Memorias de un viaje a Vietnam

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En este artículo: 
Memorias de un viaje a Vietnam
Fecha de publicación: 
19 Septiembre 2021
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La autopista de Saigon llena de uniformes y botas abandonados por soldados de Vietnam del Sur tras perder la guerra. Foto: AP

Agosto de 1972. Tuve la dicha de viajar hacia un inmenso heroísmo, al formar parte de una delegación de periodistas cubanos con el fin de denunciar la ofensiva nixoniana contra los diques en Vietnam. Los gringos trataban de doblegar a un país que, por lógica e historia, es uno solo, y en su bestialidad eran capaces de intentar ahogar a la población del Norte con la furia de las aguas escapadas. Ahora vuelvo a vivir ese recorrido, ese batallar en la patria del Tío Ho. Y trataré de trasladarlos a ustedes.

Testigos del primer día de clases en Hanoi en medio de las condiciones de guerra. Las aulas diseminadas por varias zonas; techos de paja, paredes de barro, pisos de tierra. Solemne el Himno interpretado por las voces de los alumnos y profesores, mientras uno se encarga de la música con la filarmónica. ¡Con toques de tambor dan la alarma! ¡A los refugios...! Intercambios de disparos entre la artillería patriótica y los Phantom...

    Al volver a las aulas, se entona en ellas el Canto contra los aviones. Después se muestran distintos tipos de bombas utilizadas por los agresores. La piña, la naranja, semejantes a estas frutas. Las lanzan para que las halen y…vuelen casas, vehículos, sembrados, al mismo que la haló y a los que lo rodeen. Existen las encubiertas con juguetes: muñecas incluso, para conseguir lo mismo. ¡Ese es el Santa Claus verdadero,  y hay que prevenir a los niños, a los adolescentes, a todos!

 Por la tarde, cuando termino el reportaje sobre el acto inaugural, una noticia me hace cambiar el título y el encabezamiento. Así comencé definitivamente el escrito:

UNA FAMILIA VIETNAMITA

CON 5 NIÑOS, ASESINADA

POR LA AVIACIÓN YANQUI

Hanoi, 5 de septiembre. Los cinco niños de la familia Van Nham, residentes en la calle Nha Bof, del distrito de Gia Lam, fueron asesinados ayer por bombas yanquis. Los padres también perecieron. Esos cinco muchachos estuvieron presentes en el acto que inauguró el curso escolar en esta ciudad…

 Lo agrego al trabajo. Miro el rostro del periodista camagüeyano Lucas Cortadas: ha sido ganado por la rabia. Aprieta los puños. “Y no poder hacer nada, ¡nada!”, se duele. Me asalta una carta –poema: Hanoi, 5 de septiembre de 1972­/Nelia:/Anoche supimos/que cinco muchachos/del distrito de Gia Lam/fueron asesinados/por los Phantom./Entre las ruinas/de lo que fue el hogar/encontraron armas estratégicas:/libros/lápices/libretas/ un balón de fútbol muy usado/y juguetes baratos.

Estuvimos en hospitales, casas de descanso,  hogares de ancianos, círculos infantiles, fábricas, escuelas, instalaciones deportivas y turísticas, en diversos territorios del hermano país, muy heridos debido a los bombardeos. Nunca olvidaré aquellas vivencias que me llevaron el antiimperialismo mucho más adentro de mi alma. Al rememorar ahora los hechos vividos,  releer las crónicas y reportajes publicados, me invaden un poema de amor y otro de tema futbolístico y, con mayor fuerza aún, aquella visita al hospital Saint Paul.

  Hanoi, 12 de septiembre de 1972/Elsie Carbó:/No he dejado de soñar/ni una noche/con tus senos formidables. /Pero, desde ayer, /después que la niña Thuy Tuyet/mostró su pecho/condecorado por las quemaduras de la guerra, /no puedo pensar en ellos.   

Nam Ha, 15 de septiembre. / Elio: / Corner/gol/ castigo/fuera de juego. /A pesar de Nixon, /estos niños/contienden por un balón/sobre las ruinas de edificios/  puentes/chozas/estatuas/ pagodas. /Sonríen, chutan, atacan, defienden/hasta que la alarma/anuncia la cercanía de las águilas.

EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL

. El doctor Harley Borges me invitó a recorrer el hospital Saint Paul. Dijo: “Amárrate los pantalones porque lo que vas a ver me impresiona a mí, que soy médico…” Se quedó corto. Es el momento más difícil que he vivido en Vietnam. Más allá: uno de los más duros de mi vida. La única salida es golpear al enemigo con el arma que tengo: la palabra. ¡Qué lástima no poder darle con algo más que estas líneas!

Carta para mis hijos desde Hanoi

Edith y Víctor:

El domingo los recordé más que nunca. Visité el hospital Saint Paul acompañando al médico Harley Borges. Lo que vi es difícil de describir, pero debo tratar  de hacerlo. Todo no puede ser juegos y mimos. Hay que hablarles ya de cosas serias como estas: muchachos mucho más pequeños que ustedes con horribles quemaduras por el pecho, el rostro, el sexo...

Ver cómo resistían las curaciones sin llorar y aquel sufrir en la edad de los dulces y los juguetes, respirar el olor a carne humana quemada, fue acordarme de ustedes en la escuela, en mis brazos, en las clases de boxeo que les doy. Y fue también pensar que mientras exista el imperialismo, el peligro de este horror retoza sobre la cabeza de cualquier niño  del mundo.

Todas las madres y todos los padres honestos debemos unirnos para dar la fuerza que podamos a la lucha por contener la destrucción y los asesinatos en las ciudades vietnamitas. Haiphong, Nam Dinh, Hong Gai, Phu Luy…son heridas que acusan.

    Tengo ahora que rasgar el velo de la muerte. Deben conocerla. Una madre, con la tristeza devorándole los ojos, corre en busca de Borges. El hijo, recientemente lesionado en un bombardeo, va dejando la vida sobre el lecho. La cinta blanca en el brazo de la mujer muestra que otro familiar falleció no hace mucho.

 Casi al mismo tiempo suena la alarma. Al poco rato, los Mig y los Phantom confunden el rugir de sus motores. La artillería entra en acción. Un cohete dibuja el cielo. En medio de la batalla, médicos y enfermeras realizan la suya contra la muerte. Treinta minutos de combate aéreo. Se anuncia la conclusión. Enfermos, visitantes, trabajadores del hospital, salen de los refugios.

Por la noche, llegan noticias al hotel Reunificación donde me hospedo. El muchacho murió. Otros tres fueron destrozados por las bombas en el distrito de Gia Lam, al norte de Hanoi. Dos aviones agresores fueron derribados.

¡Hijos, jamás habrá perdón  para los yanquis!

Tomado del libro testimonial inédito Vietnam 1972: Viaje por el heroísmo, primer premio del Concurso Raúl Gómez García del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, mención en el certamen 26 de Julio del MINFAR en 1980, y primer premio en el género de crónica del concurso convocado en el año 2007 por el ICAP y la  embajada vietnamita en Cuba. Los poemas integraron un conjunto ganador del segundo premio del Concurso de Poesía Regino Pedroso, del periódico  Trabajadores en 2011.

Comentarios

Este mismo articulo publiquenlo en facebook, en la TV donde todos puedan ver el horror. Que se den cuenta los jovenes Cubanos que son carne de cañon para los yanquis,jovenes desocupados con las mentes engañadas pararan en el ejercito americano para invadir otros paises y sembrar el horror, el dolor, sus ancias de riquezas se convertiran en drogas, armas de fuego, alcohol. Hay que enseñar a los jovenes a que vean que es el sueño americano. Dolor, muerte, invacion a otros paises para esclavizarlos, explotarlos sin importarles las vidas de nadie.
vilma.carrion@etecsa.cu

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