Paneles solares en el espacio: ¿Ciencia ficción?
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Una ilustración simulada de los paneles solares en el espacio ANSA
El despliegue de paneles solares en el espacio podría aliviar la necesidad energética de Europa, reduciendo la necesidad de sistemas eólicos y fotovoltaicos terrestres en un 80 %, lo que se traduciría en un ahorro de más de 35 000 millones de euros al año.
Un verdadero avance en la carrera por alcanzar cero emisiones netas para 2050, según indica un estudio publicado en la revista Joule por el King's College de Londres.
"En el espacio, es potencialmente posible colocar los paneles solares de forma que siempre estén orientados hacia el sol, lo que significa que la producción de energía puede ser prácticamente continua en comparación con el patrón diario en la Tierra.
Y al estar en el espacio, la radiación solar es mayor que en la superficie terrestre", señala el ingeniero Wei He.
La idea se propuso originalmente en 1968, pero hasta hace poco parecía tecnológica y económicamente inviable.
Actualmente, se está explorando la energía solar espacial en China, India, Japón, Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido.
Los paneles solares espaciales funcionarían de forma similar a los satélites de comunicaciones: orbitarían la Tierra, rotando para captar óptimamente los rayos solares y transmitiendo energía a estaciones receptoras en la Tierra en forma de microondas, que luego podrían convertirse en electricidad e incorporarse a la infraestructura de la red eléctrica existente.
Para evaluar si la energía solar espacial podría contribuir a alcanzar el objetivo europeo de cero emisiones netas, los investigadores utilizaron modelos de la red eléctrica europea hasta 2050, estimando los costes anuales potenciales y el potencial de aprovechamiento de las tecnologías que la NASA está desarrollando para la generación de energía solar.
Los resultados sugieren que la energía solar espacial podría reducir las necesidades de energía renovable terrestre hasta en un 80 % y disminuir la necesidad de baterías de almacenamiento de energía en más de dos tercios.
También podría reducir los costes en todo el sistema energético europeo hasta en un 15 %, incluyendo los costes de generación, almacenamiento e infraestructura de la red, con un ahorro estimado de 35 900 millones de euros al año.
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