Nebulosa haitiana

De los graves problemas que enfrenta el mundo, el haitiano es uno de los que se presentan con más difícil solución, siempre por la injerencia imperialista latente para evitar que el hermano pueblo encuentre el derrotero que lo lleve a vivir la vida prospera e independiente que merece.

Así ha sido a lo largo de la historia de la segunda república en el mundo que proclamó la democracia y la primera república negra de la historia.

Mientras escribimos estas líneas, centenares de policías se enfrentan a grupos calificados de delincuentes -no todos lo son-  han llegado a ocupar hasta el 80% de Puerto Príncipe, la capital, y afirman que se opondrán a cualquier ejército extranjero que intervenga para supuestamente arreglar la caótica situación.

Ahora los esfuerzos militares están dirigidos principalmente contra una alianza de nueve bandas, la llamada "Familia G9 y Aliados", dirigida por Jimmy Héritier, apodado "Barbecue", antiguo oficial de policía.

Se exigió, y se logró, que el primer ministro interino, Ariel Henry- refugiado en la todavía colonia norteamericana de Puerto Rico renunciara, aunque dijo que lo haría oficial cuando se integre un anunciado gobierno provisional, que ya los grupos opositores adelantaron que no aceptarán, porque, consideran, será otra marioneta de Estados Unidos.

Tras el todavía no aclarado asesinato del presidente Jovenel Moise, Henry salíó a la palestra, con todo el apoyo del gobierno norteamericano que buscó la colaboración de Canadá y Francia para fortalecer un ejército que el Imperio pudiera controlar.

Esto no logró su cometido total, porque soldados y policías llegaron a amotinarse y pasar a integrar grupos paramilitares, todo lo cual, por muy buenas intenciones que se tenga, devino en anarquía, con el incendio de barrios enteros la muerte de inocentes y el éxodo de decenas de miles de haitianos que eran rechazados en cualquier lugar al que se dirigieran.

Estados Unidos destinó unos 300 millones de dólares para que Kenia enviara mil efectivos policiales, que aún no han salido del país africano, mientras se anunciaba que la ONU enviaría ayuda humanitaria, que también ha brillado por su ausencia.

Lo paradójico es que la mayor parte de las armas en poder de las bandas irregulares han sido contrabandeadas desde Estados Unidos, y pienso que en ello está inmerso el pensamiento racista de que el mejor negro es el negro muerto, al estilo de lo que hace Israel en sus genocidios contra los palestinos.

ANTECEDENTES

La actual insurrección popular haitiana se desarrolló desde el 2022, en la continuación de un ciclo de resistencia que comenzó en el 2016 en respuesta a una crisis social surgida y encrustada por los golpes de Estado de 1991 y el 2004, el terremoto del 2010 y el huracán Matthew del 2016.

Durante más de un siglo, cualquier intento del pueblo haitiano de salir del sistema neocolonial impuesto por la ocupación militar estadounidense (1915-34) ha sido respondido con intervenciones castrenses y económicas para preservarlo.

Las estructuras de dominación y explotación establecidas por ese sistema han empobrecido al pueblo haitiano: la mayor parte de la población no tiene acceso a agua potable, atención sanitaria, educación o vivienda digna. De los 11,4 millones de habitantes de Haití, 4,6 millones sufren inseguridad alimentaria y el 70% están desempleados.
La palabra del creole haitiano dechoukaj o ‘arrancar’ —que se utilizó por primera vez en los movimientos por la democracia de 1986 que lucharon contra la dictadura respaldada por Estados Unidos— ha pasado a definir las protestas actuales.

La gobernanza que ha regido estos años, dirigido por  Henry -también presidente en funciones- subió los precios del combustible durante esta crisis, lo que provocó la protesta  de los sindicatos y profundizó el descontento.
Henry fue instalado en su puesto en el 2021 por el “Grupo Central” (formado por seis países y liderado por Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y la Organización de Estados Americanos), tras el asesinato del impopular presidente Jovenel Moise.

Aunque todavía no se ha resuelto, está claro que Moise fue asesinado por una conspiración en la que participaron el partido en el poder, bandas de narcotraficantes, mercenarios colombianos y los servicios de inteligencia estadounidenses. Helen La Lime, de la ONU, dijo en febrero al Consejo de Seguridad que la investigación nacional al respecto se había estancado, una situación que ha alimentado los rumores y ha exacerbado tanto la sospecha como la desconfianza dentro del país.

CONSIDERACIÓN

La miseria de Haití ha sido ocasionada desde afuera y la intervención de los enemigos de su pueblo ha sido presentada como una mano amiga.

Tarifados que se dicen historiadores atribuyen a la ocupación el mérito de imponer orden en Haití en una época de violencia y golpes de Estado, mientras que otros, honestos, señalan que los estadounidenses aplastaron la disidencia, dispararon contra manifestantes civiles, cometieron ejecuciones extrajudiciales e impusieron la ley marcial durante un largo periodo.

Los primeros citan ganancias tangibles, como hospitales, unos 1 300 kilómetros de carreteras y una administración pública más eficiente, pero los otros señalan que los estadounidenses recurrieron a los trabajos forzados, en los que los soldados ataban a civiles con cuerdas, los obligaban a trabajar sin remuneración y disparaban contra los que intentaban huir.

La expropiación estadounidense de tierras en Haití desencadenó una de las crisis más intrincadas que asolan el hemisferio en la actualidad: la enorme migración de haitianos a países de toda la región.

Nuestro país, que mantiene constante ayuda al pueblo haitiano, ha destacado y subrayado que la nación hermana necesita verdadera y suficiente asistencia y cooperación, para su reconstrucción y progreso, sin injerencias externas que no han sido la solución, sino la causa de sus problemas.