DE LA TELEVISIÓN: Los jóvenes de Entrega

Los tiempos del “sistema de estrellas” en los dramatizados cubanos para la televisión parecen haber quedado atrás, afortunadamente. Hubo una época en que determinados actores “consagrados” encarnaban a los protagonistas y otros roles importantes de telenovelas y aventuras, sin que importara demasiado la (muchas veces notable) diferencia entre las edades del intérprete y su personaje.

Deficiencias en el casting. Falta de gestión. Lo cierto es que las escuelas de teatro graduaban cada año a muchos actores que trabajaban sobre todo en el teatro, o debían conformarse con papeles menores en unitarios o en programas habituales para niños y jóvenes de la televisión.

Poco a poco esas promociones se han ido abriendo camino en los elencos de las producciones mayores, demostrando su valía. En Entrega, la telenovela que ahora concluye por Cubavisión, hemos sido testigos del excelente desempeño de muchos de ellos, que han defendido sus personajes con profesionalidad y notable compromiso.

La gran mayoría de los actores jóvenes de Entrega se han formado en el teatro, guiados por excelentes directores de escena. Y sobre el escenario han debido enfrentar roles muy complejos. De ahí la aparente facilidad con que asumen personajes mucho más cercanos a ellos, con los que comparten generación y contexto.

Moraleja simple: los directores de televisión deberían ir más al teatro, no sencillamente esperar a que los actores acudan a los castings. Moraleja mucho más simple: el mejor actor para interpretar a un joven en televisión siempre será el actor joven.

Muchas de las tramas de Entrega son protagonizadas por estudiantes de preuniversitario; obviamente, es complicado buscar en ese ámbito jóvenes con actitudes y aptitudes para poder asumir personajes particularmente complejos, con disímiles conflictos.

La solución fue encargarles esos roles a actores graduados hace muy poco del sistema de enseñanza artística, que por sus biotipos y proyección pudieran “pasar” por adolescentes.

El resultado ha sido más que satisfactorio. No hay uno solo de esos intérpretes que desentone; todos están a la altura del desafío.

En los capítulos finales se han acentuado muchos de los conflictos de esos personajes. Y es ahí cuando los jóvenes demuestran su arsenal, sus herramientas, sus implicaciones en las historias que centran.

Renovar los elencos es saludable para cualquier empeño televisivo. Eso no significa, por supuesto, que se les dé la espalda a los grandes actores de siempre, a los maestros de toda la vida o, incluso, a actores no tan encumbrados pero funcionales.
Entrega ha demostrado que varias generaciones, varias formaciones y disímiles procedencias pueden confluir armónicamente en una misma puesta, siempre y cuando se realice un buen trabajo de dirección, como ha sido el caso.

La riqueza de los personajes ha ayudado (hay muchos matices para explotar), el dinamismo de las historias, la cantidad de peripecias… pero lo que ha definido ha sido la buena selección del reparto.

Es la base para garantizar la coherencia. Hemos visto más de una telenovela nacional en las que cada quien va por su lado, a su estilo, según su escuela. Lograr que un elenco funcione como un mecanismo de relojería es más complejo. Al final, si la obra es buena, no hay papeles menores.

De Entrega todavía hablaremos…