Israel toma represalias: anuncia nuevas construcciones en zonas ocupadas
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El comité regional de planificación de Jerusalén ha aprobado hoy la construcción de 1100 nuevas viviendas para israelíes en Gilo, un barrio en la zona oriental de la ciudad que, según la ONU y la legislación internacional, es territorio ocupado.
La Autoridad Palestina ha deplorado el anuncio, interpretable como una primera represalia por la petición de reconocimiento como Estado planteada por los palestinos ante la ONU.
El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha reiterado su disposición a negociar con los palestinos en cualquier momento y sin precondiciones.
Eso fue considerado una muestra de cinismo por la Autoridad Palestina, para la que la constante colonización del territorio conquistado en 1967 constituía una precondición gigantesca.
«Netanyahu se opone a las medidas unilaterales, pero no hay mayor medida unilateral que construir en terreno de los palestinos», ha dicho la Autoridad Palestina en un comunicado. Un dirigente de la OLP ha definido como «el colmo de la arrogancia» que se aprobaran nuevas construcciones, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, iniciaba las discusiones sobre la cuestión palestina.
En una entrevista a la revista Time, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado que el conflicto israelo-palestino se habría resuelto años atrás si la ONU hubiera impuesto sanciones a Israel. «Al día de hoy, el Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado más de 89 resoluciones referentes a Israel, pero nunca han sido ejecutadas», ha dicho Erdogan.
Yair Gabay, miembro del comité que ha aprobado las nuevas viviendas, se ha mostrado jubiloso. Ha afirmado que la decisión constituye «el mejor regalo de Año Nuevo» (que en Israel se celebra los próximos jueves y viernes) y demuestra «al mundo que Jerusalén no está en venta». Una ley israelí establece que Jerusalén es «la capital eterna e indivisible» del Estado de Israel.
Gilo es una localidad al sur de Jerusalén, a medio camino entre la ciudad y Belén, con una población cercana a las 40 000 personas y con una creciente presencia de comunidades religiosas judías ultraortodoxas. Su localización geográfica hace de Gilo uno de los segmentos fundamentales del anillo de colonias judías con el que el Gobierno israelí rodea Jerusalén, para hacer inviable la hipotética integración del sector oriental de la ciudad en un futuro Estado palestino.
El anuncio de las nuevas construcciones no ha sido la única señal de que el Gobierno de Israel desea hacer pagar a los palestinos por su iniciativa diplomática. Un grupo de diputados de la coalición de Netanyahu, entre ellos el presidente de su propio partido, Likud, y el presidente del partido religioso Shas, han propuesto que Israel anexione todas sus colonias en territorio palestino y cree un Gran Israel. En una carta a Netanyahu, han recomendado utilizar «la crisis como oportunidad» para la anexión, que según ellos, debería combinarse con la retención de los impuestos recaudados por Israel en los territorios ocupados.
Una fuente gubernamental ha indicado que Netanyahu no tenía intención de ampliar unilateralmente las fronteras israelíes y que las propuestas de anexión no serían aprobadas por el Parlamento aunque, como parecía probable, fueran sometidas a votación en los próximos meses. La misma fuente ha añadido que los palestinos y la opinión pública internacional deben tener en cuenta que importantes sectores de la sociedad israelí presionaban a favor de medidas de fuerza.
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