¿Trump-Rubio?: ¡Ojo con el Vice!

¿Trump-Rubio?: ¡Ojo con el Vice!
Fecha de publicación: 
18 Junio 2024
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Aprovechando que vuelve a estar al frente en las encuestas para conectarse con la presidencia, el magnate Donald Trump sigue elaborando su figura de superhéroe ante millones de seguidores a pesar de estar convicto de decenas de delitos, ninguno de los cuales, para sorpresa de muchos, le impiden postularse para la primera magistratura por su Partido Republicano.

En este contexto se teje su demora para dar a conocer su compañero de fórmula para las elecciones presidenciales de noviembre próximo, que debe surgir de un grupo de aspirantes al que se acaba de incorporar el senador de lamentable origen cubano Marcos Rubio, luego de que en el 2016  desbarrara contra su actual ídolo, porque también quería aspirar a ser presidente.

Tanto ´para Trump como para Biden la persona que lo acompañe en la fórmula se convierte en algo imprescindible, debido a la avanzada edad de ambos.

El actual Presidente ya presenta evidentes rasgos de senilidad, el más reciente durante la conferencia del G7, cuando vagaba sin rumbo más de una vez, mientras los otros mandatarios discutían sobre variados asuntos.

DISQUISICIÓN 

No tengo nada contra los Marcos, pero siempre que oigo mencionar ese nombre me viene a la mente el traidor que provocó los asesinatos por la policía batistiana de cuatro revolucionarios en Humboldt 7, en la capital cubana; el dictador Marcos Pérez Jiménez, que anegó en sangre a Venezuela, y, por supuesto, el susodicho Rubio, quien quiere ser el vicepresidente de Trump.

El senador por Florida apoya los planes de Donald Trump de realizar deportaciones masivas de inmigrantes, esto en caso de que el neoyorquino vuelva a gobernar al país, y suscribir al pie de la letra la declaración del extremista de derecha de que esa masa de personas envenena la sangre del país.

“Eisenhower hizo lo más grande, esto será todavía más, pero es algo muy difícil. Lo que le han hecho a nuestro país es impensable”, señaló Trump en una entrevista concedida a la cadena de televisión Fox News.

Siguiendo la rima, Rubio dijo a Telemundo que “el país está amenazado por esta afluencia de personas, que ahora sabemos que incluye criminales y terroristas”.

No obstante, su posición asumida resulta completamente opuesta a lo que pensaba hace cuatro años, cuando consideraba a las deportaciones masivas para los más de once millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos como algo irreal de concretar.

“Mi pensamiento en ese momento era encontrar un proceso para aquellas personas que no son delincuentes y al mismo tiempo hacer algo, para que nunca vuelva a suceder. Ahora, además de esos once millones, en los últimos años hemos de abarcar a nueve o diez millones de personas más, es un problema enorme y un problema completamente diferente”, destacó.

NO SE PIERDE LO QUE NO SE TIENE

En respuesta, Kenia Guerrero, portavoz del Comité Nacional Demócrata, calificó al senador de Florida como alguien que ha perdido su dignidad (¿?) con el objetivo de quedar bien ante los ojos de Donald Trump.

“Rubio ha perdido su última pizca de dignidad sólo para competir en una carrera hacia el fondo para estar en una boleta extrema del MAGA este noviembre que está tremendamente fuera de contacto con los votantes que decidirán esta elección”, señaló.

Lo controversial del tema, es que en una encuesta llevada a cabo por la cadena de televisión CBS News, 62% de los votantes que participaron en el ejercicio de opinión, coincidieron en la idea de que una deportación masiva resulta necesaria.

Y en cuanto a Rubio, de hecho, NBC News señala que, al menos seis personas cercanas al expresidente —cuya identidad se reserva— coinciden en colocarlo entre los aspirantes a convertirse en el brazo derecho del neoyorquino en caso de vencer a los demócratas en los comicios de noviembre.

Mark Schiefelbein, de AP, aclara que el senador por Florida tendrá que imponerse a otros candidatos de mayor peso en el Partido Republicano a quienes Trump parece haberles guiñado el ojo previamente.

Por el momento, Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, continúa al frente del listado seguida por Marjorie Taylor Greene, republicana por Georgia, y por Byron Donalds, congresista por Florida.

Un poco más atrás aparecen Tim Scott, senador por Carolina del Sur; Ron DeSantis, gobernador de Florida; y hasta el empresario Vivek Ramaswamy.

De esta manera, sólo es cuestión de semanas para que Donald Trump haga pública su elección, la cual señaló hace poco ya está definida.

Al margen de quién será el elegido, la aparición en escena de alguien que le reste presión al exmandatario terminará por beneficiarlo pues, en este momento, tiene que dividir su agenda entre actos de campaña y comparecencias en tribunales.

RECORDATORIO

En su primera campaña, Trump optó por Pence para compensar su percibida debilidad entre los votantes evangélicos, una base movilizadora crítica para cualquier candidato republicano.

Visto desde esta perspectiva, la sabiduría comúnmente aceptada es que Trump tiene un problema tanto racial como femenino, y que debería elegir un candidato a vicepresidente que pueda abordar al menos una de esas preocupaciones.

En la primera categoría, los principales candidatos parecen ser dos hombres que compitieron contra Trump por la nominación de este año: Tim Scott y Vivek Ramaswamy.

Scott –un ciudadano de Carolina del Sur a quien Bloomberg ha apodado “el nuevo mejor amigo negro de Trump”– es el único republicano negro en el Senado. Ciertamente ha indicado que está entusiasmado con el trabajo, profesando su amor por Trump y recientemente anunciando su compromiso (estar soltero generalmente se considera una responsabilidad política).

Durante la campaña republicana para la nominación presidencial, Ramaswamy se había presentado como el Trump más nuevo y brillante. En un momento memorable de los debates, fue el primero en levantar la mano cuando se preguntó a los candidatos quiénes seguirían apoyando a Trump si fuera declarado culpable de un delito. Ramaswamy también respaldó rápidamente a Trump cuando éste se retiró.

Sin duda, Trump estaría satisfecho con tales declaraciones públicas de lealtad. Pero no hay indicios de que Trump considere que la raza sea un problema para su candidatura; de hecho, todo lo contrario.

Trump se ha inclinado hacia una retórica racista cada vez más extrema. Si pensara que la raza influye en sus posibilidades, probablemente se comportaría de manera diferente. El ascenso político de Trump comenzó con sus conspiraciones racistas contra Obama. No es exagerado sugerir que muchos de sus seguidores se opondrían a una candidatura que no fuera enteramente blanca.

 

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