La espuria independencia de un periodismo dependiente
especiales
¿Qué dice y que no dice Mónica Baró?
En un comentario sobre un texto de Granma, Mónica Baró hace una relación de lo que, según afirma, el autor del artículo no dice. Puede leerse en su sitio de Facebook. Pero, ¿qué dice y que no dice Mónica Baró en su post?
En esencia: que “me han empujado” a acudir a la financiación de las conocidas entidades subversivas anticubanas y anticomunistas, para poder hacer su “periodismo independiente”...
Comienza aceptando ¿tácitamente?, (creo que muy explícitamente), que es digno y legal recibir apoyo de instituciones y personeros que son cómplices de, o son ellos mismos, criminales internacionales. Como la NED y la sociedad del agente subversivo en varios países del mundo, George Soros. ¿Por qué es lícito, por qué es legal? Porque la han empujado a ello.
Ese es el argumento-racionalización que Mónica Baró encuentra, tipo última ratio justificativa. Que reza así: resulta que si los medios "independientes" que acuden, según sus palabras, y las cito, al "Fondo Nacional para la Democracia u Open Society Foundation", es porque el Estado cubano los "empuja" a ello.
Lo que plantea la cuestión: ¿la “empujaron” a optar por lo que no “quería” hacer? ¿A realizar una tarea que no “sabía” que el otro quería que hiciera – ese otro, hacia el que se fue de bruces en el “impulso”-? ¿Era inocentemente inconsciente de ello?
La dignidad del libre albedrío consiste en aceptarnos responsables de nuestras opciones de vida. Culpar a otro es la más peregrina e inaceptable de las justificaciones. Y la más reveladora.
Sólo cuando se es consciente de haber optado por un curso de vida repudiable, acudimos a la racionalización, que según los entendidos es ese “mecanismo de defensa que consiste en la construcción de una narrativa que oculta la verdadera motivación que llevó a la persona a realizar un acto, o sirve como estrategia inconsciente para no conectar con sentimientos o deseos que la persona no se quiere confesar a sí misma.”. Que no se quiere confesar a sí misma: ni a la sociedad.
La endeblez del argumento no sólo se revela en el acto justificativo, sino en una interesante contradicción relacionada con otra justificación que también aducen otros “independientes”: según estos periodistas, ellos son “independientes” y honestos, aunque les paguen entidades enemigas de su patria, ya no sólo de su Revolución, pues el daño que infligen golpea por igual a socialistas y no socialistas.
Pero resulta que ese pago pretende ser legal y ético, cuando, en cambio, acusan a los periodistas de los medios estatales de deshonestos y dependientes, porque reciben un salario institucional por su trabajo. Es decir, yo sí, pero tú no. Habría que ver si del teclado de Mónica Baró sale un periodismo de investigación acerca de las tareas que la NED, la USAID y la Sociedad Abierta de Soros, realizan en el mundo, pero cumpliendo severamente con todas las reglas que enumera en algún post de su sitio digital, y no sólo algún que otro comentario sobre Trump, al que todo el mundo puede denostar sin comprometerse en nada. ¿No sería ese un verdadero acto de independencia?
Pero a pesar de lo evidente, Mónica Baró todavía insiste en la narrativa del periodismo “independiente”.
Lo que la autora no dice es que el periodista o medio "independiente" de su tipo, mucho antes de que lo "empujen", ya están aptos para optar por ese padrinazgo NED, ya son "empujables", “impulsables”, y “elegibles”, a los ojos de la Open Society, y de los personeros busca talentos que estuvieron en esa tarea en Cuba, previo detectarlos, reunirse con ellos y reclutarlos.
¿Qué no dice y oculta Mónica Baró? ¿Cuál es la línea de reflexión ausente en los periodistas "independientes"?
Nada dice, valora, o simplemente expone con esa profesionalidad y objetividad que exigen a otros, con respecto a que esas organizaciones son ejecutantes o cómplices, o forman parte orgánica del sistema que arremete contra todo proyecto, (no sólo socialista), que dañe los intereses de las élites capitalistas.
Que esas organizaciones trabajan para que sus agresiones desde múltiples flancos provoquen problemas, levanten obstáculos, impidan proyectos, creen dificultades, y aparte de los errores internos propios, condicionen y provoquen otros por las dificultades que implican bregar bajo la agresión y la hegemonía económica y cultural de sus sistemas.
Nada opina respecto a que es esa situación la que aprovechan apenas las reacciones internas de una sociedad, sean espontáneas o sean las organizadas y financiadas por ellos mismos, desembocan en protestas para lograr el derrumbe de gobiernos.
Si se es consciente de ello, como no puede ser de otro modo en alguien que se considere periodista, ¿cómo puede pretender dar lecciones de periodismo profesional y ético, y a la vez dejarse "empujar" a ese amparo? ¿Puede existir argumento más baladí, más peregrino y más absolutamente poco convincente?
¿Uno se deja simplemente empujar a hacer lo que no quiere hacer, o todavía peor, a dejarse pagar o amparar por quien atenta contra los ideales que uno diga sostener? Lo primero que ataca todo lo que Soros representa y financia, es a la ética periodística, la verdad y la coherencia. Basta conocer la historia de las revoluciones de colores en el mundo.
¿Puede ser ejemplo de ética en la profesión trabajar bajo el amparo y los recursos de esas instituciones? ¿Sirve el recurso de pretender un periodismo constructivo para la causa de un país aceptando, (porque hay que “vivir”, nos dice la periodista en el texto aludido), los dineros criminales y enemigos, no sólo del socialismo en todo el orbe, sino de la democracia misma y de la ética periodística, por añadidura? ¿Qué tipo de paradoja insalvable es esa?
Y nada dice, y nada dirá, Mónica Baró respecto a que, como prólogo de sus intervenciones directas o indirectas en las subversiones de sistemas políticos legítimos , la NED y la Open Society, y el sistema que defienden (los principios de la Sociedad Abierta), espera, estimula y trabaja, primero:
- para que estallen esas dificultades en las diversas modalidades que hemos visto en estos meses: falsas huelgas, insatisfacciones aprovechadas para convocar y mezclar solicitudes de personas honestas con personeros de la subversión, y segundo,
- para que broten, - al calor de la oferta y el caldo de cultivo-, esos "independientes" (que es la demanda ante la ventana de oportunidad del negocio), que son los que van a publicar desde fuera de la institucionalidad comunicacional, precisamente sobre los temas que la NED y Soros desean que publiquen, es decir, toda la minería de dificultades sociales a cuya aparición aportan sus mismas agresiones, tanto como a los esperados, naturales e inevitables errores propios.
Ellos saben que esas personas existen, y si no existen, las estimulan, cuando no las inventan, premian y pasean por el mundo, o las forman en cursos, las halagan y potencian, porque al final surgirá también el argumento de oro para conservar la buena conciencia: “me empujan a ello”, es decir, he sido una víctima, he tenido que hacer lo que no quería hacer: ponerme al servicio, pagado, de los enemigos de mi país. Con lo cual, además, están violando leyes que tipifican delitos muy graves contra un país en todo el orbe, no sólo en Cuba.
Son muchas cosas las que no dice la periodista respecto al tema. En resumen. Al periodismo de este tipo le falta la honestidad elemental para reconocer que escriben sobre temas, (y esto es lo más importante), desde el ángulo y desde el lugar de la enunciación que a la NED y sus semejantes les interesa que escriban. En eso consiste la verdadera dependencia de esas personas y esos periodismos, y en ello consiste la falsedad de su "independencia". Participan de una subasta tácita, sobreentendida, silenciosa, donde el comprador será a su vez comprado, porque ya existe su voluntad adquisitiva contractual, porque nadie le obliga a acudir a la cita, y donde el subastador sabe que pujarán por ser comprados, explotando las mismas necesidades que produce la acción agresiva del subastador.
Pero a veces sale a flote la verdadera historia con el argumento desesperado y justificativo: “me han empujado” a hacer... ¿lo que yo no quería hacer? ¿Lo que yo no sabía que el otro quería que yo hiciera? No ofendan la inteligencia ajena...Se respeta incluso al adversario honesto que se proclama responsable de sus ideas, acciones y decisiones. Y sobre todo al que no acude a la ayuda de los mismos que dañan lo que uno dice defender. No hay contradicción más flagrante, más desnuda, más insostenible, más pedestre. Asúmanse en lo que son: mercenarios sutiles de nuevo tipo que necesitan tranquilizar su conciencia, porque saben que están viviendo de las dificultades de su patria, con el colmo de ser pagados por los mismos que crean esas dificultades. Quizás sea el más repudiable de los mercenarismos.
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