Mayor presencia de productos en agromercados habaneros arrendados por cooperativas
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Foto: ACN.
Las medidas adoptadas por el Estado en beneficio de los productores empiezan a tener en la capital sus primeros frutos, evidenciado en la mejoría de algunos surtidos, su calidad y en los suministros estables y en aumento provenientes de cooperativas de créditos y servicios (CCS) y de producción agropecuaria (CPA) de Artemisa y Mayabeque, fundamentalmente.
Un recorrido por agromercados arrendados o atendidos directamente por esas formas de gestión, en los municipios de Marianao, Playa, Plaza de la Revolución y Centro Habana, permitió constatar tales avances, discretos y muy distantes todavía en cuanto al reclamo popular de que bajen los precios, no obstante de que en esos establecimientos estén por debajo de los de oferta y demanda o de vendedores particulares.
En el de 51 entre 110 y 112, en Marianao, conocido por El Puente, Edys Arritola Rodríguez, representante allí de la CCS Primero de Mayo, de Güira de Melena, explicó a la ACN que con medidas como el incremento de los precios de las ventas al Estado los campesinos y cooperativistas se han visto estimulados a sembrar cultivos que casi habían abandonado.
Por ejemplo, así sucede -dijo- con el quimbombó, el cebollino y la calabaza, los cuales hace pocos meses se sumaron al listado de viandas, hortalizas y frutales que ofertamos, aun cuando consideramos que los suministros desde el campo pueden aumentar si se nos apoya con semillas y fertilizantes.
Para José Ortíz Infante y Emérito González González, residentes en el mencionado municipio habanero, es justo que sea el productor quien gane más y no con sus precios abusivos los intermediarios o particulares, sobre quienes debe haber cierto control por las autoridades locales pues hemos sido testigos de que persisten violaciones de las regulaciones establecidas.
En el mercado de 19 y 48, su jefe de almacén, Guillermo Reytol Pérez, explicó a la prensa que cada martes y viernes el establecimiento es surtido por la CCS Frank País, de Güira de Melena, con un promedio de 12 a 14 productos, que antes de ser puestos a la venta se benefician o limpian y de acuerdo con su calidad o categoría se les pone el precio correspondiente.
Si el gobierno les ha dado a los productores facilidades en el riego de los cultivos y en la reducción del precio del consumo eléctrico, entre otros beneficios, no entiendo por qué sigue excedido el precio de alimentos tan demandados como la malanga, a 25 pesos la libra, se preguntó Carmen Oliva Agüero, asidua cliente del agromercado de 7ma. C, entre 46 y 48, de Playa, sin dejar de elogiar el trato personalizado de sus trabajadores.
El representante de la cooperativa de créditos y servicios Osvaldo Díaz, de Güira de Melena, explicó que aun así hay cierta mejora en los suministros pues renglones como la misma malanga, el boniato y la yuca estaban perdidos y hoy se pueden comprar allí, como también conservas de la mini industria, no así el frijol, desaparecido desde hace dos años en esa unidad.
En el agromercado de Belascoaín y San José, en Centro Habana, arrendado por la CCS René O Reinier, de San José de las Lajas, el administrador del establecimiento, Pedro Montener Ramírez, destacó que con los estimulantes precios de venta al Estado los productores se han sentido motivados a producir más en beneficio del pueblo, y eso empieza a palparse en la tarima.
Durante la semana reciben dos o tres veces “de todo lo que tenga la CCS”, y muestra de cuán estable y variado es el suministro se palpa en la gran cantidad de público que a diario concurre allí.
En un aparte con los medios locales, Juan Guerra Gómez, funcionario de la dirección nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, señaló que de manera diferenciada hay cierta presencia de vegetales, viandas y frutales en los establecimientos de La Habana atendidos por las cooperativas de la propia capital y de Artemisa y Mayabeque.
Destacó la labor que realizan de conjunto estos colectivos con los trabajadores de esas unidades comercializadoras, que a su vez pertenecen a la propia cooperativa arrendadora y a la ANAP, organización consciente de que los productos y servicios destinados a la población siempre están susceptibles de ser mejorados.
Un segundo elemento de importancia, subrayó, es la disponibilidad de los alimentos que se ofertan y, en correspondencia con su calidad, el cumplimiento de los precios establecidos, sobre los cuales las CCS como las administracionesde los establecimientos tienen una actualización permanente.
Guerra Gómez señaló que atendiendo a cuán insuficiente es la presencia en la tarima de frutales, granos y otros renglones, las cooperativas están llamadas a incrementar y diversificar las siembras de estos cultivos.
También el mejoramiento de las unidades, de su estado constructivo, pintura e higiene es de las tareas inmediatas a ejecutar, manifestó finalmente.
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