Aguas envenenadas en el Imperio

La postura negativa en general a aceptar las consecuencias del cambio climático por las sucesivas administraciones norteamericanas ha llevado a empeorar esta situación en todo el mundo, particularmente en el propio Estados Unidos, culpable de más del 15% de esta contaminación achacada a los efectos de gases de efecto invernadero,  que afecta diferentes aspectos de la vida y en especial de la disponibilidad y calidad del agua.

Recordemos que en el mandato de Donald Trump no solo hubo un abandono criminal a la lucha contra el COVID-19, causante de la muerte de más de un millón de norteamericanos, sino también a la aceptación de las anomalías producto del cambio climático, achacando la cuestión a la propaganda enemiga del país, mientras en la saliente administración de Biden se habló mucho, pero se hizo poco al respecto.

La cuestión se agrava, destaco, porque la necesaria atención al problema tendría un alcance global significativo, al ser Estados Unidos una de las economías más grandes y poderosas del mundo.

La decisión de retirarse del Acuerdo de París en el 2017, aunque luego fue revertida en el 2021, es un ejemplo clave de cómo las fluctuaciones políticas pueden influir en la lucha global contra el cambio climático.

Por último, la adopción de tecnologías más limpias y sostenibles por las empresas estadounidenses también tiene un impacto global. Estados Unidos alberga a algunas de las empresas más grandes e innovadoras del mundo, algunas de las cuales adoptan energías renovables y reducen la huella de carbono.

Es decir, hay al parecer un acontecer idílico, pero la propia explotación de petróleo mediante el fracking hace que los avances estén en peligro, y más cuando asume ahora una administración que hace dudar que la importante cuestión tenga un “happy end”.

PREOCUPANTE

Subrayamos: el cambio climático está afectando significativamente los sistemas de agua en todo Estados Unidos, modificando las cantidades disponibles de este recurso vital y amenazando su calidad.

En primer lugar, la escasez de agua se ha convertido en una preocupación importante en muchas partes del país. Esto se debe a un clima más cálido que está causando una disminución en el almacenamiento de nieve, lo cual es particularmente problemático en el oeste, donde la nieve derretida es una fuente importante de agua dulce.

Además, la subida del nivel del mar debido al calentamiento global podría causar la intrusión de agua salada en los acuíferos costeros, reduciendo la cantidad de la potable disponible.

En términos de calidad del agua, el aumento de las temperaturas y las modificaciones en los patrones de precipitación pueden conducir a una mayor contaminación. Estos cambios climáticos pueden aumentar la frecuencia e intensidad de eventos extremos como inundaciones y sequías, lo que puede llevar al desbordamiento de sistemas de aguas residuales y al aumento de sedimentos y contaminantes en sus fuentes.

Por otro lado, el cambio climático también podría intensificar los problemas de las especies invasoras y las algas nocivas que pueden afectar la calidad del agua.

En resumen, los cambios en el clima están presentando nuevos desafíos en la gestión de los recursos hídricos en Estados Unidos, por lo cual es fundamental llevar a cabo investigaciones adicionales y adoptar políticas que fomenten la conservación del agua y la resistencia al cambio climático.

Aunque ha habido algunas mejoras en la eficiencia energética y la generación de energía renovable, el país sigue dependiendo fuertemente de los combustibles fósiles.

En cuanto a su impacto específico en el agua, las implicaciones del cambio climático impulsado por Estados Unidos son significativas. El calentamiento global está provocando cambios en los patrones de precipitación y aumentando las tasas de evaporación, lo que puede resultar en sequías más intensas y prolongadas. Asimismo, el calentamiento de los océanos lleva a fenómenos meteorológicos más extremos, como huracanes más fuertes.

Además, el deshielo de los glaciares y las capas de hielo debido al aumento de las temperaturas globales está causando un aumento en el nivel del mar. Esto no solo amenaza a las comunidades costeras, sino que también puede conducir que el agua salada contamine las reservas de la dulce.

Por último, el uso intensivo de agua en muchas industrias estadounidenses, como la agricultura, la generación de electricidad y la industria manufacturera, sumado al cambio climático, también contribuye al agotamiento de las reservas de agua dulce.

NO SOLO EL CAMBIO CLIMÁTICO

Tal como sucede en su colonia de Puerto Rico, el agua del grifo o de la pluma, como se dice en Jatibonico, millones de personas en Estados Unidos están bebiendo, sin darse cuenta, agua que incluye un cóctel tóxico compuesto por contaminantes relacionados con el cáncer, daños cerebrales y otros graves perjuicios a la salud.

Según la Base de Datos nacional estadounidense sobre el agua del grifo, la contaminación generalizada de sustancias tóxicas como el arsénico y el plomo, entre otras, afecta a decenas de millones de hogares en los 50 estados y el Distrito de Columbia.

La base de datos también resalta la necesidad de normas federales más estrictas sobre la calidad del agua y una inyección masiva de fondos para las tan necesarias mejoras de las infraestructuras hídricas en todo el país. 

Empero, se admite oficialmente -aunque nada se hace-, “la Oficina de Aguas Subterráneas y Agua Potable de la Agencia de Protección Medioambiente ha demostrado durante décadas que es incapaz de hacer frente a la presión de las empresas de suministro de agua y de los contaminadores para proteger la salud humana de docenas de contaminantes tóxicos en el agua potable de Estados Unidos".

“Nuestro gobierno tiene que abrir los ojos ante el hecho de que el agua limpia es un derecho humano, independientemente de la raza, los ingresos o la política”, dijo la defensora de los consumidores Erin Brockovich, quien sentenció: 

“Lograr una verdadera equidad en el acceso al agua limpia significa conseguir que todo el mundo -cada persona- que habite este país tenga un agua del grifo asequible y segura en la que puedan confiar que no les envenenará ni a ellos ni a sus seres queridos”.