Vaya usted a creerle a Donald Trump cuando “obligó” a Bibi el Gran Guerrero, como le dice a Benjamín Netanyahu, a aceptar un acuerdo para que el premier israelí detuviera su acción genocida en la Franja de Gaza.

En fin, nada de esto ha pasado, siguen las acciones abiertas contra palestinos arrinconados en la Franja, con operaciones “quirúrgicas” para eliminar con francotiradores a niños y mujeres, más el impedimento de sacar víctimas de los escombros de viviendas y edificios destruidos por la aviación y artillería israelí.

Las víctimas mortales reconocidas suman unas 70 000, aún muy poco para los que pretende Israel, que ya acelera la expulsión de palestinos de Cisjordania.

Esta es una continuación de los dos últimos años y dos meses del genocidio que comete el establecimiento colonial, y burlando el llamado “plan de paz”, que desde el 10 de octubre se suman ya más de 400 asesinados y 700 heridos en Gaza por bombardeos, mientras que en Cisjordania los colonos y su fuerza armada asaltan las poblaciones palestinas incendiando viviendas, centros de trabajo y campos de labor, asesinando, robando y llevando a cabo redadas, haciendo prisioneros a los resistentes.

Como acompañamiento de la fuerza colonial, Netanyahu ha declarado que la acción de conquista desde el titulado “acuerdo de paz” la realizan junto con grupos de mercenarios, bandidos y traidores.

Todo esto acompañado por más de 10 000 violaciones al pacto de cese al fuego con El Líbano, donde la aviación y artillería de Tel Aviv ha bombardeado zonas residenciales, campamentos de refugiados palestinos y asesinado a dirigentes de la agrupación revolucionaria Hizbullah sin que Estados Unidos “regañe” a su aliado por incumplimiento y la comunidad internacional haga algo efectivo y necesario para detener este crimen contra la humanidad.

PAPEL MOJADO

Subrayamos: El alto al fuego en Gaza no se ha respetado, Israel sigue asesinando y el plan de Trump demuestra ser una trampa, papel mojado.
Israel ha intensificado la tortura en las cárceles y aumentan detenciones sin cargos. Más de 10 000 palestinos siguen en cárceles israelíes, donde aumentan los casos de tortura durante todo el proceso de detención.

En Gaza continúan los ataques de Tel Aviv en violación de la tregua desde el primer momento con el silencio cómplice de Occidente y la complicidad manifiesta de EE.UU., como hemos apuntado.

Los testimonios recopilados por distintas organizaciones describen un cuadro escalofriante: los detenidos palestinos de Gaza fueron mantenidos en “corrales al aire libre expuestos a los elementos, encadenados y vendados las 24 horas, obligados a arrodillarse la mayor parte del día y forzados a dormir en el suelo”.

Algunos recibieron atención médica mientras permanecían encadenados y vendados, e incluso se les obligó a usar pañales para aliviarse. El informe documenta políticas alimentarias equivalentes a la inanición.

Se relatan también abusos extremos: palizas con porras, agua hirviendo que provoca quemaduras graves, ataques de perros, manipulación sensorial intensa y violaciones con objetos. Como resultado de estas atrocidades, al menos 94 detenidos han muerto bajo custodia israelí, mientras decenas más sufren daños irreversibles en su salud.

Israel solo deja pasar a uno de cada ocho camiones con ayuda humanitaria Por otro lado, las restricciones de entrada de ayuda humanitaria continúan.

O sea, en Palestina continúa el genocidio, y el plan de paz de Donald Trump ha demostrado que buscaba bajar presión social contra Israel y parar la solidaridad internacional con el pueblo palestino.

GENOCIDAS EN ETERNO JOLGORIO

Seamos justos: la culpa inicial del actual genocidio contra el pueblo palestino no la tiene Estados Unidos, sino Inglaterra, que logró en solo tres minutos en la naciente ONU, actuando ilegalmente, contra sus mismos principios, partir a Palestina, dejándola al alcance de la mano del reconocido terrorista Ben Gurión. Era el 29 de noviembre de 1947.

La casta británica monárquica era integrada por los mismos imperialistas que asesinaron en la India, en Australia, en África, en América del Norte, del centro y del sur, siempre destruyendo el porvenir de avanzada de los pueblos. De sus últimas hazañas están el encarcelamiento de Assange, su robo del oro venezolano, su intento de robar a Cuba mediante un fondo buitre, su dirección de la guerra de los nazis ucranianos contra Rusia, su persecución de quienes denuncian el genocidio en Gaza.

El 29 de Noviembre de 1947 rompió Palestina, dando más de la mitad del país a un grupo proveniente de Europa Central cuyos dirigentes profesaban aspiraciones colonialistas sobre bases ideológicas del nazismo, expansionismo y genocidio. El resultado de conjugar los intereses de la casta monárquica inglesa, en plena decadencia imperial, con los de los financieros colonialistas del sionismo, lo vemos en Gaza 2025.

El prolífico escritor Ramón Pedregal relata el método empleado en el negocio de la instalación colonial sionista: “El Banco Colonial Judío fue concebido como un instrumento de índole política destinado a permitir la creación de una patria jurídicamente garantizada. Al arsenal ideológico, económico y jurídico ya montado, no quedaba más que obtener el concurso activo de las grandes potencias. Toda la habilidad sionista ha consistido en integrar su dispositivo al expansionismo europeo. … En el punto de partida y en la etapa actual de la evolución de “Israel” están el capitalismo y el imperialismo, y entre ayer y hoy ha habido todo el proceso de implantación de población judía, que es un hecho colonial.”