Macron: otra traición a la voluntad popular

Para quien haya tenido que viajar o tener como escala a París no tiene nada de extraño las constantes movilizaciones obreras o de cualquier índole que revelan el constante ajetreo popular contra sus gobernantes, sean de cualquier tendencia.

Pero estas demostraciones protagonizadas por la izquierda contra el presidente Enmanuel Macron han ido creciendo y expandiéndose a otras importantes ciudades, luego que el sin dudas camaleónico mandatario nombró a un primer ministro de derecha, Michel Barnier, ignorando la voluntad popular reflejada en las elecciones legislativas que él anticipó.

En los comicios el Nuevo Frente Popular se llevó la mayor cantidad de los votos, pero el presidente se negó a nombrar un premier de esa formación de izquierda. En cambio, optó por un candidato derechista.

Tras el anuncio —hecho el pasado jueves—, sindicatos y el sector estudiantil, al igual que figuras de los diversos partidos izquierdistas, dijeron que saldrían a las calles a mostrar su descontento con Macron y la figura de Barnier y así ha sido, tomando las demostraciones mayor masividad, mientras la ultraderecha aplaude la traición de Macron y califica de ingenua al ente de izquierda, que otra vez vuelve a ser burlada por el presidente.

Tal es así que elementos del denominado Partido Republicano que se habían aliado a la extrema derecha para los comicios, volvieron al redil que controla el presidente, toda una mezcla de cambiacasacas siempre de espaldas al pueblo.

Las diversas agencias noticiosas, todas al estilo que más conviene a Occidente, se la pasan divagando sobre las cifras reales de manifestantes, pero coinciden en señalar que cada día son más masivas y combativas.

El líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchón, se dirigió a los manifestantes para pedirles que se preparen para una "batalla a largo plazo" contra lo que denominó la negación de la democracia, que representa el nombramiento de un primer ministro de derechas, y declaró:

“Si no hay más reglas, entonces se entra en un mundo donde es la ley del más fuerte (...) Les digo de antemano, el más fuerte en este país es su pueblo”.

LA MANO DE LE PEN

"No le importamos nada. Desde la disolución, hemos estado luchando como perros para evitar que la extrema derecha consiga una mayoría absoluta", sentenció Aude Leerte, una manifestante en Marsella de 61 años, para la agencia de noticias AFP. Y agregó: "Barnier copia todo lo que dice Le Pen". La mujer hacía referencia a la líder del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, que, según las facciones izquierdistas, tuvo que ver en el nombramiento de Barnier.

“Destitución”, gritaba la multitud entre la plaza de la Bastilla y la de la Nación en París, bajo el sol. “Macron ándate”, en medio de una densa multitud encabezada por Melenchón.

Según la agencia francesa de noticias, Robinson, responsable del proyecto de lucha contra la precariedad dentro del Sindicato de Estudiantes, estaba inquieto: “El país está muy preocupado, como vimos con las elecciones legislativas. No queremos pasar otro semestre bajo Macron. Estamos en contra de este golpe, que permitió a Michel Barnier convertirse en jefe de gobierno. No nos rendiremos”, continuó el estudiante.

“Dónde está mi voto”, se preguntaban carteles escritos sobre cartones. “Macron dimisión, Casets a Matino”, cantaban. Otros hacían una rara suma: “Macron+Le Pen: Barnier”. Significaba que solo la abstención del repentismo podría asegurar que el nuevo primer ministro Michel Barnier no fuera derrotado en un voto de censura parlamentario.
 
En la marcha todos denunciaban una alianza entre la macrobia y el partido Reagrupación Nacional de Marine Le Pen resume AFP, que subrayaba:

“Militantes de la Francia Insumisa, especialmente la Central General de Trabajadores, los comunistas y los ecologistas pero sin la presencia de los socialistas del Nuevo Bloque Popular, que marcharán el 2 de octubre próximo, denunciaron una "negación de la democracia" y "el golpe de fuerza de Macron", en una marcha sin grandes incidentes violentos en Paris. La juventud y los estudiantes tomaron la calle. Bajo un gazebo colorado, la gente firmaba una petición para destituir a Macron como presidente”.

BIOPSIA DE MACRON

Desde una perspectiva marxista, las políticas económicas de Macron podrían ser vistas como una continuación del capitalismo neoliberal.

Sus reformas laborales y fiscales, que buscan flexibilizar el mercado laboral y reducir impuestos a las empresas, podrían interpretarse como medidas que benefician al capital a expensas de la clase trabajadora. Estas políticas tienden a aumentar la explotación laboral y la desigualdad económica, elementos centrales en la crítica marxista.

Macron ha implementado varias reformas sociales, como la reforma de las pensiones, que han sido ampliamente criticadas y han generado protestas masivas. Desde un punto de vista marxista, estas reformas pueden ser vistas como intentos de reducir el gasto público en bienestar social, transfiriendo la carga económica a los trabajadores y jubilados.

La respuesta de Macron a las protestas, como las de los “chalecos amarillos”, podría ser analizada como una manifestación de la lucha de clases. La represión de estas protestas y la falta de respuesta a las demandas de los manifestantes pueden ser vistas como una defensa del orden capitalista y de los intereses de la clase dominante.

En el ámbito internacional, Macron ha mantenido una postura preeuropea y ha apoyado políticas de austeridad en la Unión Europea. Desde una perspectiva marxista, esto podría interpretarse como una alineación con los intereses del capital financiero europeo, en detrimento de las clases trabajadoras de los países más afectados por estas políticas.

En resumen, un análisis marxista de la actuación de Macron destacaría cómo sus políticas refuerzan las estructuras capitalistas existentes, aumentando la explotación y la desigualdad, y cómo su gobierno responde a las tensiones de clase dentro de Francia.