Piedad Córdoba, una mujer que inspira a millones

Piedad Córdoba ha muerto, dicen medios de comunicación y cuentas en las redes sociales digitales y la noticia corre como pólvora y genera las más disímiles reacciones. Pero la verdad es que así, la luchadora social, la activista, la lideresa de tantos y tantas, la congresista y senadora representante de los que más lo necesitan, se multiplica.

Como “una latinoamericana integral, mujer valiente, un ser humano”, la describió el Comandante eterno Hugo Chávez y prefiero entonces quedarme con esa concepción de su intensa vida, por su entrega a lo que creía y amaba, por su intenso batallar, lo cual la convirtió en una “amenaza” para la ignominia, las injusticias sociales, para la desigualdad, la violencia, el neoliberalismo.

Se erigió entonces como ejemplo, como bandera de dignidad y fuerza, con un espíritu incansable con el cual también acompañó a los procesos más democráticos y progresistas del continente, se alzó por los más desfavorecidos y comprendió que la paz era el camino, y no solo para su Colombia querida, sino para Latinoamérica.

Nuestras más sentidas condolencias a los familiares y amigos de la Senadora Piedad Córdoba, quien durante muchos años trabajó por la Paz en #Colombia y fue una gran amiga de #Cuba. pic.twitter.com/GSj64b2j6B

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) January 20, 2024

Piedad Córdoba fue una mujer golpeada por un época y una sociedad. Luchó toda su vida madura por una sociedad más democrática. Su cuerpo y su mente no resistieron la presión de una sociedad anacrónica, que aplaudía los ajustamientos de jóvenes, que odiaba el dialogo y la paz,…

— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 20, 2024

Fue Piedad la mujer negra que intentaron estigmatizar, denigrar, la voz inclaudicable que quisieron acallar y no pudieron, la que decía lo que pensaba y actuaba en correspondencia con sus principios y valores, la que sentía mucho orgullo de sus orígenes y defendía como nadie a los pueblos indígenas, a los campesinos, los negros, a los “ninguneados” y nunca le faltó tampoco la visión y el empuje para denunciar injusticias cometidas en cualquier lugar del mundo.

Muchos la quisieron muerta - esos que quizás celebren hoy - y otros pensaron que ya lo estaría cuando la inhabilitaron para ejercer de nuevo en la política colombiana; no imaginaron que solo sería una pausa pública para retomar con más energías y sumarse al Pacto Histórico en el afán de sacar de una vez y por todas a su gente de las cenizas y participar del proceso transformador que requerían.

En Cuba la tuvimos muchas veces, esta también fue su casa y la hizo suya, como hizo propia la lucha de cubanos y cubanos por su soberanía e independencia, contra el bloqueo, por los derechos de la mujer y por una sociedad socialista justa, próspera y sostenible. Con Fidel la vimos abrazarse, dialogar, compartir, escucharse y seguramente, aprendieron, gestaron y soñaron juntos, el mundo mejor que creían posible.

Piedad Córdoba estará siempre, porque es y será de las imprescindibles, las que luchan toda la vida y por eso hoy, más que nunca, inspira a millones.