México: Presidentes sin CIA

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México: Presidentes sin CIA
Fecha de publicación: 
27 Agosto 2024
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El Presidente de México, Manuel López Obrador

Desde que se definió la Doctrina Monroe que sostenía que América era para los americanos, Estados Unidos se abrogó el derecho a decidir sobre las políticas en los países del continente, al poner y quitar presidentes a su antojo, invadir países a los que incluso, como en México, le quitaron gran parte de su territorio.

En el país de los aztecas, Estados Unidos dominó en el ámbito político, impuso la agenda económica y decidía sobre las llamadas reformas estructurales.

Es más, y peor: todo el andamiaje presidencial mexicano estaba no solo penetrado por la Agencia Central de Inteligencia, sino por lo menos cuatro de los mandatarios estaban al servicio de la CIA y recibían jugosos dividendos.

Sin que se descarte que los más recientes presidentes anteriores al saliente jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador, estuvieran implicados en esa agencia que utiliza el asesinato para eliminar a los principales oponentes al Imperio, se sabe que entre 1956 y 1969, Winston Scott fue director de la estación de la CIA en México, y durante ese tiempo mantuvo nexos con los altos mandos del gobierno mexicano, quienes estaban en la nómina de la dependencia de EE.UU. 

Un informe desclasificado de la agencia da cuenta que al menos tres ex presidentes de México integraban la nómina de la CIA: Luis Echeverría, Gustavo Díaz Ordaz y Adolfo López Mateos, a los que se les suma un cuarto exmandatario, de acuerdo con una investigación del periodista Jefferson Morley.

Los superiores de Scott opinaban que los informantes mexicanos cobraban demasiado por servicios que dejaban mucho que desear, lo que le costó el puesto al espía norteamericano tras las revueltas estudiantiles de 1968 en México y la represión por el gobierno de Díaz Ordaz.

Scott esperaba que sus amigos le dieran informes precisos sobre la situación, pero en su lugar recibió la justificación de que "tuvieron que actuar porque los comunistas extranjeros estaban influenciando a la juventud mexicana". Scott se enteraría más tarde que el peso de tal injerencia era nulo, y que las manifestaciones se debieron a una sociedad que buscaba espacios de expresión ante un régimen autoritario.

AMLO MANDÓ A PARAR

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia mexicana, vencidos los partidos tradicionales que entrampaban su ascenso popular, se inició una nueva transformación que golpeó fuertemente a la política neoliberal, neoporfirista, antipopular y entreguista que llevó a la crisis y decadencia de México.

En la actual etapa en la que AMLO entregará el mando a Claudia Sheinbaum -una aventajada discípula-, Estados Unidos ha multiplicado su injerencia en el vecino país, además de no impedir que sus fabricantes de armas sigan proveyendo a cárteles de la droga, que entra abundantemente en territorio norteamericano.

Para colmo, los diversos cambios constitucionales que AMLO enviará al Congreso -donde su agrupación MORENA tiene mayoría- también han sido objetos de la injerencia estadounidense, específicamente los que se refieren  al ámbito judicial.

Para el embajador norteamericano en México, Ken Salazar, la elección de jueces a través del voto popular podría poner en riesgo el funcionamiento de la democracia mexicana.

El diplomático señaló que la propuesta puede afectar ese “vínculo de confianza” entre los inversionistas y el gobierno de México.

Al respecto, la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana rechazó la injerencia del embajador norteamericano, en tanto AMLO apuntó que “últimamente ha habido (...) actos de falta de respeto a nuestra soberanía, como esta declaración desafortunada, imprudente, del embajador Ken Salazar".

"Desde luego que sostengo lo que dio a conocer la Secretaría de Relaciones Exteriores, porque no aceptamos injerencismos, no aceptamos que ningún representante de gobiernos extranjeros intervenga en asuntos que sólo nos corresponden resolver, dirimir, a los mexicanos". Y puntualizó: "Yo espero que esto no se repita".

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, catalogó como contradictorias las palabras del embajador Ken Salazar sobre que la elección de jueces pone en riesgo la democracia del país, cuando en Estados Unidos la mayoría de los estados escogen en las urnas a sus juzgadores.

“Primero que nada somos un país soberano y segundo, hay que recordar que en 43 de los 50 estados de Estados Unidos se eligen a los jueces de manera democrática, los elige el pueblo; entonces es contradictorio que él diga que se va a afectar la democracia cuando en su propio país se elige a los jueces de los estados.

“No quiero entrar en más debate con él, respetamos su posición, pero no coincidimos y si es muy importante que veamos lo que pasa en Estados Unidos”, explicó Sheinbaum.

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