Imaginen un intervalo de tiempo de 43.89 segundos. Eso es aproximadamente lo que necesitó el bahamés Steven Gardiner (43.85) para colgarse el oro en los 400 metros de los Juegos Olímpicos de Tokio y compartir el liderazgo de la temporada con el estadounidense Randolph Ross.

Esos 43.89 segundos necesitaron nuestras portentosas canoístas Yarisleidis Cirilo-Katherine Nuevo, para colgarse plata en las gélidas aguas mundialistas de Copenhague, su segundo metal del certamen, ahora en 200 metros, y a solo una centésima de las españolas Patricia Coco-María Corbera.

Una centésima, algo así como un pestañeo, pero eso no les impidió acariciar la gloria, pues con apenas 19 y 18 años las nuestras se convierten en doble medallistas del orbe, primera embarcación femenina en la historia en materializarlo y además lanzan candidatura, de mantener una curva de rendimiento ascendente, al podio de premiaciones bajo los cinco aros en París 2024.

A nivel de escuadra, Cuba también protagonizó uno de sus mejores performances, pues a las dos preseas de Cirilo-Nuevo se adiciona el bronce de nuestros incombustibles Serguey Torres-Fernando Dayán Jorge en el C-2 a 1 000 metros, su cuarta presea en línea en estas lides, algo inalcanzable para ninguna otra tripulación, y con lo que Cuba se situó en el puesto 16 del medallero liderado por la potente Hungría (6-8-4), aupada fundamentalmente por el dominio de sus kayacistas.

Con anterioridad la Mayor de las Antillas había conseguido tres metales en las ediciones de 2001, 2002, y 2005, cuando Ibrahim Rojas, Ledy Frank Balceiro, Leobaldo Pereira y compaía, se batían de tú por tú con cualquiera.

Mirada interior

Pero no solo se trata de las preseas. En aguas danesas también hay que ponderar el séptimo puesto de José Ramón Pelier en el C-1 a 1 000 metros (3:58.29 minutos), su noveno en la final de los 500-1:50.57, ratificándose en la élite de la canoa individual; como también lo hizo Fernando Dayán en el C-1 a 5 000 donde recaló octavo (24:28.92), una prueba que se desarrolla para modelar capacidades como la resistencia a la fuerza, amén de no formar parte del programa oficial de eventos múltiples.

Y si de capacidades y forma deportiva, ese extra tan necesario, se trata, hay que ponderar la fortaleza de la guantanamera Cirilo, quien remó en siete regatas, sumando a sus dos preseas a dúo con Nuevo, sus respectivos noveno (48.85 segundos) y décimo (28:56.49 minutos) escaños en el C-1 a 200 y cinco kilómetros.

Lo cual hace pensar que la niña pródiga del Guaso pinta como verdadera todoterreno, pues también funge como stroke o proa de la tripulación del C-2.

Semejantes rendimientos, sumados a los performances patentados durante todo el 2021 en las paradas de Copas del Mundo de Poznan y Barnaul, además de los rendimientos en la capital nipona, hace pensar que el canotaje se proyecta como una de las disciplinas de mayor solidez de cara a la cita parisina, además de poseer un relevo generacional bien sólido, pues a excepción de Serguey (34 abriles), ninguno de los restantes piragüistas de nuestra exitosa armada supera los 23 años.

Técnicamente habrá que pulir muchas cuestiones en aras de sostener ese crecimiento, acompañado de un despliegue táctico para enfrentar regatas en extremo difíciles, y seguir fortaleciendo el componente psicológico, que, tras esta demostración mundialista, debe estar por las nubes en materia de autoconfianza y predisposición a escenarios de máxima tensión.

El aspecto físico y la ampliación o aumento de las capacidades que actualmente poseen, deben ir a la par de las cuestiones antes esgrimidas.

Si todo se conjuga y empasta como lo proyecten los colectivos técnicos, París debe dar mucha luz al canotaje antillano, que de paso se reafirmó en el escaño 29 del medallero histórico de estas justas (3-10-10), entre un total de 46 naciones con al menos un metal. Además, somos los segundos a este lado del Atlántico en cuanto al total de preseas, únicamente superados por Canadá (32-22-24), y gracias a la compilación estadística del Team Vívela.

La voz de la experiencia en primer plano

En ocasiones, contactar con nuestros deportistas para conocer impresiones de primera mano se torna muy difícil. La vorágine que enfrentan en esos escenarios, además del desgaste posterior a las competencias atentan contra esa comunicación fluida.

Por eso cada vez que logramos ese acercamiento los lectores y en particular este cronista, se muestran sumamente agradecido con los protagonistas de estas historias. En esta ocasión, el experimentado Serguey Torres Madrigal ofreció declaraciones exclusivas a CubaSí, parte de una entrevista que a su regreso a Cuba les brindaremos completamente…

“…No te preocupes que en cuanto me logre sentar te voy a responder todo. Ahora estoy llegando al aeropuerto de Copenhague…”

¿Cómo valoras las regatas, tanto las de 1 000 metros como las de 500?

“Primero que todo creo que debemos sacar lo positivo de este evento. Sabíamos qué podíamos esperar después de haber hecho una parada y luego de terminar en Tokio, pero siempre con la convicción y el deseo de traer más medallas a Cuba. En este caso nos tocó el bronce, pero igualmente feliz de aportar más al medallero en mundiales.

El 500 metros es una distancia nueva que exige otro tipo de entrenamiento y de estructura de competencias, por eso lo principal era identificar las debilidades para trabajar en ellas”.

¿Cómo se comportó la arrancada y transición al ritmo, especialmente en los 500 dónde el margen de recuperación es menor?

“La arrancada no fue la mejor de nuestro bote, a pesar que forzamos nuestros cuerpos al máximo. Siguen existiendo deudas que en este deporte no se pueden tener a la hora de competir al más alto nivel.

Debemos seguir mejorando la fuerza y la eficiencia de la remada ahora más que nunca en una distancia más corta, y en la cual cualquier titubeo o desliz te pasa factura, pues luego cuesta muchísimo o es prácticamente imposible reponerse”.

Tras los Juegos Olímpicos, ¿cómo manejaron la cuestión de las cargas para preservar la forma competitiva?

“Luego de terminar en Tokio tratamos de mantenernos activos pero hubo días en los que fue inevitable parar por completo como en la cuarentena. Aun así, intentamos sobreponernos al déficit, y retomar los niveles competitivos lo más rápido posible, pues sabíamos la cercanía del evento. En definitiva, tenemos que reconocer que no logramos llegar a esa forma deseada”.

¿Cuánto les afectó el arribo tardío de los remos a Copenhague?

“Los remos llegaron par de días después producto de que no llegaron en el vuelo con nosotros, pero tratamos de mantenemos haciendo trabajos en tierra mientras tanto, aunque no es para nada lo mismo. Sin afán de justificar nada, dos días menos de práctica en el agua previos a un certamen de semejante envergadura, pueden pasar factura…”

¿Cómo asumen la condición de ser la única dupla en la historia de la canoa capaz de eslabonar una cadena de cuatro preseas Mundiales en línea?

“Feliz. De hecho no tenía conocimiento al respecto de ese dato, pero sin duda es algo por lo que hemos venido trabajando muy duro, no solo nosotros en el bote... sino también muchas personas que, aunque de manera invisible también están presente en cada paletada. A todos y cada uno les estamos sumamente agradecidos”.

“Luego termino, casi tenemos que salir para Cuba… Esas fueron sus últimas palabras, creo que en poco más de 43.89 segundos nos develó algunos detalles mundialistas. Por ahora felices todos los amantes del canotaje y el deporte cubano. Otros pormenores, además de una conversación con Yarisleidis Cirilo, espérelas en próximas entregas.