La Convención Demócrata: Casi lo mismo
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El Partido Demócrata de Estados Unidos llegó este lunes a su más importante reunión en medio de una grave crisis económica, pero también del derrumbe de la confianza de millones en su sistema político.
Más de 6 000 representantes de los 50 estados se concentran en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, para formalizar la candidatura presidencial de Barack Obama, así como la de su vice, Joseph Biden.
Les antecedieron varios cientos de personas que este domingo marcharon en protesta contra el tradicional sistema bipartidista al que culpan de proteger más a los bancos que a la ciudadanía.
Fueron agrupados por unas 80 organizaciones de inmigrantes, jóvenes, ancianos, ecologistas, y pacifistas que, como apuntó EFE, se declaran distantes tanto de demócratas como de republicanos, “porque los consideran iguales”.
También colocaron una gran pancarta en un lugar céntricos de la urbe, donde se leía: “Bienvenidos a Charlotte, el Wall Street del Sur”.
A ese clima de tensión contribuyeron medidas que llegan a prohibir desde la noche del sábado, a quienes caminen por su distrito comercial, llevar botellas de agua, aerosoles para el pelo, calcetines o marcadores de tinta.
Esas normas podrían solo autorizar a los empleados gubernamentales a usar pañuelos, cascos de motocicletas, transportar bolsos y cestas, o tener latas de refrescos, enfriadores de bebidas, cochecitos para bebés o mascotas no permitidas al estilo de perros que asisten a los ciegos.
Otra de las ordenanzas prohíbe “un contenedor u objeto de peso suficiente para ser utilizado como proyectil”, o sea, casi todas las cosas, desde una manzana hasta un teléfono.
Quienes violen estas disposiciones, alertó la policía, serían detenidos y encarcelados.
Pese a que le sumaron 2 000 nuevos integrantes al aparato represivo se informó que unas 10 000 personas harían más demostraciones de protesta hasta el jueves, cuando finaliza el encuentro.
Ahora tienen una connotación especial datos de un sondeo del conocido Instituto Gallup que circularon este lunes, a cuatro días de la Convención Nacional del Partido Republicano, en Tampa.
A pesar del gran bullicio publicitario que levanta un espectáculo como ese, la investigación demostró que solo tuvo un “impacto mínimo” entre los electores norteamericanos.
Uno de los apuntes de Gallup indica que las palabras de Mitt Romney obtuvieron “la menor votación entre los discursos de aceptación de aspirantes desde 1996”.
El 60 por ciento de los consultados respondió que el suceso no les acercó más a votar por Romney ni influyó acerca de sus preferencias, y tres de cada 10 independientes confesaron que el encuentro les resultó indiferente.
¿Significado de todo? Nuevas señales de la honda crisis de credibilidad que también corroe al sistema político de Estados Unidos, ya aparentemente sin vuelta atrás.
Lo han venido adelantando, por ejemplo, encuestas de opinión pública donde, al preguntarse por la autoridad de su Congreso, únicamente algo más del 10 por ciento dijo respetarlo.
Ahora corresponde su turno a la Convención Nacional Demócrata, cuya inauguración este martes irá del brazo de un gran festival, para luego escuchar un discurso de la primera dama, Michelle Obama.
Su esposo, con menos de un 50 por ciento de respaldo popular, al decir de observadores podría volver a ligarse con los votantes, aún cuando su magnetismo de 2008 “ha perdido fuerza”.
De recuperarlo formaría parte una viril decisión a cumplir sus promesas de aquel año y las posteriores, algo heroico cuando se trata de enfrentar al poder real que conduce a Estados Unidos.
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