El cuartico está igualito: Paraguay seguirá Colorado

Con una dispersión de la oposición en 12 partidos y sin una segunda vuelta, el candidato del oficialista Partido Colorado, el derechista Santiago Peña, retuvo para su agrupación la Presidencia de la nación en las elecciones generales celebradas este domingo en Paraguay.

La participación de los electores fue del 61,97% sobre un total de 4,8 millones de empadronados en una población de 7,5 millones de habitantes.

Más de medio millón lo hicieron por vez primera en un evento donde el ganador de 44 años de edad exhibió un programa que es virtualmente más de lo mismo, y que llama a consolidar un proceso que califica de democrático, aunque admite la corrupción reinante que, dice, ayudará a hacer desaparecer.

Con el 89,7% de las mesas escrutadas, Peña obtuvo el 42,7% de los votos, por 27,4% del centroizquierdista de 60 años Efraín Alegre, del bloque de 25 partidos agrupados en la Concertación Nacional para un Nuevo Paraguay.

Alegre tenía entre sus propósitos relanzar las relaciones con Venezuela y sopesar el rompimiento con Taiwán, para establecerlas con la República Popular China.
Peña sucederá el 15 de agosto al presidente Mario Abdo Benítez, un confeso admirador de los genocidas dictadores Alfredo Stroessner y Augusto Pinochet. 

El partido Colorado ha gobernado Paraguay casi sin interrupción durante los últimos 70 años.
La única excepción en su hegemonía ocurrió durante el gobierno del izquierdista Fernando Lugo (2008-12), quien fue destituido por un corrupto Congreso en un amañado juicio político un año antes del fin de su mandato.

ANOMALÍA

"A punta de pistola están secuestrando a nuestros representantes para el control electoral", ha afirmado Alegre en referencia a unos incidentes que habrían ocurrido en el distrito de Iba Pita, una zona en la que no había ningún efectivo de las fuerzas de seguridad que pudiera defender a los representantes de la Concertación.

"Iba Pita es uno de los distritos que hemos denunciado como críticos y delicados por la presencia del crimen organizado. Es territorio de narcos", añadió. Por ello apeló al presidente saliente del país, Mario Abdo Benítez que hubiera presencia de las fuerzas de seguridad en esa y otras zonas. "Hago un llamado a las fuerzas de seguridad. 
Le hemos solicitado con antelación al presidente que despliegue fuerzas de seguridad, no en todo el Paraguay, dijimos específicamente dónde. (En esas zonas) ya han secuestrado locales electorales en otras elecciones", según declaraciones recogidas por 'ABC Color'.

Pero, como de costumbre, nada de esto fue atendido, y ahora el presidente electo heredará este país que le dejan sus “maestros colorados”, algo que ya permanece desde hace varias décadas.

ESTANCAMIENTO

El estancamiento económico de Paraguay se debe a la inestabilidad y a los problemas socioeconómicos, como la pobreza, el desempleo, la exclusión social, la corrupción y el clientelismo político, que persisten en forma alarmante.

En los últimos 10 años se visualiza un aumento insignificante del PIB (Producto Interno Bruto) y una caída de más del 5% del PIB per cápita. Este estancamiento económico ha ocasionado una escasa generación de empleo decente, el aumento del desempleo visible e invisible y la baja de los salarios de casi todas las categorías de trabajo.

El país necesita una estrategia y un patrón de crecimiento que contribuyan a generar empleo decente en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades de la fuerza de trabajo y reducir así la pobreza. El gran desafío actual del Paraguay es la necesidad de generar casi 100 000 nuevos puestos de trabajo por año. 

La acumulación de problemas económicos y sociales, las altas tasas de crecimiento demográfico y de la fuerza de trabajo, hacen que la generación de empleo decente en la cantidad necesaria requiera la adopción de un patrón de crecimiento intensivo en el uso de mano de obra y la realización de una tasa de crecimiento del PIB de por lo menos el 5% anual.

Los problemas socioeconómicos más acuciantes, que requieren de políticas económicas urgentes son:

a) El exceso de mano de obra grande y creciente en el país, que concentra la pobreza y la desesperación y representa un recurso cuya productividad potencial está siendo desperdiciada en la actualidad.

b) La baja productividad de la tasa de inversión. La eficiencia de la inversión pública y del gasto público en general han sido muy afectados por el alto nivel de corrupción y el bajo nivel de eficiencia de la mayoría de las instituciones estatales.

c) El bajo rendimiento de la inversión bruta, que implica una serie de limitaciones y problemas en el área de productividad.

Los principales desafíos para la política fiscal del país incluyen aumentar los ingresos fiscales, controlar los desperdicios en forma de remuneración a empleados públicos no productivos, y asignar en forma más eficiente los gastos de inversión.