Tarjeta roja del fútbol al Bloqueo de Estados Unidos a Cuba
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La política de bloqueo a Cuba cumple 60 años. Para algunos resulta tedioso hablar del tema por más impedimentos que coloque al desarrollo social y personal. Nos hemos adaptado a convivir con privaciones causadas por una ley de otro país.
El Bloqueo no es un fenómeno inerte. Por desgracia se actualiza y cada vez genera más dolor y daños. Donald Trump, por ejemplo, se encargó se arreciarlo con más de 240 medidas coercitivas, las cuales Joe Biden ha dejado intactas.
Una de esas perjudica directamente al fútbol en la Isla. Cancelar servicios en la Embajada de Estados Unidos en La Habana obliga a técnicos y atletas a trasladarse a terceros países para gestionar visas, lo que genera disímiles dificultades entre las cuales figura el aumento de los gastos.
Realizar las solicitudes de esos trámites con semanas y hasta meses de antelación al viaje, y en cifras de jugadores muy superiores a lo normal para disponer de variantes en caso de lesiones u otros problemas, implica altas erogaciones, estancias en tierras foráneas y sobre todo mucha incertidumbre. Ninguna otra federación se enfrenta a tales circunstancias.
En ocasiones el resultado final es la no asistencia a los eventos, como sucedió durante 2021 con la Copa de Oro de Concacaf. Debates y sanciones al margen, la gran verdad es que los obstáculos del visado, dígase de Estados Unidos, acabaron con los sueños del equipo dirigido por Pablo Elier Sánchez.
Vale recordar que en casos como ese también quedan truncas las esperanzas de los aficionados de ver a su selección en un escenario de lujo y mostrando su crecimiento y reales oportunidades competitivas.
Onel Hernández, estrella de la selección y primer cubano capaz de marcar un gol en la Premier League, derramó lágrimas de impotencia al conocer que no asistirían a esa cita por razones ajenas a su voluntad, tras semanas de duro entrenamiento.
Las entidades del fútbol mundial poseen entre sus estrategias de desarrollo los proyectos financiados por organizaciones internacionales. Uno de esos es One Concacaf, que pretende el crecimiento y la sostenibilidad del deporte de las multitudes en la región.
El apoyo financiero de la Confederación a la Asociación de Fútbol de Cuba no puede transferirse a través de entidades bancarias, de modo que permanecen en las arcas del donante con un esquema limitado para el empleo por parte del beneficiario.
Si creemos que el Bloqueo se circunscribe a entorpecer la vida y el trabajo de los dirigentes y el gobierno en general estamos equivocados. Nuestros jugadores, nuestros niños, nuestros árbitros son víctimas de esta política retrógrada y ampliamente condenada en la Organización de Naciones Unidas.
Está presente en el balón que no llega, en el evento que no se efectúa, en la gira imposible de concretar, en la medicina o recuperante que no está al alcance.
Los jueces y oficiales cubanos que ejercen en torneos internacionales no pueden, usualmente, acceder a los premios y pagos correspondientes. Por culpa del Bloqueo más de 200 mil dólares derivados de su trabajo permanecen congelados en bancos de Estados Unidos, causando perjuicio además a sus familiares.
Esto ha pasado con premios de atletas participantes en las copas de oro. Privados de forma arbitraria e injusta de su dinero, algunos terminaron enrolados en proyectos de salto al profesionalismo imposibles de viabilizar a través de su Asociación. Cítese solamente la Major League Soccer, un circuito cerrado a los cubanos salvo que rompan los vínculos con su país.
El Bloqueo de Estados Unidos a Cuba merece tarjeta roja y la expulsión definitiva del campo de juego.
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