Perfiles olímpicos: Jordan Díaz, ¿irreverente en feudo de gigantes?
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Todavía recuerdo la primera vez que vi a Jordan Díaz bien de cerca en la playa de Bacuranao . Corría el año 2017.
Jordan, imberbe, espigado pero flaco, como una palma real, hacía asaltos y tramos de velocidad en la arena, como parte de su planificación previa al Mundial de atletismo cadete de Nairobi, Kenia.
A la vuelta de unos meses pocos imaginaron que Jordan (23 de febrero del 2001), clavaría sus pinchos a la inalcanzable distancia de 17.30 metros. Y digo inalcanzable no solo porque de manera inobjetable se erigió campeón, sino porque también constituyó la mejor marca absoluta para menores de 18 años, la cual extendería luego hasta impresionantes 17.41.
Ese es Jordan, otro exponente sólido de la escuela cubana de triple salto, uno irreverente y sobre el que muchos entendidos y posibles adversarios tienen posada su mirada de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio.
Y lo digo con semejante propiedad porque el todavía “imberbe” se ha encargado de implantar su ley en cuanto evento se ha presentado, sin importar la categoría en cuestión.
Tras lo acontecido en Nairobi, al año siguiente en Tampere, Finlandia, no dejó chance alguno a sus oponentes, esta vez con estirón de 17.15.
Continuaría llenando la alforja de su palmarés en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, Argentina, donde tándem de 17.14-17.04 le merecieron la gloria en el sui géneris sistema de puntuación establecido, con dos saltos acumulativos en dos fechas diferentes. Llegaría el año 2019 y con este la primera incursión del saltamontes Díaz en un circuito sobre pista cubierta.
La suerte no estuvo del todo consigo, pues Jordan sufrió una lesión muscular que lo privó de continuar con todas las de la ley, su curva progresiva ascendente.
No obstante, dejó su impronta en los Juegos Panamericanos de Lima al culminar en plata (17.38), una competencia que todos recordarán por las gélidas temperaturas imperantes y las condiciones adversas para competir, la cual hicieron manifiestas la casi totalidad de nuestros atletas involucrados, amén del resultado en cuestión.
En ese mismo 2019 tuvo la que hasta ahora considero su mayor prueba de fuego: el mundial absoluto. Enfrentándose con 18 abriles a una serie de variables que generan presión, Jordan se ubicó octavo (17.06 en la final), luego de clasificarse sin mayores contratiempos con 16.93.
Una temporada en la que el 3 de julio en Camagüey clavó sus pinchos a la distancia de 17.49 metros, cota que lo sitúa en la posición 71 del listado universal de todos los tiempos. Además, lo sitúa segundo en el escalafón histórico sub-20, a solo un centímetro de los 17.50 del alemán Volker Mai (17.50), y también a esa mínima distancia, de la decena de triplistas antillanos que han logrado igualar o superar precisamente los respetabilísimos 17.50.
A tal punto de ser la segunda nación con más triplistas por sobre ese registro, únicamente superados por los Estados Unidos (13).
En esa relación de menores de 20 impresionantes, aparecen otros seis saltadores de la Mayor de las Antillas, a razón de:
- Pedro Pérez Dueñas (17.40)
- Ernesto Revé (17.40)
- David Girat (17.31)
- Cristian Nápoles (17.27)
- Lázaro Martínez (17.24)
- Yoelbi Quesada (17.23).
Los argumentos de Jordan
Radiografiando a Jordan encontramos que tiene características peculiares, que quizás distan un poco de los mejores triplistas de la última década.
Supera los 1.90 metros de estatura, su carrera de impulso en consonancia con su talla no es muy veloz, pero pese a su corta edad es muy preciso en su secuencia de salto. Digo esto porque pocas veces lo he visto cometer fouls en eventos oficiales.
De ahí que, a sus 17 pasos de carrera de impulso, le imprime precisión a la hora de despegar en la tabla y, pese a que aún le resta mucho por mejorar o crecer, su secuencia de brinco-paso-vuelo, al decir de los entendidos es bastante coordinada en cada uno de los elementos que la componen.
Esencialmente aquellos relacionados con el ángulo de las piernas en el denominado péndulo, la coordinación con los brazos, la fuerza que le debe imprimir a cada paso y el vuelo final.
Justo en el componente fuerza quisiera detenerme. No solo por el hecho de que precisamente eso hacía Jordan en Bacuranao la primera vez que lo tuve cerca, sino también por el hecho de que, siendo aún un atleta que no ha alcanzado su máximo desarrollo físico, este revierte aún mayor interés dentro de la planificación de su entrenamiento.
Hablamos del fortalecimiento y rehabilitación de aquellos planos musculares más involucrados en su mecánica de salto, y los otros que complementan a estos primeros, como parte de su planificación.
A esto, en aras de que llegue a tierras del Sol Naciente en forma óptima, hay que adicionarle el modelaje de sus capacidades volitivas y cuestiones relacionadas con el componente psicológico, algo que a los 20 años de edad, se torna bien difícil para cualquier atleta.
Si a eso adicionamos que constituirá ese su estreno en citas bajo los cinco aros…
Todo ese engranaje deberá tenerlo bien ajustado, así como el trabajo que calzan entrenador, médico-fisioterapeuta y psicólogo. Créanme que si “todos los astros” se alinean, y Jordan materializa su mejor condición en el lugar y momento indicado, será un hueso bien duro de roer. Un verdadero “imberbe” irreverente en feudo de gigantes.
A continuación, cerramos con el listado de triplistas cubanos capaces de superar los 17.50 metros:
- Pedro Pablo Pichardo (18.08 metros-5to de todos los tiempos).
- Yoelbi Quesada (17.85-lugar 15).
- Aliécer Urrutia (17.70-27).
- Alexis Copello (17.68-29).
- Yoandri Betanzos (17.65-34).
- David Girat (17.62-39).
- Ernesto Revé (17.58-47).
- Lázaro Betancourt (17.57-51).
- Osniel Tosca (17.52-67).
- Alexander Martínez (17.51-68).
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