¿«No a la guerra», pero: «No a la OTAN»?
especiales
Estas líneas quisieran responder a la pregunta: ¿No es correcto, y oportuno, merecido, y urgente, un estentóreo y mundial “No a la OTAN”?
Un intelectual sumamente inteligente e informado, filósofo por más señas, profuso escritor a quien he leído siempre con mucho placer y provecho, crítico lúcido del capitalismo en varios de sus libros, a su modo incisivo y de muy buena prosa, sostiene en estos días que hoy el mundo (esa pobre parte del mundo que ahora parece minoritaria, envenenada y en desventaja ante la unilateralidad mediática informativa) debiera protestar "No a la guerra", pero, excluir "No a la OTAN". Es decir, debiéramos gritar No a la Guerra, lo cual se traduce en estos días No a Rusia, pero sería incorrecto No la OTAN, que asimismo significa No a EE.UU.…
Entre los argumentos que ofrece para no mencionar a la OTAN y sí a Rusia, declara: “Ucrania no pertenece a la OTAN; no hay soldados de la OTAN combatiendo en Ucrania; y no hay, desde luego, aviones de la OTAN bombardeando Moscú; ni intención alguna, por parte de la OTAN, de frenar militarmente la agresión rusa”.
Por principio, siempre comienzo por respetar la inteligencia ajena, y suponer la buena fe. Pero ahora no estoy seguro de si hay “ingenuidad”, o mala fe, o insólito desconocimiento en persona de tantas luces, o algo quizás peor. Pienso que no puede existir nada de eso.
Pero ¿que la OTAN no tiene intenciones de frenar militarmente a Rusia?
Primero, existen las agresiones directas y las indirectas de larga data, que son las que han sembrado la semilla fatídica de este peligroso conflicto. Y ahora la OTAN hace la segunda, después de toda su historia de hacer, a su antojo, contra todos los derechos internacionales, las primeras y las segundas.
Además, la OTAN no interviene no porque no lo desee, sino porque no puede, sabedor de que, si ello ocurriera, habría una guerra muy distinta, que todos siempre imaginamos que nunca podría estallar. Por añadidura, un ex primer ministro ucraniano reveló la preparación de un ataque nuclear táctico a Rusia y el Donbass, apenas fechas anteriores a la acción rusa.
Pero además, porque los señores de la guerra de la OTAN-USA están muy conscientes de la superioridad momentánea de las armas rusas, las convencionales y las hipersónicas, y su poderío nuclear. Si lo que se quiere exponer es que en este momento la OTAN no bombardea, ni acomete una zona de exclusión sobre Ucrania, lo cual provocaría guerra segura, no excluye de ninguna manera que esa advertencia esté en el clamor de No a la OTAN, aunque muy poco puedan hacer las protestas, y menos ante la OTAN, como lo demuestra su historia.
Pero además: una vez que la OTAN situara sus portadores nucleares en Ucrania, la amenaza de usarlos, como se dice en ajedrez, ya sería mucho más fuerte que la ejecución. ¿Y por qué una nación que sacrificó tantos millones de vidas para derrotar al fascismo, tendría que aceptar nuevamente una agresión, o su amenaza con ventaja, de ese tipo de fascismo solapado y “legal” que es la OTAN? Suscitara simple asombro, si no fuera tan grave que ahora no debiéramos advertir e incluir en la esfera mediática, no solo un académico ensayo, sino un clamor en toda la regla.
¿La OTAN no quiere frenar militarmente a Rusia? ¿Y la cantidad de armas que antes y ahora llegan a Ucrania? ¿Y la amenaza de engrosar mucho más las huestes de mercenarios y nazistas de nuevo cuño? ¿Acaso para ayudar al pueblo ucraniano? Pero sobre todo, no hay modo más efectivo de “frenar” que las sanciones coordinadas del momento, dirigidas a buscar la implosión de la economía rusa y después ir definitivamente por ella. La guerra es económica y produce más víctimas, hace años, que las mismas guerras cruentas.
Pero seguro flaquea mi capacidad ante tan prestigiosos argumentos, con respecto a los cuales solo soy un ciudadano común del Tercer Mundo, pero con el detalle de que es del Tercer Mundo cubano, donde se puede estudiar sin las angustias de la amenaza de no poder costearse los estudios, y donde los libros en la década del 70 y el 80 costaban 50 centavos, y que, además, trató de aprender de ese formidable pedagogo de multitudes que fue Fidel.
Porque claro, quizás se me escapa que lo que quiere decir ese pensador es que: ahora, ¡ahora!, no es el momento en que la OTAN bombardea, ni Ucrania pertenece a la OTAN, ahora; ni hay una intención directa, -¡ahora!-, de la OTAN de frenar a Rusia. Entonces, cuando ello ocurriera, ¿es que deberíamos protestar y decir: No a la Guerra, y No a la OTAN? Percatémonos de la puerilidad del argumento, y también de su peligrosidad, cuando la brillantez de la razón comienza a parir monstruos. Entonces, como en tantas ocasiones, ya sería demasiado tarde…
Y es que antes de la invasión a Irak de USA-OTAN con aquel argumento de las armas de destrucción masiva que en las inspecciones nunca aparecieron, ¡y aunque hasta lo afirmó un funcionario de la entidad internacional capitalista encargada de esas cuestiones, quien dijo que no existían esas armas!, y lo afirmó hasta un ministro iraquí, fuente de la CIA, pues ocurrió el bombardeo, y las masacres, en ese momento, ahora sí, de civiles, y hospitales, y todo lo que se pusiera por delante. Y así ocurrió con otras protestas internacionales. Cuando la OTAN lo necesita y se atreve (es que con Rusia, hasta ahora, parece no atreverse), se producen esas invasiones que, por cierto, no suscitan esa condena casi universal por todos los medios, orquestada perfectamente desde hace meses, que ahora se abate contra Rusia y que ahora se pide solo contra Rusia. Si eso no es una coincidencia con la propaganda de los EE.UU., dejaríamos de saber qué es una coincidencia.
Pero por otra parte, y en cualquier circunstancia, ¿qué tiene de MÁS, de incorrecto, de excesivo, que incluso siendo tan evidente la responsabilidad que tiene la OTAN en estos eventos, también se grite, ahora, NO a la OTAN?
¿Acaso porque eso haría palidecer ante los ojos del mundo la responsabilidad que le corresponde a Rusia? Pues no. Porque lo que pueda oponerse a la avalancha propagandística contra Rusia es como aquel planeta de un Sol lejano ante el cual orbita, y que solo se puede detectar y saber que existe porque la luminosidad del Sol palidece un poquito, siempre en la misma cantidad. Y ante el concierto de la prensa mundial contra Rusia no existe nada que pueda hacerla palidecer. Sin embargo, cada vez que la OTAN ha querido accionar (ante países débiles, por cierto), nada puede ni disminuir su brillo asesino, por más planetas-protestas que pasen por delante, ni impedir sus acciones, por más protestas que ocurran en el mundo. Pero esas protestas no deben faltar, y mucho menos ahora, porque mañana, según el curso de los acontecimientos, puede estallar un artefacto nuclear de acción limitada y —¡oh, sorpresa!— no será culpa de la agresora criminal de siempre, sino de Rusia. Lo muy lamentable será que, quizás por no gritar ¡No a la OTAN!, habremos contribuido a ello.
Otro argumento insólito es que “a la OTAN se la puede —y debe— incluir en un artículo de análisis o en un ensayo histórico sobre la cronología del conflicto, pero no en una manifestación de protesta contra una guerra cuya responsabilidad señala con el dedo una sola fuente: Putin”. ¿Rusia la sola fuente del conflicto? ¿Acaso Rusia todos estos meses anteriores no estuvo proponiendo una negociación de seguridad mutua indivisible? ¿Quién se retiró de importantes pactos que refrenaban la guerra y prohibían las armas mortíferas? ¿Y negarse a ello por parte de USA-OTAN no es una de las grandes responsabilidades culpables de estos eventos? Seguir alentando la guerra con mercenarios y armas, ¿no lo es? Una sola fuente. Es el colmo.
El autor que estoy glosando (aquí no importa el autor, sino las ideas que sostiene para argumentar que no debemos decir, ahora, “no a la OTAN”, también discurre de este modo: “Nadie puede pensar tampoco que los manifestantes contra Putin son por ello partidarios de la OTAN”. Así es. Pero acto seguido: “Una manifestación en la que la guerra en Ucrania se identifica con la OTAN se transforma en una manifestación de apoyo a Putin”. ¿Por qué necesariamente? Mucho menos en este caso, con el prontuario guerrerista e invasor de la OTAN. Pero es que con la misma lógica, nadie puede pensar tampoco que una guerra en que se visibilice la responsabilidad de la OTAN, tampoco conlleva por fuerza un apoyo a Rusia, porque la OTAN-USA, con su negativa a sentarse en la mesa de las negociaciones, tiene una fuerte y decisiva responsabilidad en esta guerra. En cambio, ¡existen muchas más razones para que los que deseen condenar en protestas a Rusia no olviden tampoco condenar a la OTAN! Ambos son variables de una fatídica ecuación. La luz intensa que se arroja ahora sobre Rusia conviene mucho a los intereses del peor imperialismo, tanto para justificar las draconianas sanciones, como para que una entidad guerrerista y asesina salga indemne moralmente del conflicto y proseguir su dañina tarea hegemónica sometiendo mucho más a la misma Europa que ahora expone también como carne de cañón.
Siempre se debió protestar por la amenaza otanista de extenderse y cerrar el cerco hacia el Este, sobre Rusia. Porque ese plan trajo consigo una ola de crímenes de guerra, bombardeos y estados fallidos que, como Libia, antes vivían en relativa prosperidad. Porque desde la década del 90 la OTAN incorporó a sus miembros a todas las exrepúblicas soviéticas, después que dio su palabra de que no avanzarían ni un centímetro hacia el Este, después que balcanizó a Yugoslavia y destruyó, crímenes y masacres por medio y en nombre de la democracia, a Afganistán, Libia, Irak, etc., hasta intentarlo con Siria. ¿Los que hoy se horrorizan con la guerra y comprenden el papel que la OTAN ha jugado no debieran recordarlo con ese No a la OTAN? Alguien ha dicho con razón que tal parece que las grandes masas del planeta se han enterado ahora de lo que es una guerra o una invasión. Claro, de ello se ha encargado eficazmente la maquinaria mediática.
La mayor razón de la culpabilidad de la OTAN
El mundo debiera conocer esto: la UE-OTAN-USA pudieron detener las consecuencias de esta guerra: simplemente sentándose a la mesa de negociaciones con Rusia, que lo solicitó hasta la saciedad. Cuando dieron respuesta, hasta exigieron que no se hiciera pública. Rusia hizo todo por esa negociación. Una diferencia abismal, en este caso, que justifica absolutamente ese No a la OTAN. Muchos analistas comprenden que la OTAN es la verdadera culpable de estos acontecimientos. Además: ahora que Rusia-Ucrania conversan, ¿por qué no participa la OTAN en esos diálogos? Todo lo contrario, echa leña al fuego enviando mercenarios, armas. ¿Eso no merece un estentóreo y mundial No a la OTAN? Pero acompañado de un ¡Sí al pacto de seguridad mutua! Al que se negó la OTAN.
Último elemento. El grito de las multitudes ¡No a la Guerra, No a la OTAN! es apenas un susurro en el desierto ante la avalancha mediática rusofóbica por todos los medios en poder del Capital.
Es contra de esa propaganda a la que debiéramos oponernos, por lo menos para que expusiera un análisis de todos los elementos que han intervenido en estos acontecimientos y, en vez de concitar un odio irracional que ha llegado hasta prohibir a un Dostoievski en una universidad, y hasta a los gatos rusos, exigiera una negociación OTAN-RUSIA-UCRANIA, en vez de entorpecerlas. ¿Un ensayo histórico sobre el currículo OTAN? Por favor…
El argumento presentista de exigir una protesta solo contra Rusia, ahora lo adecuado según ese criterio, podría hacer presión para que se detenga la guerra, y estaría bien que se detenga esa guerra, pero a futuro la OTAN continuará su ruta agresiva cada vez que lo decida, y sin que pueda impedirlo, como nunca lo impidió antes, que digamos un No a la OTAN en el momento solo “adecuado”… Siempre será el momento adecuado para protestar por la guerra, contra toda invasión, y contra la OTAN, pero sobre todo contra la OTAN…
- Añadir nuevo comentario
- 1330 lecturas
Comentarios
Antiimperialista
Ikitaro
Richard Ofun Meyi
Profe Garret
Añadir nuevo comentario