Subir también información al carrito virtual
En los años 70 y 80, cuando se hablaba de un combo, era para referirse a esos grupos musicales de pequeño formato que animaban fiestecitas y algunos sitios nocturnos.
Hoy, decir combo es, sobre todo, sinónimo de angustia y disgusto.
Sucede que, aunque poco se habla ya en los medios de prensa, las compras en línea en tuenvío.cu siguen siendo un gran problema para los cubanos.
Hace ya un año que el Presidente cubano encabezó la reunión de chequeo del comercio y el gobierno electrónicos, y subrayó entonces que «en la medida en que avancemos en este tema —evaluó—, vamos a tener menos vulnerabilidades en el comercio y será posible ofrecer más facilidades y mejor calidad del servicio».
La vida nos ha demostrado —apuntó— que tenemos que ir al comercio electrónico de inmediato; si hubiéramos avanzado más, habría sido posible enfrentar mejor el escenario que nos ha impuesto la COVID-19.
También enfatizó en esa oportunidad que «el comercio electrónico llegó para quedarse».
Y se ha quedado, pero junto con sus calamidades, al menos en lo referido a las compras en tuenvío.cu, porque es sabido que el comercio electrónico abarca muchas otras aristas.
Sin dudas, para salir de ese atasco del comercio virtual en tuenvío.cu, sobre todo, hace falta una infraestructura tecnológica de respaldo, y no pueden olvidarse las zancadillas que, en ese orden y en muchos otros, nos pone el bloqueo de EE.UU.
Pero tampoco debiera olvidarse que, como recordara el propio mandatario cubano, contamos con una industria electrónica, con miles de ingenieros en electrónica, en telecomunicaciones, en control automático, en informática y otras especialidades afines, que pueden ofrecer soluciones, innovar...
Informar, informar, responder
Sin embargo, el e-comercio no despega como debiera.
Está claro que, además de los problemas tecnológicos, existen otros.
Desde la orilla de los gibabytes, es un valladar dificilísimo de franquear el que existan tan pocas tiendas virtuales y tantos potenciales consumidores dando click sin parar para intentar echar en sus carritos alimentos o productos de aseo. No hay plataforma que soporte esa demanda.
Pero, en la otra orilla, en la que debe sustentar esas tiendas virtuales en cuanto a abastecimiento, también existen obstáculos, sobre todo la falta de mercancías para responder a las solicitudes.
Se deduce, porque si en las tiendas que no son virtuales no abundan los productos y sí las colas, es de suponer que igual suceda en sus homólogas del mundo virtual.
Sería muy bueno que nos explicaran estas cosas con datos, costos, y no dejarlas solo a la suposición, a las deducciones. Explicar las razones de por qué las compras en línea funcionan mal aclararía a todos y pondría en su lugar las cosas, ayudando a que los estados de opinión se sustenten en criterios fundamentados.
Incluso, trabajadores no estatales que también concretan su negocio mediante el comercio electrónico, igual han comentado que les es imposible satisfacer a todos los clientes porque no les alcanzan las existencias, aun cuando sus ofertas, ya sea de productos del agro o alimentos ya elaborados, tengan precios bastante altos.
Si en las tiendas virtuales no hay mercancías suficientes, informarlo por las claras; si a ello se suman ineficiencias subjetivas, además de carencias tecnológicas, decirlo igual; y si, como se comenta en algunos espacios digitales, también hay quienes andan lucrando con esta alternativa, pues investigarlo y darlo a conocer.
Poner los puntos sobre las íes, con la transparencia que caracteriza a los servidores públicos en esta Isla, y de esa forma, hacer uso también del gobierno electrónico y sus potencialidades.
Porque aunque cada ministerio y organismo cuenta con una página web, eso no implica que cada uno haga uso de esa alternativa en toda su riqueza. Si la mayoría de esos sitios digitales repiten las mismas informaciones y mensajes que se dan a conocer por la prensa nacional, poco ganamos.
Publicar en función de la identidad de cada cual y su misión social y, sobre todo, responder sin demora a las inquietudes de la población a la que se deben, es una de las posibilidades de ese gobierno electrónico.
Si se explican con claridad todos los motivos relacionados con los tropiezos actuales en las tiendas virtuales, si de todas formas es imposible responder a la demanda; disponiendo de la información necesaria, al menos las expectativas podrían ajustarse mejor a la realidad —que en su generalidad es conocida— y así disminuirían las angustias asociadas a esos combos incapturables.
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