LA FOTO: Oso de zoológico
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Nos hemos hecho la idea de que los osos polares son blancos, blanquísimos, como el hielo sobre el que caminan en el Ártico. Pero esta foto nos descubre matices que rompen un poco esa ilusión.
Este es un cachorro de apenas diez semanas. Observa el mundo desde la seguridad que le ofrece su madre. Es un instinto. Pero en realidad, no enfrenta ningún peligro. Nació y lo más probable es que muera en el zoológico Tiergarten Schoenbrunn, de Viena, el más antiguo del mundo.
Comida tiene asegurada, que ya es mucho: se sabe que la búsqueda de alimentos es uno de los grandes desafíos de estos animales. Protección ante potenciales enemigos también. Tiene garantizada atención veterinaria. Es, pudiera pensarse, un oso privilegiado. Y lo único que tiene que hacer es existir, dejarse ver... para saciar la curiosidad de grandes y niños.
Siguiendo esa lógica, los perdedores de esta historia son los osos polares que nacieron, viven y morirán en sus entornos naturales. La cuestión es que esos entornos cada vez están más amenazados. Hay quien dice que los zoológicos garantizarán la supervivencia de muchas especies. Es un alegato ante los enemigos de estas instituciones, que no son pocos.
Este cachorro vive ajeno al cambio climático. Ajeno, en definitiva, a su primigenia naturaleza. Él, por ahora, solo tiene que ser lindo.
Es muy lindo, la verdad.
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