Respuesta chino-rusa: Ni un paso atrás

La República Popular China y la Federación Rusa acaban de prorrogar por otros diez años el acuerdo sobre lanzamiento de misiles, con lo que dan debida respuesta a la latente amenaza de Estados Unidos contra ambas naciones, luego de romper convenios que frenaban cualquier amenaza nuclear.

De una manera u otra, a pesar de las balandronadas del casi finiquitado presidente Donald Trump, anteriores administraciones estadounidenses y posiblemente la venidera de Joe Biden, ha avanzado el nuevo orden mundial que han estado forjando China y Rusia.

Ante tropiezos económicos rusos –debido a la pandemia de la COVID-19,- el gobierno chino ha afirmado que le dará toda la ayuda necesaria de acuerdo a su capacidad. En este contexto, es bueno citar el recordatorio que hace el especialista argentino Raúl Zibechi de las profecías bíblicas sobre los “reyes del Oriente que finalmente llegarán a la Tierra Santa para desafiar el poder de la bestia europea que habrá movido sus fuerzas a esa zona”.

Rusia y China serán probablemente los países que enfrentarán a la bestia que ahora está comandada por Estados Unidos y, al estrechar cada vez más sus lazos, sentarán las bases para una alianza más poderosa que surgirá en el escenario mundial.

Ello es corroborado por el periodista Gilbert Rozman, profesor de Sociología en la Princeton University, quien en su artículo Asia para los asiáticos dice que ambas potencias comparten algunas visiones:

“Han desafiado el orden internacional, apoyándose, dándose mutuo respaldo diplomático para enfrentar sus problemas en Ucrania y Hong Kong”; comparten una “identidad nacional por la que se definen en oposición a Occidente”, y, lo que quizá sea más relevante, “están de acuerdo en que el orden geopolítico de Oriente debe oponerse a Occidente, lo que ha acercado significativamente las relaciones bilaterales”.

La mayoría de los analistas occidentales, buena parte del público y hasta las elites políticas, sobreestimaron las diferencias chino-soviéticas, al creer que décadas después siguen vigentes, pero es todo lo contrario, e incluso las autoridades de Rusia y China lamentaron hace 30 años aquellas tensiones.

Ahora las cosas han cambiado considerablemente, ya que Rusia no quiere, ni puede, ser el socio dominante de la relación, y han acusado a Estados Unidos de seguir con una mentalidad de guerra fría agresiva.

Seis son las razones por las cuales se considera que la alianza ruso-china será duradera. Primero, sienten orgullo de la era socialista. Dos, hacen hincapié en sus diferencias históricas con Occidente, ya que ambas naciones fueron víctimas de los diversos imperialismos. Tres, rechazan el modelo económico que entró en crisis en el 2008, al que consideran inferior a sus propios modelos. Cuatro, estrechan relaciones como forma de hacer frente a las actuales amenazas externas. Cinco, están del mismo lado en las principales disputas globales. Seis, hay campañas oficiales en ambos países para promover la identidad nacional.

Todas son razones valederas para que, ante las amenazas hegemónicas del Imperio, China y Rusia no den ni un paso atrás