Lado en sombras del juicio político a Trump
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Pero su lado más importante ha sido tratado débilmente o no abordado.
A manera de ejemplo, cuando se ha repetido que Trump amenazó con castigos a su colega de Ucrania si no cumplía sus exigencias.
Una de estas, que cumplió religiosamente, suspenderle la asistencia militar si no controlaba al ex vicepresidente John Biden.
Este último encabeza la lista de quienes podrían desafiar a Trump en los próximos comicios generales de su país.
O sea, un vulgar chantaje procedente de un jefe de Estado contra otro jefe de Estado.
Ambos perfectamente identificados.
¿Dónde quedaron los principios de independencia y soberanía de las naciones del mundo?
Tema que, si la ONU tuviese fuerza y autoridad para hacerlo, el Tribunal Internacional de la Haya lo estaría juzgando.
Sin embargo, prima el silencio cómplice frente a un hecho escandaloso, imposible de perdonar.
Una vez más les acompaña su prensa bautizada libre, incapaz de mover un dedo si araña al Tío Sam.
Otra vez, ahora en el juicio político a Trump, la voz cantante de esos medios corresponde a las anécdotas, no a la sustancia.
Y en medio de ese tablero, uno de los culpables principales la mayoría republicana del Senado, que se apresta a no condenarlo.
Aunque sí le resultará difícil liberarlo de las muletas políticas que le recibirán a la salida de esas audiencias.
Algunas eventualidades marcan la perspectiva en una dirección u otra.
Primero, que Donald Trump, basado en la experiencia histórica, eche mano a una crisis militar en busca de respaldo interno.
Segundo, que la economía de Estados Unidos se mantenga equilibrada.
Tercero, un nuevo escándalo demoledor.
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