5000 «indignados» de Nueva York vuelven a marchar contra Wall Street
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Unos 5000 «indignados» neoyorquinos han desfilado este miércoles por las calles del bajo Manhattan. Se trataba de exigir al Gobierno que ponga coto a los excesos de los bancos y protestar por el trato de la policía, que reprimió una de sus concentraciones con gases lacrimógenos y detuvo el sábado a unas 700 personas mientras cortaban el tráfico en el puente de Brooklyn.
Esta vez, la multitud era más numerosa que de costumbre. En parte, porque los medios se han hecho eco del movimiento «Ocupa Wall Street» y, en parte, por el respaldo popular. Este miércoles, 15 sindicatos anunciaron su respaldo a la protesta. Algunos tan numerosos como la UFT o la TWU, que agrupan a los profesores y a los empleados del transporte público, respectivamente.
El movimiento arrancó a mediados de septiembre. Al principio, apenas despertó interés en los medios locales, pero luego fue ganando trascendencia, inspirado en el ejemplo de los «indignados» españoles y de las revueltas en lugares tan dispares como Atenas, Londres o El Cairo.
La policía cerró los accesos al entorno de Wall Street para evitar una ocupación de las calles donde están las sedes de algunas entidades bancarias y de la Bolsa neoyorquina. Los «indignados» se instalaron entonces en la arboleda de Zuccotti Park, a tan solo unos minutos del solar donde se asentaban las Torres Gemelas.
Participan sindicatos, activistas y otros habitantes de Nueva York en la marcha, que parece no se detendrá en largo tiempo.
La impresión general es que la protesta de este miércoles ha sido la más numerosa desde el inicio del movimiento, que en los últimos días se ha extendido por decenas de ciudades estadounidenses. A los «indignados» no se les permite plantar tiendas de campaña, pero tienen una biblioteca, una decena de asambleas y cientos de personas que se refugian del frío debajo de unas lonas azules.
El miércoles, cientos de estudiantes neoyorquinos apoyaron la protesta en las universidades de NYU y Columbia, y la congresista demócrata Louise Slaughter anunció su respaldo al descontento.
«Durante 30 años la clase media ha visto cómo su nivel de vida encogía, mientras los ricos amasaban grandes fortunas», dijo Slaughter.
«El hueco entre quienes tienen y quienes no tienen sigue creciendo desde la recesión. Por eso estoy orgullosa de ver que el movimiento planta cara a la codicia de las empresas y participa pacíficamente en nuestra democracia», añadió Slaughter.
Slaughter pertenece a la izquierda demócrata y su respaldo es muy significativo, si tenemos en cuenta que las pancartas no solo apuntan contra los bancos, sino contra las políticas del presidente Obama, al que muchos manifestantes reprochan el rescate de las entidades financieras.
El respaldo de personajes famosos como Michael Moore y Susan Sarandon sirvió para dar a conocer el movimiento, pero lo más determinante fueron los excesos de la policía, que reprimió las protestas con gases lacrimógenos.
«¡Pongamos fin al banco central!», «cuando los ricos roban a los pobres, lo llaman negocios; cuando los pobres se defienden, lo llaman violencia» o «destruyamos la codicia de Wall Street antes de que ella destruya el mundo» son algunos de los lemas de los manifestantes, que protestan contra el sistema financiero y bancario.
Los manifestantes partieron de la plaza Foley, situada junto al puente de Brooklyn y en la que se encuentra el Ayuntamiento de Nueva York, hacia el parque Zuccotti, que se ha convertido desde mediados de septiembre en el cuartel general de los manifestantes, ya que la fuertemente vigilada Wall Street no era adecuada para manifestaciones mayores.
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