Bolsonaro, ¿superando a Trump?
especiales
Bolsonaro se quejó de la cuarentena y dijo que a la enfermedad "hay que enfrentarla como hombres y no como pendejos".
Al deslegitimar cualquier intento aislacionista para evitar la expansión de la epidemia del nuevo coronavirus COVID-19, Jair Bolsonaro puede, sin proponérselo, convertirse en el epicentro del mal a nivel mundial, ostentado por Estados Unidos, gracias a la labor tardía y desiderativa de su ídolo Donald Trump.
Aunque a veces dudo de la claridad de mente del testaferro imperialista brasileño, lo cierto es que es diferente al igualmente torpe, pero más ladino y hábil Trump –nada fácil de derrotar en su aspiración releccionista.
Bolsonaro es, lo que considera el antropólogo Didier Fassin, un “negacionista”, porque tiene “una posición ideológica a través de la cual el sujeto reacciona contra la realidad y la verdad de manera sistemática”.
Por eso, y pese a que ahora la oposición de izquierda ha podido reunir a unas 300 organizaciones progresistas para luchar contra su política, a Bolsonaro le importa un bledo, porque, según el estudio de Fassin, es un cínico antes que un incrédulo, y si tergiversa hechos o divulga falsedades, no lo hace confundir.
Desde una posición chovinista, buscando votos de quienes incluso engañó miserablemente, y más míseramente votaron por él –aunque de esto no se habla mucho ¿? -, le gusta repetir el lema “Brasil per encima de todo y Dios por encima de todos”, más sin dejar de pensar en “norteamericano”, buscando siempre la aquiescencia de Trump, y más ahora cuando entra en contradicciones con ex aliados que sólo quieren ocupar la silla presidencial.
Así empezando a escribir sobre la epidemia actual, Brasil se encuentra en el primer lugar de América Latina, “amenazando”, subrayo, a Estados Unidos en el plano mundial.
Pero también se encuentra emulando negativamente con su ídolo estadounidense en el cambio climático, que el mandatario estadounidense niega sistemáticamente, rompe acuerdos al respecto y respalda las artimañas industriales que está llevando a que el planeta se suicide.
Pero Bolsonaro no está muy lejos de esta posición, sino que la supera con su política destructiva acerca del Amazonía y la expulsión de la población indígena que se negó a aceptar la entrada de las compañías depredadoras en sus tierras ancestrales.
Mientras amenaza a quienes divulgan la cifra de infestados y muertos por el coronavirus -mucho más que la admitida, como ocurre en Ecuador-, no reza para que el aumento de la temperatura del planeta no supere los 2 grados centígrados.
Trump niega el cambio climático como líder de un país que ha vuelto a ser, por primera vez desde 1973, el mayor productor mundial de petróleo, por encima de Rusia y Arabia Saudita, mientras que Bolsonaro lo hace defendiendo los intereses de la industria minera y del agronegocio, abriendo la puerta a una fase de saqueo neocolonial que vendría a sumarse a lo ya sufrido por los lugares más saqueados del planeta.
Los dos coinciden en que detrás del “climatismo” hay una ideología de izquierda proclive a aumentar las regulaciones y la intervención del Estado y en que los recursos naturales son un conjunto de ganancias.
Con sólo cuatro palabras, “No me lo creo”, respondió Trump a las casi 1 700 páginas de un informe sobre los efectos del cambio climático en la economía, la salud y el ambiente que le entregaron expertos de la Casa Blanca que se resisten a falsear datos.
Lo mismo que habrían dicho los miembros del Partido Republicano que aseguran no creer en la temperatura como quien abjura del calor y los números. Para no ser menos, Bolsonaro eligió como ministro de Relaciones Exteriores a Ernesto Araújo, un diplomático que ha escrito en su blog personal que el calentamiento global forma parte de un “complot de marxistas culturales” y que la lucha contra el cambio climático quiere “reprimir el crecimiento económico de los países capitalistas democráticos y promover el crecimiento de China”.
Añadir nuevo comentario