Radio Habana Cuba, crónica de una alumna agradecida (+ Infografía)

Llegamos a Radio Habana Cuba con un enamoramiento tremendo por la radio. Éramos alumnas de segundo año, ya habíamos recibido el primer semestre con el profesor Raúl Garcés y estábamos ansiosas por experimentar en carne propia esa magia que él nos había ido descubriendo con su propia pasión por el medio.

¿Queríamos que nos tocaran las prácticas laborales allí? ¿Hubiéramos preferido Radio Rebelde, la emisora que probablemente más habíamos escuchado hasta ese momento? La verdad, creo que ni siquiera nos planteamos esas preguntas. Solo nos interesaba hacer radio y el profe nos había asegurado que allí era un lugar excelente para realizar ese deseo; más que deseo, avidez.

Y sí, el profe estaba en lo cierto. Fuimos por un mes y nos quedamos más tiempo. Prácticas concentradas y prácticas sistemáticas. Se nos hacía de noche allí y también despertábamos corriendo para el edificio de Infanta. Valía la pena por donde quiera que lo miraras: no importaba quién estuviera de guardia en la redacción, cada uno era una cátedra para las cuatro periodistas en ciernes que éramos. 

También para las mujeres profesionales que comenzábamos a ser encontramos allí los mejores espejos: Bárbara Betancourt o nuestra queridísima tutora Marianela Samper, por solo mencionar algunas de las que hasta hoy me inspiran y me revuelven de sano orgullo con cada disertación que ofrecen de amor por Cuba y por el oficio más hermoso del mundo.

¿Qué fue lo mejor de nuestro paso por Radio Habana Cuba? No sé qué dirían mis colegas y amigas, pero yo, sin dudas: la confianza. Nunca nos guardaron coberturas menores. Nadie nos puso un traspié. Siempre nos esperaba la invitación: vamos, y en muchas ocasiones, la provocación: "dale, hazlo tú".

Allí crecimos. Nos cobijaron las mejores sombras y crecimos empinándonos como si fuera posible alcanzar su estatura. Solo diré otro nombre de los que ya eran inmensos dentro del periodismo cubano: Pedro Martínez Pires. Quizás nunca nos sentimos tan solemnes como cuando nos dio la bienvenida en su oficina, ni tan bien recibidas.

Nuestro reportaje final de la asignatura fue sobre José Martí. En Radio Habana Cuba lo soñamos, lo grabamos, editamos y transmitimos. Allí también encontramos un entrevistado de lujo: Víctor Pérez Galdós. 

No existen las casualidades. Pensar en esa voz de amistad que recorre el mundo es también, por mucho, pensar en Martí. Porque allí vive su humanismo, su ética y su fe infinita "en la utilidad de la virtud".

En este 1 de Mayo, cuando la emisora festeja su 60 aniversario, como alumna-hija agradecida, no puedo menos que seguir mirando al periodismo y a Cuba en aquel espejo y felicitar a Radio Habana Cuba por no perder jamás la brújula de la solidaridad martiana y fidelista.