Premier 12: Sin milagro en Taipei
especiales
Ya lo intuía todo el mundo después de las dos primeras derrotas del equipo Cuba en el Premier 12 de béisbol: era prácticamente imposible que se repitiera el milagro que ocurrió en el pasado Clásico Mundial.
Esos caprichos del destino son bien esporádicos, y disfrutamos nuestra cuota en el evento más importante de este deporte; beneficiarnos de otro golpe de suerte era demasiado pretensioso.
Además, en este caso la ayuda del más allá incluía derrotar a Japón, el mejor conjunto de este Grupo B.
Honestamente, fue la presentación que más me gustó de nuestro plantel, luchando a brazo partido por la victoria ante un elenco superior, y se perdió con las botas puestas. Sencillamente, los asiáticos produjeron el sacrificio que necesitaban en el final del octavo, y Cuba no lo hizo en el principio del noveno; así de sencillas son las cosas cuando cada cual hace lo que debe hacer.
De todos modos, nadie le hizo tantas carreras a los nipones en esta fase, y probablemente nadie se las haga en la etapa final tampoco. No fue suficiente, pero vale el esfuerzo para dejar una mejor imagen.
Pensé que el último choque contra Taipei se iba a ganar, no porque fuéramos superiores, sino porque ya los locales estaban seguros en la siguiente ronda y no gastarían a sus mejores efectivos, pero de eso nada: volvió a relucir la endeble ofensiva, adornada en este caso una vez más con buena cantidad de ponches recibidos.
También imaginé que iban a saltar al terreno como titulares los que menos protagonismo tuvieron a lo largo del certamen, toda vez que ya no había nada en juego, y algunos hicieron sacrificios importantes para estar con el equipo, así que merecían más acción.
Realmente el único juego en que los maderos se movieron acertadamente fue ese contra los del Sol Naciente, y tampoco estuvo bien el pitcheo, salvo las excepciones de Andy Vargas, Yoenny Yera, Yusniel Padrón y Raidel Martínez, este último con muy poca labor porque solamente contra Australia se llegó en ventaja a las postrimerías.
Afectado por una inoportuna gripe, el zurdo Liván Moinelo no pudo aportar lo que de él se esperaba, y no es primera vez que en nuestras selecciones mayores echamos de menos el rendimiento de los mejores contratados en Ligas foráneas.
Por H o por B nos ha pasado lo mismo en el baloncesto con Jasiel Rivero, el fútbol con Onel Hernández o el voleibol con Miguel Ángel López, por solo mencionar algunos: no han sido ese factor clave capaz de inclinar la balanza a nuestro favor de manera regular.
En el béisbol nos pasó incluso en el Clásico, a pesar de la buena actuación, con figuras de renombre que estuvieron por debajo de su nivel, aunque la fecha en ese caso conspira en contra.
La dirección del conjunto tuvo su cuota de responsabilidad por la inercia mostrada a la hora de mover la alineación. En los torneos cortos no se puede esperar tanto para realizar modificaciones. Lo poco que se hizo funcionó bastante bien, y eso avala que no tiemble la manos para ocasiones futuras, porque no hay tiempo de recuperación y está demostrado que los milagros escasean.
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