposición interna como método desestabilizador.
Se avizoran batallas, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, alrededor de temas peliagudos como el manejo del presupuesto federal, la subida de impuestos a los más ricos por parte de los demócratas y el plan de salud de Obama, entre otros.
Los defensores de la poderosa Asociación Nacional del Rifle también han elevado sus alertas ante el reinicio de conversaciones multilaterales en Naciones Unidas sobre el proyecto de un tratado para el comercio de armas, que al parecer estuvo paralizado para no interferir en las pasadas elecciones.
La Casa Blanca ha hecho enfásis en que este tratado se aplicará solo a la exportación de armamento y no constituye un peligro para los portadores de armas en su país. No obstante, siguen creciendo los temores de que la firma de este acuerdo pudiera ser usada por Obama para la restricción de armas de fuego, en cumplimiento de sus promesas preelectorales sobre la disminución de la violencia.
Militares implicados en escándalos
Como si esto fuera poco, el número de altos oficiales investigados y algunos despedidos de sus cargos por presuntos cargos de decisiones incorrectas y violencia sexual, está aumentando entre las filas del ejército.
Entre los militares bajo investigación del FBI se encuentra el general John Allen, principal Comandante de las fuerzas en Afganistán. A Allen lo acusan de mantener presuntas comunicaciones inapropiadas con una mujer civil.
Leon Panetta, secretario de Defensa, difundió un comunicado donde afirma que el FBI investiga a Allen y que él ordenó una indagación interna. Todo indica que el Comandante de las Fuerzas Internacionales está bajo escrutinio por su intercambio de mensajes entre 2010 y 2012 con Jill Kelley, amiga de la familia Petraeus y responsable de destapar toda la investigación que terminó con la dimisión de este último.
El diario The New York Times divulgó que entre los generales bajo pesquisa está William Ward, fundador del llamado Comando de África, quien está acusado de uso inadecuado de decenas de miles de dólares del Gobierno para sus viajes y alojamientos.
El general Jeffrey A. Sinclair, vicejefe de las fuerzas de la 82 División Aerotransportada en Afganistán, enfrenta un proceso judicial para decidir si es sometido a juicio por adulterio, conducta sexual impropia y sodomia, en sus relaciones con cinco mujeres.
Al jefe de la 173 Brigada Aerotransportada, coronel James H. Johnson III, lo multaron y redujeron su grado a teniente coronel (en retiro), después de que fue declarado culpable de bigamia y fraude en una relación con una mujer iraquí, con la cual mantenía además relaciones de negocios.
El rotativo también recuerda el escándalo en el principal centro de entrenamiento de la base de Lackland, Texas, donde seis instructores masculinos fueron acusados de violación, adulterio, ataques y hostigamiento sexual contra varias de sus subordinadas.
El periódico Navy Times destacó que más de 20 altos oficiales de la Marina fueron expulsados del servicio este año por mala conducta y comportamiento inadecuado.
En ese mismo sentido, el almirante de la Marina de Guerra, Charles M. Gaouette, fue relevado de su jefatura en el grupo de ataque del portaaviones Stennis (CVN-74). Aunque no se dieron muchos detalles, al oficial se le acusa de conducta inapropiada.
El desempleo aumenta
Unido a este episodio de Petraeus y los altos oficiales, se halla la triste realidad del aumento del índice de desempleo en Estados Unidos.
Un reporte del Departamento de Trabajo indica que las solicitudes de subsidio por desempleo se incrementaron hasta máximos de un año y medio.
La entidad norteamericana justificó esta alza por los efectos del huracán Sandy, sin embargo, lo cierto es que muchos analistas temían estas cifras, no solo como consecuencia de la tormenta, sino también por lo poco confiable de las últimas estadísticas divulgadas en septiembre, en especial porque muchos norteamericanos habían desistido de continuar en la búsqueda de un empleo. De haberse conocido estas atemorizantes estadísticas antes de las elecciones, pudieran haber influido negativamente sobre la imagen de Obama.
Se conoció que el indicador llegó a 78 000 pedidos y se ubicó en 439 000, por lo que esto pudiera impactar negativamente en el comportamiento económico del cuarto trimestre del año.
El Departamento de Trabajo aseguró que la cantidad de personas que continuaron recibiendo beneficios por estar desempleadas subió de 17 750, superando de esta forma los 3 millones 200 mil. Además, se divulgó que el índice de cesantía escaló en octubre a 7,9 por ciento respecto al 7,8 por ciento de septiembre.
A pesar de que la generación de empleos en el sector privado había alcanzado un máximo desde febrero de este año, los datos evidenciaron que los puestos resultaron insuficientes para detener las tasas de desocupación, en un país que además tiene a muchos norteamericanos sufriendo la pérdida de sus viviendas destrozadas por Sandy.
USA Today aseguró en un reportaje que la mayoría de los damnificados afirmó sentir tristeza, miedo e ira por una situación que aún no se resuelve. A casi tres semanas del paso del huracán, todavía existen miles de personas que no tienen luz eléctrica en sus hogares, mientras el frío apremia.
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