Doble discriminación: Los otros palestinos

No son bombardeados como los palestinos en Gaza, ni expulsados de sus tierras en Cisjordania, pero sufren doble discriminación por ser palestinos que aún viven en la parte de Palestina que ocupa Israel, esos a quienes llaman árabes israelíes.

Ellos soportaron todo tipo de afrentas, amenazas y hasta asesinatos selectivos en los primeros momentos, pero se mantuvieron en sus tierras, mayoritariamente en el norte de Israel, donde son tratados como ciudadanos de muy baja clase, a pesar de serles reconocida la ciudadanía israelí.

No son pocos estos palestinos a quienes llaman árabes israelíes, porque constituyen la quinta parte de la población, cerca de dos millones, e incluso, además de tener que pasar innumerables vicisitudes, ven amenazada su estadía por la llegada de miles de judíos de ciudadanía estadounidense.

No hace mucho comenzaron una huelga general –una más- en medio de la escasez de vivienda y las demoliciones de casas en las comunidades árabe del país.

Tel Aviv se burla de sus reclamos, el más reciente del Alto Comité de Observación Árabe, representante de los árabes israelíes, que anunció que quería enviar un claro mensaje a las autoridades sionistas de que no cederán en sus demandas.

Las reclamaciones han tenido lugar en medio de paros que incluyen a instituciones educativas de todo tipo, bancos y comercios en las ciudades con mayoría árabe, como apuntamos, en la región septentrional de Israel.

Datos publicados por el diario Ha’aretz, que se edita en Tel Aviv, señalan que la mayor parte de los pueblos árabes están en el estrato más bajo del índice socioeconómico en Israel, carecen de tierras para la construcción y de planes maestros que les permitan erigirlas legalmente en esos poblados. En un momento en que se necesitan unas 18 000 casas cada año para responder al crecimiento natural de los árabes.

Y, por el contrario, Tel Aviv ya tiene programado demoler unas 60 000 viviendas de árabes israelíes, cifra superior a lo que tiene planificado para los palestinos de Cisjordana y que no contempla la demolición por represalia en Gaza.

Los árabes israelíes demandan el fin del racismo y la política de odio promovida por el primer ministro Benjamín Netanyahu.

Toda esta situación es parte de la represalia contra una población que permaneció en sus tierras y no huyó en 1948, cuando se estableció el Estado judío.

Cuando el anterior gobierno norteamericano, Netanyahu hizo caso omiso a sus peticiones de benevolencia, y con el actual de Trump todo se ha radicalizado en detrimento de la población de árabes israelíes, con vista a establecer el falso plan de paz del mandatario norteamericano.

A ello hay que añadir la ya mencionada llegada de decenas de miles de judíos norteamericanos, que están recibiendo toda la ayuda económica necesaria para establecerse en Cisjordania y, probablemente, en los lugares de donde serán expulsados tos otros palestinos discriminados.

Así funciona la política del Imperio-Sionismo contra los palestinos.