Imparable genocidio en Gaza
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Indigno de cualquier circo por muy mediocre que sea el “numerito” escenificado por el payasesco presidente norteamericano, Donald Trump, contra el genocida primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al supuestamente enterarse que niños palestinos están muriendo de hambre en Gaza, cuestión que el criminal premier había negado con anterioridad.
Por supuesto, Trump “desconoce” que muchos niños figuran entre los muertos por las balas que le entrega a Israel, cuando acuden a zonas donde supuestamente el agresor había anunciado que le entregaría alimentos.
Tampoco es conocido por el mandatario norteamericano que su protegido ha dado el visto bueno para que avezados francotiradores den muerte a la mayor cantidad de niños y mujeres que puedan, con el respectivo fin de que los pequeños no busquen venganza cuando crezcan y las féminas no puedan procrear, algo que ya habíamos denunciado en comentarios anteriores.
Ahora los medios occidentales reconocen que será atroz y provocará una gran carnicería, la anunciada invasión por las tropas israelíes a la capital, Ciudad de Gaza, para expulsar a todos sus residentes y llevar a cabo una ofensiva terrestre.
No obstante, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Eyal Zamir, ha expresado su temor de que la operación ponga en peligro la vida de los rehenes israelíes. En una reunión reciente le dijo a Netanyahu que creía que estaba "cayendo en una trampa".
Son embargo, ello ha regocijado a los más fanáticos defensores del sionismo, incluyendo clérigos que prefieren la muerte de los niños palestinos e ideas afines que han creado un gran número de sicópatas.
Al respecto, un desconocido para mí, Maximilian Steele, publicó una guía de cómo se forma un sicópata perfecto en Israel:
a)tomen a un niño y díganle que pertenece a un pueblo excepcional: el pueblo elegido de Dios; b) díganle que los niños de los demás pueblos tienen “almas satánicas” (como decía el rabino Isaac Luria de los no judíos); c) díganle al niño que los de su pueblo tienen derecho de robar y matar a los de los demás pueblos (como dice el Talmud). Resumiendo: hagan de él un judío y/o un israelí, con suerte hasta obtendrán un tipo como el rabino Ely ben Dahan (ministro de guerra de Israel designado por Netanyahu) quien afirma: “los palestinos son subhumanos, animales que no merecen vivir” y “el alma de un judío, aunque sea homosexual, es infinitamente superior a la de un no judío”.
COMPROBACIÓN
De acuerdo con varias agencias y funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas, ONG y con la mayoría de los académicos del genocidio, Israel está cometiendo un genocidio en la Franja de Gaza contra los palestinos durante la invasión y bombardeo como parte de la actual guerra de agresión en Gaza.
Los actos de genocidio descritos incluyen asesinatos en gran escala, uso del hambre como arma de guerra, destrucción de infraestructura civil, ataques a trabajadores de la salud y solicitantes de ayuda, así como desplazamiento forzado.
El número exacto de víctimas se desconoce y aumenta cada día, pero se estima que Israel ha matado a más de 61 158 palestinos en Gaza (el 2,9% de la población total del país, similar al porcentaje mundial de muertos de la Segunda Guerra Mundial) y herido al menos a 151 442 personas (el 7,21% de la población), destruido más de 70 000 viviendas y desplazado a 1,9 millones de personas, acusado de limpieza étnica por este último hecho.
La inmensa mayoría de las víctimas son civiles, y más de la mitad son mujeres y niños. Entre los muertos se cuentan unos 1 151 trabajadores sanitarios, 310 de la UNRWA, 53 humanitarios de la Media Luna Roja y 232 periodistas.
Hay miles de cadáveres más bajo los escombros de los edificios destruidos.
Además de las muertes directas por bombardeos y disparos, la acción israelí se ha caracterizado por destruir sistemáticamente la infraestructura sanitaria, los recursos alimentarios y el patrimonio cultural y educativo de la Franja.
El bloqueo israelí contribuyó en gran medida a la hambruna en la Franja, mientras que fuerzas israelíes destruían los suministros humanitarios enviados a la población palestina.
Desde el principio del conflicto, Israel cortó el suministro de agua y electricidad a la Franja y ha ido destruyendo todas las plantas de tratamiento de aguas residuales y una gran parte de los pozos de agua y plantas desalinizadoras.
También ha destruido numerosos edificios de importancia cultural, incluidas 13 bibliotecas, las 12 universidades de Gaza y el 80% de sus escuelas, decenas de mezquitas, tres iglesias y dos museos.
Los actos de Israel han sido denunciados como genocidio por los gobiernos de al menos 32 países, varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales.
En palabras del israelí Omer Bartov, uno de los más reconocidos historiadores del genocidio, “la comunidad de académicos del genocidio (...) se está acercando cada vez más a un consenso en torno a la descripción de los eventos de Gaza como un genocidio”. Ugur Umit Ungor, otro profesor del genocidio radicado en Ámsterdam, asegura que probablemente habrá académicos del genocidio que no consideren lo sucedido en Gaza como tal, pero “yo no conozco a ninguno”.
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