DiCaprio vs. Bolsonaro: No es bobada el ecocidio en Brasil

De una u otra manera, se han ido repitiendo las declaraciones de Leonardo DiCaprio para que el gobierno brasileño evite acciones que sigan deforestando la Amazonía y pongan aún más en peligro un ecosistema que ayuda a paliar el cambio climático que se está produciendo inexorablemente en el planeta.

A la lógica preocupación del laureado actor cinematográfico respondió airadamente el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien le pidió que se dejara de bobadas, y afirmó que él protegía adecuadamente la naturaleza del país, cuestión que, por supuesto, no es cierta, lo cual justificó otra afirmación de DiCaprio: «Brasil es el hogar de toda la Amazonía y otros ecosistemas críticos para el cambio climático. Lo que sucede allí nos importa a todos y el voto de los jóvenes es clave para impulsar el cambio por un planeta saludable».

Con esto DiCaprio aludía a las próximas elecciones brasileñas y al bosque tropical del Amazonas, que abarca gran parte del noroeste de Brasil y se extiende hasta Colombia, Perú y otros países de Sudamérica, representando la selva tropical más grande del mundo.

Ello aumentó la furia del mandatario, y más en un año electoral en que tiene en peligro la reelección. Cabe destacar que Bolsonaro ha recortado las protecciones medioambientales y empleado inútilmente recursos para hacer aparecer que sí está preocupado por el medioambiente, por lo cual utiliza repetidamente al ejército, dejando fuera a connotados especialistas en la cuestión.

DiCaprio, consecuente defensor de la vida del planeta, ha creado una fundación en ese sentido y gastado millonarias sumas gracias al éxito taquillero de sus películas, y no solo se ha mostrado firme ante el mandatario brasileño, como cuando espetó duramente a los líderes mundiales que asistieron a la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas: «Yo me gano la vida actuando, pero ustedes no».

Todo empezó en 1998, cuando en medio de la vorágine provocada por su participación en dos exitosas películas (Romeo y Julieta, de 1996, y Titanic, de 1997), lejos de sumirse en la vida de famosos y dejarse endulzar por la miel de la popularidad, creó la Fundación Leonardo DiCaprio con el propósito de proteger los últimos lugares silvestres de la Tierra.

DiCaprio logró combinar sus dos pasiones: el cuidado ambiental y la actuación. Es así que, a través del documental Ice in Firm, mostró una visión positiva sobre los desafíos mundiales que enfrentan las sociedades contra el cambio climático.

También colaboró con National Geographic en la creación de la muestra Before the Flood, donde se recorren distintos lugares del mundo y debate junto a líderes políticos sobre el calentamiento global y las diversas temáticas que amenazan ambientalmente al planeta.

DiCaprio ha encontrado la manera de hacer frente a estas situaciones y poner en agenda las problemáticas que rondan al cambio climático, que ya no es algo lejano ni futurista, sino que está pasando en este momento, e indicado su preocupación:

«Todas las acciones, a grande o a pequeña escala influyen, por lo que hay que tomar real conciencia de todo lo que implican estas problemáticas y que no solo afectan al ambiente y la biodiversidad, sino también a la economía y a las sociedades de manera directa o indirectamente. El planeta es uno y está en nuestras manos».

Recordista inescrupuloso

De ahí que sobresalga la lógica preocupación por lo que está haciendo Jair Bolsonaro con el bien llamado «pulmón del planeta».

Los datos publicados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe), a través de su sistema de alerta Deter, indican que la deforestación de la Amazonía brasileña en abril del 2022 superó los mil kilómetros cuadrados, cifra que representa un récord histórico para el mismo mes con respecto a años anteriores.

Hasta el 29 de abril del 2022, el total de bosque destruido llegó a los 1 012,5 kilómetros cuadrados, casi el doble del territorio que se deforestó en abril del 2021, cuando se arrasaron 579,98.

El Observatorio del Clima (OC), una Organización No Gubernamental que lucha contra la crisis climática, calificó la deforestación registrada en abril como «surrealista», e indicó que, con este nuevo récord, Jair Bolsonaro «dobló el gol. En plena temporada de lluvias, el área de alertas de deforestación en la Amazonía en abril alcanzó 1 012 kilómetros cuadrados, un 74% superior al anterior récord de la serie histórica, establecido el año pasado por el propio Bolsonaro (580 kilómetros cuadrados). En comparación con el promedio de seis años anterior de abril, el área de alerta es un 165% más grande».

La ONG también subrayó que la cifra es aún más grave, porque abril es parte del llamado «invierno amazónico», el último mes lluvioso en la Amazonía, un período en el que «el ritmo de las motosierras naturalmente se enfría». Antes del gobierno de Bolsonaro, eran raras las alertas mensuales de deforestación, incluso en la estación seca.

De acuerdo con los registros, los estados con mayor área bajo alertas de deforestación en abril fueron: Amazonas, con 346,89 kilómetros cuadrados; Pará, 241,92; Mato Grosso, 286,68, y Rondonia, 107,86.

En el acumulado del año, que comienza en agosto del 2021, la extensión de territorios deforestados ya se ubica en unos 5 070 kilómetros cuadrados, 5% más que la temporada pasada y la segunda más alta de la serie histórica, superada solo por el récord de 5 680 establecido por el propio gobierno de Bolsonaro en el 2020. Desde agosto pasado, las alertas vienen batiendo récords: en octubre, enero, febrero, y ahora en abril.

Un total de 10 476 kilómetros cuadrados destruidos, con lo cual la deforestación en la Amazonía brasileña alcanza el nivel anual más alto en una década.

Marcio Astrini, secretario ejecutivo del OC, señaló que «el causante de este récord tiene nombre y apellido: Jair Messias Bolsonaro. El ecocidio en jefe de Brasil ha triunfado al convertir el Amazonas en un territorio sin ley, y la deforestación será lo que los ocupantes ilegales quieran que sea. El próximo presidente tendrá una dificultad extrema para revertir esta situación, porque la delincuencia nunca ha estado más cómoda en la región que ahora».