Las palabras nos retratan y nos delatan
especiales

UNO
Las palabras nos retratan y nos delatan. Cuán trabajoso debe resultar aspirar a esconder tras ellas la falsedad propia; sortear el peligro de que alguna descubra el profundo yo desnudo. Las palabras pueden ser alfileres en la boca para quienes creen posible cambiarles el ropaje, diluirlas hasta que sean inofensivas, robarles su significado.
Cuando estamos frente a frente es tarea ardua mentir: el cuerpo todo es parte de la palabra. Pero, ay, las redes... La palabra en soledad... ¿Somos lo que escribimos? ¿Lo que leemos? Somos lo que decimos y lo que creemos que callamos. En ese silencio se anuncia el verdadero ser.
Quien, por ejemplo, sea parte de los (tan al uso) sistemáticos "asesinatos de prestigio" incrementados en estos definitorios días, no podrá luego creer que posee alguno, cuando sea emplazado. Podrá rumiar su rabia tras el teclado mientras piensa cómo reaccionar; qué decir que no lo ponga en evidencia; elegir sinónimos blandos que parecen y no son: es INÚTIL; ya se ha desnudado en el comentario hiriente, la "broma" que "justifica" por serlo, la ofensa, la amenaza... Se ha expuesto a sí mismo.
Sobre esto y bastante más estoy escribiendo, amigos y amigas que han preguntado por mis silencios... De vez en cuando tenemos que callar para que las palabras de los otros encuentren el justo lugar y significado que tienen. Y sí, CREO en las palabras, y he recibido sus alertas cuando aparece mi nombre o el de personas que tengo en alta estima. Pero entonces levanto la mirada hacia la vida, camino mis calles y me cruzo con gente que tiene tiempo y deseos, en medio de las cotidianas batallas, para ofrecer una sonrisa, compartir un café, o cualquier posesión. O leo mensajes positivos de los hacedores de belleza y esperanza. Porque al final nos quedamos con esas palabras simples y profundas y cubanísimas: "lo que necesites, aquí me tienes". Eso no lo sabe ni lo puede hacer el odiador de nuestras vidas, el que mastica las palabras como arena, el triste buscador de sombras...
Pues mientras, tú y yo y ustedes, aquí estamos y reímos y amamos, pese a todo, en el peso específico de las palabras que nos unen, tal y como las heredamos, decimos, defendemos y vivimos.
(Continuará... algún día...)
Tomado del Facebook de la autora
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Carlos de New York City
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