Reineris Andreu: Segundo cáliz dorado en Mundial sub-23 de lucha (+ VIDEO)

Y lo volvió a hacer. Con duelos cruentos, apostando a la cierta experiencia al máximo nivel que posee y a su reciente fogueo en la Bundesliga alemana, el librista Reineris Andreu se coronó, por segundo año consecutivo, en los 57 kg del Mundial sub-23 de Budapest, Hungría.

El pequeñín e inquieto gladiador natural de Sancti Spíritus, con 1.57 metros de estatura y 21 abriles, no creyó en organigrama escabroso y, poco a poco, fue batiendo a sus rivales.

Abrió la senda 7-3 sobre el azerí Afgan Khashalov; luego dispuso en la pelea más rocosa 5-5 del chino Wanhao Zou, por haber marcado el último punto técnico; en semifinales, hincó la rodilla del no menos peligroso ruso Ramiz Gamzatov 8-2, y en la definición, le pasó un rodillo de tackles y desbalances al kazajo Adlan Askarov, hasta hundirlo por superioridad técnica de 10-0.

Esta es la segunda corona en línea de Andreu en estos certámenes, donde, además, atesora el séptimo escaño del 2017. Cabe recordar que en la versión precedente superó en la final 6-1 en colchones polacos al búlgaro Mikyay Salim Naim. Entonces escribí:

Velocidad felina en el segundo período de ese duelo y cautela para estudiar los recursos ofensivos de su oponente Naim, luego de iniciar con desventaja de 0-1, fueron las divisas de Andreu, quien con un tackle a las dos piernas y un volteo de cuatro puntos, resolvió el pleito cuando en el reloj faltaban 50 segundos para el epílogo.

«Un Mundial es, junto a los Juegos Olímpicos, el torneo más fuerte que un luchador pueda enfrentar. Baso mi lucha sobre la explosividad y las entradas de tackle a las dos piernas con cabeza por dentro; primero controlo al adversario y me lanzo a sus extremidades.

«Siempre me ha gustado realizar sparrings con los atletas de la preselección que más recursos poseen, incluso una división por encima de la mía, para ganar en fuerza y adaptarme a defender varios movimientos técnicos. En ese sentido, le agradezco muchísimo a Yowlys Bonne (57-61 kg), uno de los luchadores más completos que he conocido y muy difícil sobre el colchón. Alejandro Valdés y Cristian Solenzal (65), y Davián Quintana (61) y Eliécer Guevara (57), son otros con peso en mi desarrollo, además de mis entrenadores.

«En las sesiones cotidianas, la soga es uno de los ejercicios que más priorizo, la combino con circuitos de pesas y carreras para conjugar agarres sólidos con una buena resistencia a la fuerza. Los agarres son vitales en la ejecución de cualquier movimiento técnico. En los sparrings aprovecho mucho a Yowlys Bonne y Alejandro. El primero tiene un arsenal técnico impresionante y Calabaza es sumamente inteligente, observador de detalles y errores...»

A propósito, con ambos gladiadores cohabita Andreu, como parte de la presencia de ocho luchadores cubanos en el prestigioso circuito germano. 

Andreu materializó su ascenso a la preselección tras la lid nacional del 2015 en Camagüey, y tiene en el azul a su color preferido, por considerar que el mar y el cielo es lo más grande que existe. El uno es el número que siempre tiene en mente y confiesa que tiene que controlar un poco más su pasión por los dulces.

El otro antillano en pugna este martes, Yonger Bastida (92 kg), medallista de plata en el certamen universal para juveniles de Tallin, Estonia, el pasado mes de agosto, irá por bronce este miércoles, luego de ceder en semifinales 1-6 frente al ruso Batyrbek Tcakulov.