Otro 14 de febrero sin Vuelta a Cuba
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Este 14 de febrero de 2013 no habrá Vuelta Ciclística a Cuba por tercer año consecutivo. Y la noticia, aunque conocida de antemano, no dejó de sacudir a la familia de la disciplina, que desde el retorno del clásico del pedal en el 2000 había estabilizado sus andanzas de febrero con un certamen trascendente más allá de lo deportivo.
Desde su creación en 1964, la Vuelta se convirtió en una de las fiestas socioculturales más esperadas en toda la nación. Sus interrupciones en 1970, 1975, 1982, y de 1991 a 1999, fueron motivadas por causas económicas como la zafra de los 10 millones y el período especial, así como la realización de eventos deportivos de gran trascendencia como Juegos Panamericanos y los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
La cancelación de ahora vuelve a tener casi los mismos argumentos del 2011 y 2012: El INDER trata de priorizar la organización de lides internacionales con el menor gasto posible, en medio de un reordenamiento del plan de competencias. Sin embargo, esta explicación pudiera hacerse extensiva en el tiempo si no aparecen soluciones e ideas creadoras para inyectarla a una justa imprescindible deportiva y socialmente.
Para que “no se vaya a bolina”, como diría un refrán popular, muchas ideas tendrán que florecer desde ahora —no esperar a febrero del 2014—, en función no solo de recobrar el espectáculo de esta caravana, sino de hacerlo con el menor gasto posible y la mayor calidad.
Evidentemente no podrán ser casi 200 personas (entre ciclistas, entrenadores, mécanicos, comisarios, personal de apoyo, periodistas y federativos) de provincia en provincia, con salida en Baracoa para 13 días de intenso pedalero con cierre en el tradicional Prado de La Habana.
Urge buscar alianzas con las principales empresas de cada territorio y el país para auspiciar el certamen, a partir de lo que representa para el pueblo. Se impone dejar el recorrido en entre 8 y 9 días, aunque algunas provincias dejen de recibir la Vuelta un año para acogerla al siguiente.
Las tendencias mundiales en este tipo de evento son desarrollarlos en poco tiempo y cada vez con una mayor calidad y organización. Recuperar nuestro giro debe pasar por esos conceptos, incluso con la ventaja de que los pedalistas foráneos siempre han pagado sus boletos (algo inusual en el ciclismo), y solo hospedaje y alimentación corren por la organización del evento.
Aunque ha surgido una variante local este 2013 para suplir la falta de la Vuelta — carreras locales por etapas en Cienfuegos y Sancti Spíritus—, lo cierto es que el incentivo competitivo será muy bajo, no hay confirmada presencia internacional e incluso el pueblo, ese que esperaba al borde de la carretera, en el portal de su casa o en la guardarraya la caravana multicolor, puede no sentir como suya esa lid, tal y como ocurrió ya el pasado año.
Lo alcanzado en esta última década por el ciclismo cubano: campeones mundiales y la primera presea olímpica, entre otros resultados relevantes, son también frutos de la Vuelta Ciclística a Cuba, esa que nació en 1964 y no debemos dejar morir, por la felicidad de millones de personas, quienes ahora mismo acompañan su dolor con propuestas concretas para revitalizar lo que llegó a ser una de las 10 mejores competencias de ciclismo, por etapas, del mundo, a mediados de la década del 80 del siglo pasado.
Este 14 de febrero de 2013 no habrá Vuelta Ciclística a Cuba por tercer año consecutivo. Pero se extraña, se añora, se desea, como el enamorado a su novia más querida.
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