Sauto: Un teatro de grandes sucesos

Sauto: Un teatro de grandes sucesos
Fecha de publicación: 
25 Noviembre 2019
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Cuando en 1863 el boticario Ambrosio Sauto financiara el proyecto, dejaba su nombre escrito en la memoria de los matanceros y de todo el mundo. En aquel momento, el nombrado Teatro Esteban abría puertas a los grandes sucesos culturales de una sociedad esclavista, plena de clases sociales y estratos económicos.

«Los negros y los blancos pobres estaban destinados a la llamada cazuela; los blancos ricos, en los balcones y la platea». En medio de esta primera ilusión contaron muchas diferencias, pero la apertura del recinto teatral se hizo conocer en breve por la hermosura de su estilo neoclásico y la excelente acústica. Muchos artistas de talla nacional e internacional querían acudir a este acontecimiento primigenio.
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Luego de casi 15 años de clausura y restauración, otro suceso en el siglo XXI: la gran esperada reapertura. El teatro Sauto reabre sus puertas al público el 12 de octubre de 2019, el mismo día en que se celebra el aniversario 326 de la fundación de Matanzas.

Desde la misma gala de reapertura, el buen gusto de los matanceros, ese pueblo que Fidel caracterizara como culto, laborioso y revolucionario, trajo al teatro al emblemático Coro de Cámara de Matanzas, dirigido por el maestro José Antonio Méndez; la joven soprano, Lucelsy Fernández, quien cantara por primera vez dentro de su carrera lírica en el coliseo, y una hermosa suite sinfónica, compuesta por la maestra Hilda Elvira Santiago. El guion y la dirección artística de la gala estuvieron a cargo de Rubén Darío Salazar, director de la Compañía de Teatro de Las Estaciones y del Guiñol Nacional. Y para muchos, entre ellos Elvira, que compuso la suite sinfónica El alma de la ciudad, especialmente para la gala de reapertura, fue una noche de primicias:

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«Esta es mi primera pieza sinfónica. Es casi una obra programática, le pedí a Rubén Darío Salazar que escribiera un guion para poder inspirarme. Es una música que cuenta una historia.

«El director artístico de la gala pidió que lo hiciera en cuatro partes. La primera parte es Matanzas sin teatro, o que quiere un teatro. Matanzas tiene una ilusión. Es una parte sencilla, con el ambiente de la época. Las aspiraciones de muchas gentes que son cultas, o que pretenden serlo. Es una composición de ese pueblo de Matanzas hasta que surge el coliseo. La segunda parte es el teatro, el sueño hecho realidad. La grandilocuencia de ese momento. La tercera parte recuerda al teatro cerrado por 15 años: los fantasmas de tantas personas, compositores y artistas que pasaron por allí, andan por los pasillos, clamando por su vuelta, donde se invocan dioses yorubas en Matanzas para que el teatro reabra. La cuarta es el teatro abierto».

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Una joven artista, la soprano Lucelsy Fernández Oliva, quien canta ese día fragmentos de la zarzuela Cecilia Valdés, acompañada por solistas líricos de Matanzas y la Orquesta Sinfónica de la ciudad, tuvo también aquella noche una primera vez:

«Cantar frente al auditorio del Sauto fue una emoción muy grande, una sensación maravillosa. Sentía que el público me abrazaba en cada nota y que la orquesta se mimetizaba conmigo. Sentía que mi voz no salía de mí, sino que se me escapaba hasta el último balcón y regresaba convertida en aplausos. Contar con el Sauto en mi naciente carrera como soprano es excelente. Es la primera vez que canto como soprano solista ahí. Sentí una acústica espectacular, la voz camina mucho, bien colocada, en su zona de resonancia. Es un cañón de sonido». 

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Con la misma luz que atrae al talento de la ciudad fue honrado el Sauto, al recibir al Ballet Nacional de Cuba (BNC) en su primera función después de la reapertura.

La triste noticia del fallecimiento de la prima ballerina assoluta, Alicia Alonso, dos días antes de la presentación del Ballet, ensombreció el ánimo del público matancero por la pérdida de esta primera figura de la cultura cubana. Pero la presentación se convertiría entonces en el primer homenaje post mortem que rindiera la compañía a su fundadora y directora general. Viengsay Valdés, subdirectora artística del BNC, expresó minutos antes de la función, el 18 de octubre: «Tras la noticia no hubo tiempo para llorar, pero sí para hacer algo que ella nos enseñó, y eso simplemente es: bailar. Bailar con el corazón».

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Catalogado por expertos como el mejor teatro de su tipo en Cuba, sigue siendo el Sauto (Monumento Nacional) una joya de los matanceros. Otro de los momentos acogidos con mucho cariño fue la presentación de Ivette Cepeda, primer concierto de una solista.

Quienes asistieron pudieron escuchar, de boca de la cantante, su anécdota sobre la frustración de su concierto previo en el recinto, hace 11 años, cuando la lluvia y su efecto sobre el deterioro del edificio impidieron su actuación allí. Regresó para cumplir su sueño de cantar.

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La lista de figuras en programa está colmada hasta el cierre de año y las filas para comprar las entradas no declinan para disfrutar de artistas como Descemer Bueno, Aurora Basnuevo y Mario Limonta, la compañía Acosta Dance, la Seña del Humor, Susana Pous y Danza Espiral. El alma de la ciudad ya vive el siglo XXI a plenitud. Matanzas, que este año cumplió 326 años, ha recuperado varios espacios culturales, entre ellos la Casa del Danzón, la Sala White, el Paseo de Narváez y su teatro Sauto.

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