Dardos Made in USA contra Cristina
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Desde hace meses El Nuevo Herald viene desgranando en Miami una campaña mal disimulada contra la presidenta de Argentina, Cristina Fernández.
Ha sido tan sostenido en ello como al guardar silencio cómplice frente a la política colonialista que sigue Gran Bretaña respecto a las islas argentinas de Las Malvinas.
Luego de mentir sobre la realidad electoral que se vivió en Venezuela y de tomar como suya la fracasada candidatura presidencial de Henrique Capriles Radonski, ahora el Herald embiste a Cristina.
El viernes desplegó un titular que decía: “Protestas multitudinarias sacuden Argentina”, evidente continuidad de una bien calculada intención desestabilizadora.
Según dijo, los nuevos hechos se enlazan a lo acaecido el pasado 13 de septiembre bajo el pretexto de rechazar, entre otras cosas, la inflación y la inseguridad.
Opinó que otro de los motivos radica en la tentación de sectores oficialistas de impulsar una reforma constitucional “que abriría la puerta a una eventual reelección de Cristina Fernández”.
Bajo la firma de Mar Marín ese diario de Miami añadió que numerosas personas hicieron batir cacerolas, botellas, tambores y bocinas, así como gritaron lemas contra el gobierno.
Uno de los agitadores fue Humberto Bonanata, ex dirigente del derechista Partido Radical y gerente de la empresa informativa Notiar, quien trató de negar cualquier vinculo político con la marcha.
A pocos metros, de acuerdo a la misma versión de Marín, un camión del grupo Solano-Lima, subordinado a la ultraderechista Propuesta Republicana, del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, repartía muchos pull-overs con el slogan “8N, Yo estuve”.
La presidenta Cristina Fernández habló al día siguiente de lo anterior en un acto realizado en la Casa Rosada (mansión ejecutiva).
Afirmó que el gobierno tendrá “errores, defectos, equivocaciones, pero estamos las 24 horas y los 365 días laborando para el pueblo”, mientras algunos lo hacen para ellos “o los de afuera”.
Hizo un recuento de los logros de su gestión y la de Néstor Kirchner, tales como el gran golpe al endeudamiento, la participación social, la política cambiaria y la reforma política.
Finalizó ratificando: “mi compromiso con este proyecto de país es inquebrantable”, y no viene de ahora (…) la historia comenzó hace 200 años”
En otro momento de su discurso recordó que los mismos que horas antes hicieron sonar las cacerolas ya ostentaron responsabilidades políticas nacionales o locales y no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Subrayó hablarlo en nombre de todos los argentinos, incluidos quienes tal vez votaron por una opción que luego los desilusionó porque fracasó, “porque los estafó”.
Luego abordó un tema crucial: “la gran clave y el gran problema es que ha habido un formidable aparato cultural que se ha extendido y actuado sobre todos los argentinos, para que tuvieran una idea distorsionada de su propio país.
Junto a ese poderoso aparato cultural, como demuestran diversos ejemplos, ha estado el garrote.
Las islas argentinas de Las Malvinas fueron ocupadas y su población expulsada en 1833. En 1982 un destacamento militar de Buenos Aires llegó allí para reafirmar simbólicamente sus derechos, ocasión en la que Washington se unió a los colonialistas.
El 16 de marzo último durante una visita a Estados Unidos del primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, este declaró que sus aliados le reiteraron su apoyo en la pugna con Argentina.
Un mes después que Cristina solicitó expropiar el 51 por ciento de las acciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), filial de la empresa Repsol con sede en España e integrada por distintos capitales, la Casa Blanca avaló las amenazas de esta contra la nación suramericana.
Tanto que llegó a suprimir las ventajas arancelarias a productos argentinos que debían extenderse hasta 2014, mientras el canciller español, José Manuel García-Margallo, expresó satisfacción por la actitud de Washington.
Ahora en sintonía con todo lo dicho inflan manifestaciones en Buenos Aires contra el gobierno, cuyo cordón umbilical, con antifaz o sin este, parte del Norte.
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