Xiomara Laugart en casa

En aquellos años en que tantas inmensas, inolvidables voces femeninas, estaban todavía entre nosotros, el talento de Xiomara Laugart le abrió camino y la estableció junto a las grandes. Muy joven tuvo su espacio garantizado en un panteón de diosas cuyo acceso no era nada fácil por muchas razones.

El público nacional, cuando selecciona sus deidades de la canción, lo hace para siempre. Aunque la intérprete en cuestión no esté frecuentemente en las ondas radiales, en la televisión, no dé conciertos cada año ni coloque cada cierto tiempo un éxito musical. La música es alimento emocional para el cubano.

A Xiomara le sobraban atributos para pertenecer al panteón. Una voz ancha pero cálida. Sensible pero vulnerable. Un timbre hermoso. Señora de la escena. Sencillez. Una personalidad rebosante de cubanía.

Visitó Chicago como una de las voces de Yerba Buena en varias ocasiones. En invierno, en un club, les advertí a mis amigos, “esperen que abra la boca y verán de lo que se trata”. En el verano, durante los conciertos gratis al aire libre del Grant Park, el público ya era legión.

Aunque integrada perfectamente a la banda del venezolano radicada en New York, me resistía a no verla como la estrella que siempre fue. Las canciones de corte afrocubano y funk del grupo sonaban con mucho sabor en las voces de Cucú Diamantes y Xiomara. Participó en dos discos: President Alien (2003) y Island Life (2005).

Pero se extrañaban aquellas hermosas canciones que había hecho tan suyas: Hoy mi Habana, Fe, Paria, Tengo. Se extrañaba una presencia que por sí sola desbordaba cualquier escenario.

La lejanía jamás melló entre sus seguidores. La Negra en Casa, como nombraron aquel primer concierto que ofreció en Casa de las Américas hace unos años, fue la prueba rotunda de cuánto era reclamada en su tierra. ¿Dónde mejor recuperarla que en aquella institución que ha aupado tanto talento nacional y latinoamericano? Inolvidable reencuentro.

Xiomara acaba de grabar su primer video clip. En homenaje a La Habana, por supuesto, de qué otra manera iba a hacer. Y el Teatro Martí la ha acogido junto a Geraldo Alfonso y otros músicos este trece de noviembre. Ojalá continúen sus apariciones en nuestros teatros. Sus fanáticos la seguiremos esperando.

Ernesto González (Colón, Matanzas, 1954) ha publicado poemas, cuentos y artículos en el área de Chicago, donde enseñó español en la Universidad East-West y en la academia Cultural Exchange. Fue asesor de la prueba de eficiencia de español de la editorial Riverside Publishing y traductor del periódico Hoy del Chicago Tribune. Sus obras han salido bajo los sellos Cuban Artists Around the World y Booksurge. Están disponibles en amazon.com. Su novela “Bajo las olas – Tras las huellas brumosas de Marguerite Yourcenar” ha sido recientemente publicada por Ediciones Extramuros, La Habana.