Ileana Ros-Lehtinen: Su otro desnudo

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Ileana Ros-Lehtinen: Su otro desnudo
Fecha de publicación: 
2 Noviembre 2012
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La jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, acaba de respaldar a un cadáver político: el congresista republicano David Rivera.

Cuando ya muchos en Washington y Miami se preparaban para asistir al entierro político de Rivera, a manera de un desesperado salvavidas recibe la adhesión de Ileana y del senador Marco Rubio.

La primera envió un mensaje a El Nuevo Herald donde lo describió como un legislador trabajador e inteligente, destacado por sus iniciativas en las reuniones y audiencias del Comité que ella dirige.

Agregó compartir sus puntos de vista sobre las dictaduras, porque “privar al régimen de Castro de dólares ha estado siempre vigente en su agenda legislativa”

El senador Rubio fue un tanto más cuidadoso. A través del portavoz de su oficina, Alex Burgos, dijo que hacía extensivo el apoyo a Rivera al resto de los candidatos republicanos de la Florida.

Según The Miami Herald, la amistad entre Rubio y Rivera llega hasta que ambos poseen una vivienda en Tallahassee, capital de la Florida, por un tiempo sometida a ejecución hipotecaria en 2010.

Fue precisamente ese año cuando David Rivera aspiró a ocupar un escaño en la Cámara de Representantes de Washington y Rubio una banca en el Senado.

Antes, el segundo integró el parlamento de la Florida, ocasión en la que fue centro de un escándalo porque solventó necesidades personales con tarjetas de crédito del Partido Republicano.

A mediados de octubre de 2011 el periódico The Washington Post le desbarató su muy explotada versión respecto a ser hijo de perseguidos políticos en Cuba.

El Post dijo: “Los documentos –que incluyen certificados de naturalización y otros expedientes oficiales-, muestran que los padres de Rubio ingresaron a Estados Unidos y fueron admitidos como residentes permanentes más de dos años y medio antes de que las fuerzas de Castro derrocaran al gobierno de Fulgencio Batista…”

Cuando se anunció la visita del papa Benedicto XVI a Cuba, Marco Rubio y otros ultraderechistas del Congreso se opusieron rabiosamente a esta y emitieron duras expresiones contra el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega.

Las irregularidades de Rubio son tan copiosas que hasta el periódico The Wall Street Journal le sugirió que para evitar nuevos tropiezos se adelante y haga transparentes asuntos no claros.

Ahora tanto él como Ileana se han lanzado a la salvación política de David Rivera.

De Ileana, la pequeña, eso tampoco sorprende, pues su record de actuaciones por el estilo ya sobrepasa toda lógica racional.

Una apretada síntesis de ello muestra su ardorosa defensa a principios de la década del 90 del terrorista de origen cubano Orlando Bosch Ávila, amenazado entonces, precisamente por ello,  de ser expulsado de Estados Unidos.

Ella logró con el respaldo del presidente George Bush (padre) no solo evitar el cumplimiento de esa orden judicial, sino además su permanencia y actividad en Miami.

Más tarde ella organizó allí un homenaje público a Bosch y después otro a Luis Posada Carriles, espectáculos a los que asistió la flor y nata del hampa política refugiada en aquellos lares.

Cuando familiares lejanos secuestraron en esa localidad al niño cubano Elián González, a contrapelo de la opinión de casi toda la sociedad estadounidense, incluidos muchos de pensamiento religioso, Ileana trató de mantenerlo allí.

Ella ha hecho un sin fin de gestiones encaminadas a obstaculizar los viajes de cubanos residentes en Estados Unidos a su país de origen, así como para mantener el bloqueo a la isla.

Ahora junto al senador Marco Rubio intenta salvar a un cadáver político, su secuaz David Rivera, excelente desnudo, mucho más elocuente que un millón de palabras.

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