OPINIÓN: Los cuatro jinetes de la Democracia

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OPINIÓN: Los cuatro jinetes de la Democracia
Fecha de publicación: 
26 Julio 2024
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Los indicios son claros. En Venezuela, todo está listo para las elecciones. En Washington (Departamento de Estado y su Sección OEA) todo está listo para la descalificación y la condena inmediata. Aunque la Revolución bolivariana moviliza a cientos de miles de venezolanos en cada acto público, en todos los estados, algo que la prensa internacional invisibiliza, El Nuevo Herald tiene la indicación de decir y repetir que el candidato Maduro se encuentra 30 puntos por debajo del candidato Edmundo-María Corina en las intenciones de voto. Intuyen que ganará Maduro, así que la intención de esas supuestas intenciones es certificar la condena.

Pero una noticia parece promisoria: cuatro jinetes (una dama y tres caballeros) neutrales e intachables de la democracia burguesa, todos ex presidentes, estarán en Caracas el día de las elecciones. Ellos son la panameña Mireya Moscoso, el boliviano Jorge “Tuto” Quiroga, el costarricense Miguel Ángel Rodríguez y el mexicano Vicente Fox. Como la memoria histórica en tiempos de posverdad es tan débil y aleatoria, ofreceré algunos datos tomados de Internet sobre la trayectoria democrática que avala a estos inminentes jueces, que ya podrían dictar la sentencia desde sus respectivas residencias (ya está escrita).

Mireya Moscoso, presidenta de Panamá entre 1999 y 2004, alcanzó notoriedad internacional cuando indultó a los terroristas confesos Luis Posada Carriles —había hecho estallar en 1976 un avión civil cubano en pleno vuelo, provocándole la muerte a sus 73 pasajeros y tripulantes—, Gaspar Jiménez, Pedro Crispín Remón y Guillermo Novo, todos enjuiciados y encarcelados por planificar en 2000 la voladura del Paraninfo de la Universidad de Panamá, donde se reunirían para escuchar a Fidel Castro, miles de estudiantes, profesores e invitados nacionales y extranjeros, con la única intención de asesinar al líder cubano. Pero todo tiene una explicación: la Moscoso había sido una activa promotora de las candidaturas presidenciales de su esposo Arnulfo Arias, aliado durante la II Guerra Mundial al Eje Berlín-Roma-Tokío.

Jorge ‘Tuto’ Quiroga, vicepresidente de un mandatario famoso en la región, electo en 1997 para gobernar con una estrecha mayoría del 22 %, años después de haber ejercido como dictador: el general boliviano Hugo Bánzer, quien en 1971 usurpara el poder mediante un sangriento golpe de Estado que aplicó la tortura, la desaparición forzada y el asesinato de sus oponentes, fuesen estudiantes, indígenas o clérigos. Cuando este enfermó de cáncer en 2001, Quiroga lo sustituyó como presidente. En 2005 volvió a postularse, pero perdió las elecciones ante al candidato Evo Morales. Como observador “neutral” ostenta todas las credenciales. Solo reproduzco esta vibrante y “patriótica” declaración suya, tomada de una entrevista televisiva concedida en Argentina durante la toma de posesión de Milei: “si Bolívar y San Martín desde el Norte y el Sur nos dieron una independencia de dos siglos, [María Corina] Machado en Venezuela, libertad política y Milei, libertad económica desde el Sur, podremos reeditar esas épocas de gloria…” Lo dijo, hay que reconocerlo, como si de verdad lo creyera.

Miguel Ángel Rodríguez, presidente de Costa Rica entre 1998 y 2002. Enfrentó intensas protestas sociales cuando intentaba privatizar los monopolios estatales de telecomunicaciones y de electricidad, un momento icónico en la historia de las movilizaciones populares costarricenses. Unos años después fue acusado de haber sido sobornado por la firma francesa Alcatel que pretendía adjudicarse el contrato de telecomunicaciones, y condenado a cinco años de cárcel, aunque una instancia posterior desestimó el caso. Por ello, tuvo que renunciar al cargo de Secretario General de la OEA, para el que había sido seleccionado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El canal NTN24 le preguntó sobre la posibilidad de que Maduro ganara las elecciones, aunque lo dijo de otra manera: “Si Maduro, el régimen, decidiera robarse las elecciones, ¿cuál debería ser la reacción de la comunidad internacional?”- preguntó el entrevistador. “Tiene que ser un repudio total, los países garantes del Acuerdo de Barbados tendrían que ser muy consecuentes con sus reacciones y el cerco diplomático y comercial al régimen de Venezuela tendría que ser total”.

Vicente Fox, fue el primer presidente mexicano, desde 1929, electo por un partido que no era el PRI. En realidad, los dos nuevos partidos eran hijos de aquel: la derecha del PRI se agrupaba ahora en el PAN, al que pertenecía Fox, y la izquierda, en el PRD. Los “nuevos” tres partidos demostraron ser a la larga casi lo mismo, y en las elecciones de 2024, participaron en alianza. La política neoliberal adoptada por Fox conllevaba el pleno alineamiento con los Estados Unidos y con George W. Bush y su defensa del ALCA, lo condujo a fuertes desencuentros con la Revolución cubana, pero también, con los gobiernos progresistas de Venezuela y Bolivia. Trató sin éxito de destituir a Andrés Manuel López Obrador de su cargo de gobernador de la Ciudad de México, donde había adquirido gran prestigio y supervisó el fraude electoral que le arrebató a este la presidencia de la República a favor de Felipe Calderón en las elecciones de 2006. No ha sido su único gesto a favor de la democracia. En una visita a Colombia, hace unos años, influenciado quizás por los métodos sutiles del demócrata Duque, Fox reveló su más íntimo deseo: el presidente venezolano —dijo— “renuncia o sale con las patas por delante, en un cajón".

Para integrar el belicoso escuadrón de la democracia, sólo hay que haber sido presidente alguna vez, y dejar pasar algunos años, para que la gente olvide cómo se ejerció ese cargo. Pero no deja de sorprenderme la desmemoria, la manera impúdica en que las redes sociales, nada inocentes, van rehaciendo la historia, con más efectividad que sus estudiosos. Para los países en Revolución como Cuba, la reconstrucción de la historia constituye una de las vertientes fundamentales de la guerra cultural. Cada modelo socio-político tiene su panteón de héroes; el nuestro, lo presiden aquellos que han luchado en defensa de los derechos del pueblo, por la justicia social y la independencia. El sistema opuesto construye el suyo de entre una élite de políticos y empresarios “exitosos”, cada día más cínicos y oportunistas. Nuestros héroes son los milicianos que enfrentaron la invasión de Playa Girón; pero quienes pretenden restaurar el capitalismo en Cuba, reclaman como héroes a los mercenarios que llegaron en barcos de bandera estadounidense.

Caminaba por una calle del Vedado habanero y cruzaba entre dos interlocutores que discutían en la acera, cuando uno decía (era imposible no escuchar): “Batista era un hombre progresista, fue el que hizo la Constitución del 40”. ¡No puede ser!, exclamé sin poder contenerme. El improvisado e ignorante “historiador” calló por unos segundos, y yo seguí mi camino, mientras repasaba en mi mente algunos hechos: Batista, ciertamente, manipuló siempre su participación en la llamada Revolución del 30 —que por la acción de hombres como él, “se fue a bolina”, en frase de Roa—, y fue también el que conspiró con el embajador estadounidense, de espaldas al pueblo, contra el Gobierno nacionalista de Grau San Martín y Antonio Guiteras, y el que asesinó a este después. Los artículos más progresistas de aquella Constitución, fueron promovidos por los comunistas. Pero fue Batista el que la dejó sin efecto en 1952 con su golpe de Estado, el hombre que aferrado al poder, asesinó a miles de jóvenes.

De haber vivido en estos tiempos, seguramente fuese el quinto jinete de la Democracia, y estaría este 28 de julio en Caracas, para certificar (conclusión ya adoptada) que Maduro y su “régimen” no respetan la democracia.

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