El gol que nunca llegó

El gol que nunca llegó
Fecha de publicación: 
23 Noviembre 2019
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Más de una década de mal trabajo no podía presagiar otra cosa, por mucho ímpetu que se le quiera poner, pero las expectativas fueron bajando, y terminamos pidiendo algo tan sencillo, y a la vez sublime, como anotar un gol.

Sin embargo, el festejo no llegó ni de carambola, y mire que existen situaciones en cuatro partidos para lograrlo; pero nada, es como si la portería rival tuviera un muro. Es más, contando los amistosos, se marcó solamente contra Nicaragua, que ya nos aventaja en nuestra área geográfica, pero tampoco es un equipo grande, con todo respeto.

Jugando como locales en Islas Caimán, otro despropósito de la Federación cubana, que ha recibido bastantes fondos como para armar una buena cancha en la Isla, las salidas cubanas se marcaron por goleadas, salvo un 0-1 ante Canadá, y eso nos mandará al segundo nivel de la Concacaf para la próxima eliminatoria regional.

También dictamina que para llegar a la venidera Copa Oro, Cuba tendrá que eliminarse con los cuatro punteros de la Liga C y los segundos de la B en una ronda de clasificación para definir las últimas plazas de un total de 16 cupos.

Tal como están las cosas en el fútbol cubano, y sin una esperanza en el horizonte, llegar incluso a ese torneo será difícil. Es verdad que tenemos jugadores talentosos, siempre los hemos tenido, pero no logran explotar al máximo porque pasan su carrera deportiva jugando aquí, donde ni los terrenos, ni la exigencia, ni los conocimientos técnico-tácticos de los entrenadores, alcanzan la mínima categoría de Decentes.

Los escasos y tímidos pasos dados desde que se permite la contratación en Ligas foráneas (ya hablamos de más de cinco años) han dejado las cosas al mismo nivel, o peor que antes.

Quienes por su cuenta han firmado buenas actuaciones en otros países, siguen sin ser convocados, y la selección pide a gritos su llegada.

Los fracasos se acumulan, y el rendimiento de nuestros equipos es tan bajo como un parqueo soterrado. Ya no miramos el vilipendiado ranking mundial para buscarnos entre los 100 primeros, sino para ver si no caemos más allá del 200, y eso es realmente vergonzoso.

El deporte cubano, con todo y sus problemas actuales, no se merece que el fútbol lo desprestigie de esa manera.

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