OPINIÓN: El terremoto de Xavi
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Nada acaparó más titulares este fin de semana que el anuncio de Xavi Hernández de que abandonará el banquillo del club español Barcelona al final de temporada.
No es que sorprendiera el hecho por los resultados, que ciertamente no acompañan para nada al técnico, pero hacerlo en medio de la campaña, cuando todavía le queda una eliminatoria crucial en la Liga de Campeones del fútbol europeo, es ciertamente llamativo.
Al asumir el cargo hace un par de años los fanáticos culés, y me atrevería a decir que él mismo también, pensaron en la repetición de la historia de Josep Guardiola, que sin experiencia al máximo nivel tomó las riendas del plantel catalán y lo llevó a niveles de excelencia.
Pero bueno, Guardiola tenía bajo su mando el mejor centro del campo de la historia, con el propio Xavi junto a Andrés Iniesta, Lionel Messi y Sergio Busquets, mientras que cuando el de Terrasa asumió el puesto lo primero que debió hacer fue aprender a sobrevivir sin el astro argentino.
Hay que reconocer que fue un paso valiente, porque el equipo no estaba en buen momento, y ahora también el preparador da muestras de su barcelonismo al asumir todas las culpas y de alguna manera incluso liberar al presidente Joan Laporta de tener que despedirlo.
No obstante, es una jugada inteligente desde cierto punto de vista, porque ya no tiene nada que perder y si por alguna milagrosa razón levanta boga, se iría por la puerta grande, y de paso se ahorraría las críticas feroces que ha recibido hasta ahora porque supuestamente ya con su dimisón sobre la mesa serán mucho menores los ataques a su figura.
Esto último tiene buena parte de responsabilidad en su decisión, porque según confesó le han solido mucho las ofensas recibidas en el propio seno del club.
Lo cierto es que bajo su mando el Barcelona no ha jugado a nada, ganó la pasada Liga más por demérito del Real Madrid que por mérito propio, y sucumbió no solo en la Liga de Campeones, sino en la Liga Europa, adonde tuvo que recalar por no sobrevivir ni siquiera a la fase de grupos de la Champions.
Este año lo logró, y entonces tira la toalla antes de plantar batalla al Nápoles, que no está nada bien, pero como a los catalanes este año les puede ganar cualquiera, deben estar festejando.
No sé si busca que lo destituyan antes de tiempo, pero esta movida deja muy tocado al once blaugrana, por si ya tuviera poco con la profunda crisis económica que vive y el escándalo Negreira revoloteando a sus alrededores.
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