Talibanes ya controlan todo Afganistán

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Talibanes ya controlan todo Afganistán
Fecha de publicación: 
16 Agosto 2021
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Antes de lo esperado, sin tener resistencia del ejército local, que se rindió en masa, el movimiento Talibán acaba de controlar hace unas horas todo el territorio de Afganistán, luego que las tropas norteamericanas fueron retiradas por el presidente Joe Biden, quien admitió que era una guerra imposible de ganar y cuya responsabilidad hizo recaer en el ex presidente George Bush, quien inició la agresión y ocupación del paupérrimo país centroasiático hace 20 años, bajo la falsa bandera de combatir a los terroristas participantes de los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas neoyorquinas y el Pentágono.

Nada novedoso resultó que el presidente Ashraf Ghani abandonara por vía aérea el país, mientras miembros de su gabinete trataban de negociar con los talibanes un gobierno de transición.

Los talibanes comenzaron a patrullar algunas zonas de la capital, debido a la ausencia de policías, mientras en la mayoría de las 34 capitales provinciales los miembros del ejército, además de entregar sus armas, recibían pases que les concedía libertad de movimiento.

Asimismo, algunas líderes talibanes han aclarado que rechazan la tortura y los atentados suicidas contra la población civil, y mucho menos que estos sean realizados por menores de edad, como la prensa enemiga siempre ha asegurado.

El ministro del Interior interino de Afganistán, Abdul Satar Mirzakwal, ya había descartado que los talibanes asaltarían la capital e indicado que el cambio de gobierno se haría de manera pacífica.

Mientras el hasta ahora presidente impuesto por Estados Unidos, Ghani, salía del país, el ex presidente Hamid Karzai, quien fuera presidente de Afganistán entre los años 2004 y 2014, afirmó que no lo abandonaría, y llamó a los ciudadanos a quedarse en casa y mantener la calma. "Estoy aquí en Kabul con mis niñas y pido a los talibanes proveer seguridad al pueblo", manifestó el político.

Entretanto, 40 personas han resultado heridas en enfrentamientos en las inmediaciones de Kabul y son tratadas en un hospital de la capital afgana, informó Reuters, mientras Rossia Today dijo que el analista político Amín Ligarza sostuvo que ahora mismo el número de personas que intentan salir de Afganistán asciende a 400 000, pero "seguramente, en pocas semanas ya veremos […] las cifras serán millones". Opinó que el principal receptor de esa ola migratoria será la Unión Europea, aunque parcialmente será recibida por otros países, como Canadá, Reino Unido, EE.UU. y Paquistán.

Mientras Estados Unidos informaba que sus diplomáticos abandonarían Afganistán, Alemania ya evacuaba a sus ciudadanos hacia Tashkent, la capital de Uzbequistán.

Entretanto, el portavoz de los talibanes, Suchil Saleen, señaló que el movimiento espera una transición pacífica del poder en los próximos días, y que los insurgentes protegerán las libertades de los periodistas y los diplomáticos.

¿QUÉ PASÓ?

La falta de confianza en el Gobierno afgano, los desmanes de corrupción y abusos amparados por Estados Unidos y las prisas por creer en un acuerdo de paz explican el avance casi sin resistencia de los talibanes.

Esta misma semana, la Administración Biden, en sus peores previsiones, calculaba que Kabul podría caer en manos de los talibanes en el próximo mes. Y, a principios de julio, el presidente Biden decía que era “muy improbable” que los talibanes dominaran todo el país.

Los talibanes perdieron el poder tras la invasión de Estados Unidos en 2001, pero no desaparecieron ni renunciaron a sus aspiraciones de volver a controlar el país, mientras algunos de sus líderes se refugiaban en Paquistán. Se replegaron a algunas zonas, pero la guerra civil nunca ha cesado.

Desde que Donald Trump anunció en el 2020 la retirada de las tropas de Afganistán, confirmada después por Joe Biden, los talibanes se han reorganizado, aprovechando un supuesto acuerdo de paz. En mayo de este año, lanzaron una ofensiva militar y lograron controlar varios distritos, incluidas localidades cerca de Kandahar, un lugar simbólico, porque ahí empezaron su ascenso en 1994 y era la sede de una gran base de Estados Unidos.

El gobierno de Estados Unidos se ha gastado desde el 2001 billones de dólares para formar y armar a los soldados del Ejército afgano.

Pero en estos años parte del dinero invertido sobre todo por Estados Unidos ha acabado financiando proyectos fantasmas en manos de sátrapas locales, y a los gobiernos afganos les ha faltado legitimidad.

Los talibanes tienen menos fuerzas y menos armas que el Ejército afgano, pero su avance ha sido más fácil por la deserción de los soldados del ejército regular, que a menudo han conseguido salvar la vida a cambio de abandonar sus puestos y entregar su arsenal a los talibanes.

El huidizo Ashraf Ghani es un antropólogo y ex empleado del Banco Mundial que Estados Unidos decidió apoyar y reelegir de nuevo en las elecciones del 2019, amañadas y con una participación de menos del 20%.

Su aire intelectual y sus estudios en universidades norteamericanas inspiraron una confianza en Estados Unidos que no se correspondía con su capacidad y aceptación en su propio país. Su baja popularidad y poca capacidad de liderazgo dentro de su gobierno hicieron que tuviera menos margen de maniobra que sus predecesores.

Ghani ha tenido mala relación con su ejército, cuyos miembros se han sentido a menudo abandonados por dirigentes que parecían más preocupados por salvar el equipamiento que a sus soldados. En los últimos meses, Estados Unidos también había perdido la confianza en el presidente afgano, como dejaba claro el secretario de Estado, Anthony Blinken, un halcón siempre dispuesto a utilizar medidas represivas.

A lo largo de estas dos décadas, sus predecesores tampoco han conseguido apoyo suficiente entre la población como para estabilizar el país. Hamid Karzai solía ser apodado “el alcalde de Kabul”.

RESPONSABILIDAD DE EE.UU.

Este mismo portal ha comentado varias veces como el ejército de Estados Unidos ha estado más ocupado cuidando los sembrados de amapola -de donde se extrae la heroína-, que en combatir a la insurgencia.

Ello se corresponde con la corrupción generalizada y la consolidación en el poder de algunos políticos y funcionarios conocidos por sus abusos, lo cual ha sucedido con la complacencia -como poco- de Estados Unidos, como reveló el Washington Post con la publicación de la documentación y entrevistas más extensas sobre la gestión de gobierno de estas dos décadas.

“Washington toleró a los mayores delincuentes -señores de la guerra, traficantes de droga, subcontratistas de defensa-, porque eran aliados de Estados Unidos… El gobierno de Estados Unidos fracasó a la hora de enfrentarse a una realidad más inquietante: fue responsable de alimentar la corrupción soltando enormes cantidades de dinero con poca visión o atención a las consecuencias”, escribe el Post en los llamados “papeles de Afganistán”. Aún queda mucho por decir.

 

 

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