Siria, nueva era con cauteloso optimismo
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Foto: tomada de PL
El derrocamiento del presidente Bashar Al-Assad iniciará una etapa diferente a la anterior y en la que los sirios esperan una mejoría, pero no ocultan su miedo y cautela.
“Nos vendieron” “Nos abandonaron”, gritaban decenas de miles de militares, policías y efectivos de seguridad la noche de la caída de Al-Assad, y todos tiraron sus armas ligeras y pesadas en una escena apocalíptica que muestra su frustración ante la “traición”, y luego miles de armados de la oposición ingresaron en la capital.
El miedo a las formaciones armadas irregulares influyó en que casi un millón de civiles salieran de Damasco hacia la región costera del país o el vecino Líbano.
Sin embargo, esa sensación de temor comenzó a disminuir de forma gradual por el lenguaje tranquilizante de la comandancia de esas facciones al decir que su misión es proteger a los civiles de todas las confesiones.
Prensa Latina recorrió las calles de Damasco y entrevistó a varios de los habitantes de esta capital que, en su mayoría, expresaron esperanza y optimismo en que la nueva etapa sea de bienestar y que haya unidad entre todos los componentes sociales y religiosos de la sociedad.
Algunos no ocultaron su miedo y preocupación respecto al brusco cambio y prefirieron no opinar a la espera de ver cómo sería el próximo gobierno.
En estos momentos, la calma vuelve paulatinamente después de dos días tormentosos con disparos, explosiones y pánico.
Damasco comienza tímidamente a recuperar su normalidad, y Prensa Latina constató la apertura de algunas tiendas y la disminución de tráfico vehicular, mientras las instituciones estatales aún se mantienen sin funcionamiento y los servicios públicos están casi paralizados.
El tema de las agresiones israelíes no es nada nuevo para los sirios, pero esta vez fueron ataques intensos, masivos y globales, y estremecieron todas las provincias con destrozos en las capacidades del ejército, construidas desde la independencia de esta nación en abril 1947.
Siria está hoy ante el desafío de la formación de un gobierno de unidad nacional que sea capaz de curar las cicatrices de 14 años de guerra y reconstruir un país que quedó casi todo destruido.
Y además, sin olvidar el reto de unir a todas las formaciones militares bajo el paraguas de un ejército nacional capaz de encarar la ocupación foránea y preservar la soberanía e integridad nacional.
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